Un informe de Greenpeace denuncia que Asturias destina 22 millones de euros a subvencionar vuelos no rentables

13-09-2022

  • El documento apunta a las subvenciones a diferentes aerolíneas realizadas a través de la sociedad pública RECREA entre los años 2015 y 2022
  • Aunque estas ayudas se adjudican como ‘promoción turística’, el porcentaje de turistas que viajan en avión a Asturias se reduce cada año
  • Greenpeace exige al Gobierno asturiano que deje de subvencionar al avión -el modo de transporte más contaminante- y dedique estos recursos a promover un modelo de turismo y movilidad que no incremente las emisiones de CO₂

13 de septiembre de 2022.– El Gobierno del Principado ha estado subvencionando vuelos no rentables por un importe que supera los 22 millones de euros entre los años 2015 y 2022. Es una de las conclusiones que Greenpeace ha sacado a la luz en su último informe, titulado “Chanchullos en el aire: Análisis de las subvenciones de ayuntamientos y comunidades al sector aéreo”en el que denuncian las ayudas que diversas administraciones han dado a las aerolíneas para mantener vuelos deficitarios.

En el caso de Asturias, la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural del Principado de Asturias, S.A.U. (RECREA) ha concedido más de 12 millones en subvenciones a aerolíneas como Volotea, Iberia o Vueling, a través de contratos de promoción turística y conectividad aérea. A estos contratos se suma una nueva convocatoria, actualmente en fase de licitación, por un importe de 10.164.000€ para mantener vuelos desde el aeropuerto de Castrillón a ocho ciudades europeas.

En su informe, Greenpeace cuestiona la justificación del turismo para otorgar dichas ayudas, pues aunque el número de turistas está aumentando en la región, cada vez son menos quienes llegan en avión (de un 13 % en 2015 a un 10 % en 2019, justo antes de la pandemia). La reiteración de estas ayudas demuestra que, lejos de ser una promoción puntual, las aerolíneas utilizan estos contratos para mantener unos vuelos que nunca serían rentables sin estas inyecciones adicionales de dinero público. Una práctica que ya está siendo vigilada de cerca por entidades como el Tribunal de Cuentas Europeo, al suponer una perturbación de los principios de libre competencia.

Según Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace, “en plena emergencia climática, el Gobierno de Asturias está financiando una actividad altamente nociva para el medioambiente, como es la aviaciónUnas ayudas que bajo la apariencia de contratos de promoción turística, tienen como finalidad real que las aerolíneas mantengan de forma artificial unos vuelos innecesarios. Por ello demandamos al Gobierno de Barbón que detenga este tipo de ayudas y dedique estos recursos a promover un modelo turístico compatible con la protección del clima y el entorno.”

Esta exigencia de Greenpeace para dejar de subvencionar vuelos llega a pocos meses de la apertura de la Variante de Pajares, prevista para comienzos de 2023 tras años de retrasos y polémicas. Con su puesta en marcha, Asturias se sumará a las comunidades que pueden sustituir sus vuelos cortos por viajes en tren, una de las medidas más inmediatas para frenar las emisiones de la aviación. Actualmente el Aeropuerto de Asturias registra 110 vuelos semanales con origen o destino dentro de la península, la mayoría con Madrid.

El avión es el medio de transporte más contaminante por persona

A través de su campaña de movilidad, Greenpeace llama la atención sobre el impacto del sector aéreo en las emisiones de CO₂ y denuncia que en plena emergencia climática las administraciones sigan promoviendo los viajes en avión a pesar de ser el transporte más contaminante por persona transportada. Como ejemplo, alguien que viaje en avión de Oviedo a Madrid (incluyendo los 47 km en coche hasta el aeropuerto) estará emitiendo 138 kg de CO₂; mientras que el mismo viaje en un tren Alvia, que es 100 % eléctrico, supone solo 8 kg de CO2.[1]

Greenpeace exige a la UE y a los estados miembros la prohibición de los vuelos cortos cuando se pueda ir en tren. Una medida ya aplicada parcialmente en Francia y que no solo reduciría las emisiones procedentes de la aviación, sino también evitaría las importaciones de queroseno desde Rusia en un momento de crisis energética.

A pesar de que las compañías aéreas han expresado su intención de alcanzar las emisiones netas cero para el año 2050, apenas hay evidencia de que las grandes aerolíneas puedan alinear sus objetivos con los del Acuerdo de París. Es la conclusión de otro informe, ” Volamos hacia el fracaso climático: Un análisis de los siete mayores grupos aéreos europeos”, que Greenpeace publicó a nivel europeo este verano y que cuestiona la agenda climática de siete grandes grupos aéreos. Entre ellos figuran firmas muy presentes en el norte como Ryanair o el grupo IAG, matriz de Iberia, Vueling y Air Nostrum.

Según se desprende de dicho informe las aerolíneas carecen de planes a corto plazo para reducir sus emisiones absolutas de CO₂ y sustentan la mayoría de sus compromisos climáticos en soluciones que se consideran contraproducentes con el medioambiente, como los mecanismos de compensación de carbono o un mayor uso de agrocarburantes, cuya producción está relacionada con la deforestación en regiones tropicales.

Notas:

[1] Comparativa elaborada a través de la página especializada EcoPassenger.org


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