Informe: Ciudades en pandemia, un año después

Un año de crisis sanitaria, un año de oportunidades perdidas para reinventar las ciudades

19-05-2021

  • Greenpeace ha evaluado las medidas de movilidad y alimentación implantadas a lo largo del pasado año durante el confinamiento y la desescalada 
  • Aunque se han multiplicado las medidas para recuperar el espacio público, como las ampliaciones de aceras, las calles peatonalizadas los festivos prácticamente han desaparecido 
  • Políticas alimentarias insuficientes y en muchos casos con retrocesos, como los menús de comida basura para familias vulnerables de Madrid 
  • La transformación de las ciudades españolas no ha sido suficientemente relevante comparada con otras capitales, como París, Bruselas o Milán

¿Cómo han evolucionado las ciudades en movilidad y alimentación tras un año de pandemia? Greenpeace ha respondido a esta pregunta en el análisis Ciudades en pandemia, un año después que presenta hoy. La organización califica este año de oportunidad perdida para mejorar las ciudades tras el confinamiento, aunque valora la ambición de aquellos ayuntamientos que han aprovechado este periodo para impulsar cambios como peatonalizaciones permanentes, nuevos carriles para bicicletas o transporte público o para fomentar los huertos urbanos y la venta de productos agroecológicos.

“Las ciudades tienen muchos puntos débiles que nos afectan diariamente y que se han evidenciado durante la pandemia. Quizá este último año hayamos podido apreciar más el hecho de contar con parques, avenidas o aceras de anchura suficiente para caminar de forma segura o la garantía de que íbamos a tener alimentos que poder comprar”, ha declarado Alba García, responsable de la campaña de Ciudades de Greenpeace: “Sin embargo, la mayoría de ayuntamientos siguen sin apostar por la ampliación del espacio público en detrimento del coche o por aumentar la capacidad de autoabastecimiento de las ciudades o de sus redes de producción sostenible más próximas”.

Hace casi un año, Greenpeace publicó el informe Las ciudades en un mundo post-covid, que ponía de manifiesto las oportunidades que estaban surgiendo para transformar las ciudades para las personas y las medidas necesarias para ello. Sin embargo, la transformación de las ciudades en España no ha sido suficientemente relevante comparado con lo que han experimentado otras capitales, como París, Bruselas o Milán.

Hay ejemplos positivos de transformaciones que se han ido sucediendo tímidamente y sin mucho acompañamiento de otras ciudades, como el de Valencia en espacio público, pero también hay ayuntamientos que han dado graves pasos atrás -es el caso de Madrid o Vigo en espacio público o de Madrid con respecto a los menús para familias vulnerables- que suponen un obstáculo para que las ciudades del futuro afronten la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad desde la resiliencia.

Para este estudio, Greenpeace se ha centrado en dos aspectos en concreto: la movilidad, que ha sido la actividad más restringida por el coronavirus, yla alimentación, un aspecto clave para afrontar una pandemia mundial. Para ello, la organización ecologista ha analizado las medidas implementadas en cinco ciudades (Barcelona, Sevilla, Vigo, Valencia y Madrid) y diversos aspectos destacables en otras ciudades.

Evaluación de 1) Espacios públicos; 2) Bicicleta; 3) Transporte público; 4) Acceso productos; 5) Ayudas alimentarias

Una movilidad casi igual que antes de la pandemia
Un año después, con la emergencia sanitaria aún vigente, el uso del coche se ha recuperado hasta casi alcanzar el nivel prepandemia. La oleada de medidas sostenibles implementadas en mayo de 2020, como vías ciclistas, zonas peatonales y carriles bus, ha tenido un final diferente según la ciudad. Propuestas como las calles peatonales en festivos de Madrid, Sevilla o Vigo han sido revertidas para dar más espacio al automóvil, mientras que otras medidas siguen siendo aún provisionales. El balance global demuestra que se ha buscado un efecto coyuntural e incluso propagandístico, pero sin intención de generar cambios reales en el uso del espacio público.

No obstante, existen ciudades donde sí se han llevado a cabo iniciativas innovadoras con vocación definitiva. Destacan las basadas en el ‘urbanismo táctico’: intervenciones flexibles, de rápida ejecución y con resultados inmediatos que han permitido ampliar las aceras, crear nuevos carriles bici, peatonalizar plazas o reubicar las terrazas donde antes había coches aparcados. Barcelona y València lideran esta tendencia, pero también ciudades medianas como Valladolid, Logroño o Gijón, entre otras, han tomado medidas similares para restar espacio al coche en favor de modos sostenibles.

Sostenibilidad, productores locales y autoconsumo, olvidados en la alimentación
En un momento en que la respuesta por parte de las administraciones locales ha sido insuficiente, la sociedad se ha unido de nuevo para ayudar y reclamar ciudades sostenibles para las personas. En este año de pandemia, las asociaciones, entidades agroecológicas y los movimientos urbanos han jugado un papel clave en las ciudades para conseguir que se abrieran los mercados, poder acceder a huertos o tener menús sostenibles. Sin ellas, la mayoría de entes locales no hubiesen tomado medidas excepto en casos muy concretos, cuando en un momento de emergencia la falta de alimentos sobrevolaba las ciudades. Incluso ciudades como Valencia o Barcelona, ejemplos internacionales en alimentación sostenible, podrían haber aprovechado mucho más esta oportunidad para seguir mejorando sus sistemas alimentarios.

“Si queremos vivir en ciudades sostenibles, habitables y resilientes, los entes locales deben poner el foco en apostar, elevar y fomentar el trabajo de las personas productoras de cercanía, en lugar de permitir que sus canales de venta desaparezcan y tengan que encontrar alternativas por su cuenta en una situación de crisis mundial”, ha concluido García.

La organización señala que las ciudades deben apostar por productos de cercanía y por el autoconsumo, ampliando la red de huertos urbanos utilizando espacios públicos en desuso o transformándolos para fomentar la producción local de alimentos desde la propia ciudadanía. Además, también deberían crearse y distribuirse cestas básicas de alimentos ecológicos, locales y de temporada a familias vulnerables, incluyendo la sostenibilidad en los menús escolares.

Transformar las ciudades y convertirlas en espacios más sanos, seguros y sostenibles es uno de los grandes retos de la humanidad este siglo. En el contexto de emergencia climática y sanitaria actual, es fundamental que las ciudades se conviertan definitivamente en ejemplos a seguir en materia de progreso, equidad y sostenibilidad. Las ciudades deben ser transformadas a través de políticas públicas en ciudades sostenibles para las personas. De lo contrario, no será posible transitar hacia modelos más sostenibles y resilientes frente a nuevas amenazas propias de la actual crisis climática, sanitaria y socioeconómica.


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