Un centenar de personas convocadas por el Concello de Ribeira y Greenpeace limpian pellets en la zona cero afectada por el contenedor del Toconao
- Las personas voluntarias han actuado en las playas de Balieiros y As Barreiras, en el cabo Corrubedo (A Coruña), el lugar a donde llegaron los primeros sacos de pellets plásticos el 13 de diciembre
- El largo arenal forma parte de la Zona de Especial Conservación (ZEC) Complexo Húmido de Corrubedo, que con 9.263 de hábitats prioritarios y de interés comunitario integra la red Natura gallega
- Greenpeace insiste en reclamar coordinación entre las administraciones y mucha más agilidad a la hora de abordar la llegada de plásticos, que si no se retiran vuelven a diseminar las mareas
Millones de gránulos de plásticos de menos de cinco milímetros (pellets) llevan semanas llegando a la costa gallega y ya han alcanzado la costa cantábrica. El primer lugar donde se detectaron fue en la costa del cabo Corrubedo, donde un vecino y hostelero del pueblo, Rodrigo Fresco, sacó decenas de sacos del litoral y advirtió al 112 con poco éxito. La Xunta de Galicia no activó el Plan Territorial de Continxencias por Contaminación Mariña Accidental de Galicia (Plan Camgal) hasta la primera semana de enero, cuando ya decenas de voluntarios y voluntarias salieron a limpiar de pellets la costa de forma autoorganizada.
Pero la crisis no ha acabado, por lo que un centenar de personas, coordinadas por el concello de Ribeira y en colaboración con Greenpeace, han salido este sábado a la que ya se considera la zona cero de la crisis de los pellets a recoger parte de los millones de microplásticos que siguen saliendo a las playas. Por indicaciones del concello se han concentrado en las playas de Balieiros y As Barreiras, donde desde el pasado jueves se han detectado grandes cantidades. La zona, caracterizada por un largo arenal en mar abierto, está respaldada por un sensible cordón dunar y forma parte de la red Natura 2000 de Galicia, la más exigua del estado con un escaso 12% de la superficie de la comunidad.
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El voluntariado se ha distribuído en grupos para peinar todas las zonas de la playa, los márgenes del cordón dunar y ha revisado la costa rocosa adyacente para detectar la posible llegada de sacos y en su caso avisar a las autoridades. Los trabajos, realizados con una meteorología adversa, han resultado muy complicados por la enorme dispersión de la marea blanca.
La llegada de millones de gránulos plásticos a la costa gallega está generando un drama ambiental de considerables proporciones y ha puesto de relieve la escasa efectividad de los planes anticontaminación cuando se trata de dar una respuesta rápida. La descoordinación entre las administraciones ha requerido de nuevo, como ya ocurrió en la crisis del Prestige, que la sociedad civil organizada saliese a limpiar la costa sin las necesarias instrucciones y protocolos de seguridad y limpieza, que la Xunta de Galicia no hizo públicos hasta el 10 de enero en la página web del Camgal.
Ante esta nueva crisis en nuestras costas, Greenpeace considera fundamentales las siguientes demandas:
- La colaboración entre las administraciones a todos los niveles tiene que ser la prioridad, así como la aplicación de los protocolos anticontaminación, que no puede depender en exclusiva de una decisión política, debe formarse un comité técnico-científico que en base a los datos tome las mejores decisiones para evitar magnificar estos desastres ambientales.
- Coordinación por parte de los Ayuntamientos de las recogidas. La generosidad de las personas voluntarias que están realizando labores de limpieza tiene que estar coordinada por las administraciones locales para asegurar que cuentan con los medios necesarios y adecuados y que los residuos se disponen adecuadamente.
- Mayor transparencia e información para conocer tanto la composición como la toxicidad y peligrosidad de los pellets. Greenpeace ha recogido muestras y que serán analizadas por su Unidad Científica en Exeter (Reino Unido).
- Apoyar de forma clara el Tratado Global de Plásticos, una oportunidad única para resolver el problema de la producción y uso descontrolado de los plásticos y resuelva el problema de contaminación que originan. Gracias al Tratado debe conseguirse una reducción de la producción de plástico en, al menos, un 75% para 2040. Si la industria se sale con la suya, la producción de plástico podría duplicarse en los próximos 10 a 15 años y triplicarse para 2050.
- Depurar las responsabilidades de este delito ambiental. La empresa armadora propietaria del buque portacontenedores Toconao debe, al menos, hacerse cargo de los costes de limpieza y restauración.