Un robot submarino de minería de 25 toneladas se hunde en el fondo del océano Pacífico

28-04-2021

  • La empresa belga GSR estaba usando este prototipo de máquina minera a aproximadamente 4.500 metros de profundidad en lo que habían afirmado ser “una primicia histórica”

  • El pionero colector de nódulos Patania II se ha desprendido del cable de conexión con el barco Normand Energy mientras realizaba unas pruebas en las aguas entre México y Hawái

  • El barco Rainbow Warrior de Greenpeace se encuentra también en el océano Pacífico donde la semana pasada realizó una acción de protesta contra el Normand Energy

Océano Pacífico, 28 de abril – Una de las primeras pruebas piloto de minería en aguas profundas del mundo ha dado como resultado que una enorme máquina quede atascada en el fondo marino del océano Pacífico. Las pruebas piloto de la empresa minera Global Sea Mineral Resources, con el colector de nódulos Patania II, han dado como resultado la pérdida de control del robot de 25 toneladas en el fondo del mar debido a la rotura del cable de conexión. Las operaciones las lleva a cabo Normand Energy, el barco fletado por GSR para operar el Patania II. GSR ha confirmado que “la conexión entre el Patania II y el cable se ha soltado, por lo que Patania II se encuentra actualmente en el fondo del mar”.

“Es irónico que una industria que quiere extraer metales del lecho marino termine arrojándolos allí. Este flagrante fallo es una clara advertencia de que la minería submarina supone un gran riesgo. Perder el control de una máquina minera de 25 toneladas en el fondo del Pacífico debería hacer descartar la idea de extraer de las profundidades del mar” ha declarado la Dra. Sandra Schoettner, bióloga marina de Greenpeace Alemania a bordo del Rainbow Warrior en el océano Pacífico.

“La industria de la minería de aguas profundas afirma que está lista para funcionar, pero sus inversores y los gobiernos deberían tomar nota de lo sucedido y valorar la irresponsabilidad de beneficiarse del lecho marino público que queda fuera de control. Esta industria tiene la palabra ‘riesgo’ escrita por todas partes y es exactamente por eso que necesitamos una protección adecuada de los océanos: un Tratado Global de los Océanos para que ayude a poner grandes áreas marinas fuera de los límites de la actividad industrial”, subraya Schoettner.

No es la primera vez que el Patania II de GSR falla durante pruebas piloto. En 2019, la empresa tuvo que detener la prueba del mismo prototipo de colector de nódulos debido a los daños causados en el cable de alimentación y las comunicaciones del vehículo (“cable umbilical”).

La semana pasada, activistas de Greenpeace pintaron “¡RIESGO!» en el costado del barco Normand Energy, fletado por GSR para operar con el Patania II, para denunciar así la amenaza de la minería submarina para los océanos. GSR se ha adjudicado un área de contrato de exploración de 75.000 kilómetros cuadrados. Se supone que estas pruebas iban a ser un importante paso para el futuro desarrollo de la industria.

Precisamente a bordo del Rainbow Warrior, Greenpeace constató la remoción de sustrato desde el suelo marino en superficie de esta minería. La comunidad científica ya ha advertido que la descarga de sedimentos potencialmente tóxicos, con partículas en suspensión en la columna de agua, podría afectar a una variedad mucho mayor de especies oceánicas, más allá de las especies de aguas profundas y que los sedimentos podrían viajar cientos o incluso miles de kilómetros.


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