24-09-2025

La huella hídrica de la exportación agrícola
Qué es la huella hídrica de la exportación agrícola

La huella hídrica mide el agua necesaria para producir un producto. Lo que hemos hecho en Greenpeace se podría hacer con cualquier objeto como unos vaqueros, ¡pero, ojo! Como sabemos que el sector agroindustrial tiende a rebatir los datos, hemos trabajado con rigor científico y rodeados de especialistas externos en cálculo de huella hídrica y analistas de datos.

Para que nuestros resultados fueran robustos, hemos preferido calcular a la baja en caso de duda. Hemos optado por introducir numerosas variables; por ejemplo, la huella hídrica por provincia. Es decir, solo se ha tenido en cuenta el agua que la fruta o verdura necesita para crecer. (La eficiencia de la que presume el sector, aunque fuera real, no mejoraría el dato). Y considera solo los nitratos como contaminante más habitual –se podría, y no se hace, tener en cuenta también el agua afectada por plaguicidas; no solo fertilizantes, que en la agricultura industrial no son pocos. 

A menudo leemos que España, y en particular el sureste, es “la huerta de Europa”. Tal vez lo sea, pero lo que sí está claro es el elevado coste medioambiental de este negocio. Por eso, nos preguntamos: ¿Tenemos tanta agua como para exportarla a países que tienen más? ¿Podemos permitírnoslo en este contexto de cambio climático? ¿Quién se beneficia y quién lo paga? 

Lean, juzguen y la próxima vez que escuchemos que necesitamos otro trasvase, preguntémonos para qué y sobre todo para quién.

©Greenpeace/Pedro Armestre
Cómo hemos calculado la huella hídrica

Para calcular el agua consumida en los cultivos destinados a la exportación, aplicamos una metodología conservadora (Anexo I). Esta metodología ha sido desarrollada por Alimentta, un equipo con amplia experiencia científica. Dado que no es lo mismo producir tomates en Murcia que en Galicia, la huella hídrica se estimó a nivel provincial, lo que supuso un largo y minucioso trabajo.

Paralelamente, hemos extraído los datos oficiales de importación y exportación de frutas y hortalizas, a nivel nacional y provincial. Para ello, hemos utilizando las Estadísticas de Comercio Exterior de la Agencia Tributaria para el año 2024 (capítulos 7 y 8). 

Posteriormente, hemos cruzado ambas tablas: las huellas hídricas por producto y provincia con los datos de exportación neta. Así, sabiendo cuál es la huella hídrica de un kilo de tomates en Murcia y la cantidad exportada, hemos obtenido el agua total exportada en ese caso.

Dentro de la metodología aplicada, el cálculo de la huella hídrica azul no incluye el gasto de agua en los cultivos que derivan de la baja eficiencia del riego. Por ello, el gasto real puede ser mucho mayor. Por otro lado, el cálculo de la huella hídrica gris sólo considera los nitratos, excluye los fitosanitarios como los plaguicidas.

Otros ajustes metodológicos importantes fueron no incluir productos derivados o preparados; descontar importaciones para evitar atribuir a España la huella hídrica de productos cultivados en otros países; y corregir el lugar de registro de las exportaciones porque no siempre coincide con la provincia de producción.

Los resultados, por tanto, deben leerse como estimaciones conservadoras, no como cifras absolutas. Aun así, subestiman el impacto real de la exportación agrícola sobre los recursos hídricos y el medioambiente.

sequía huelva
©Greenpeace/Mario Gómez
El impacto ambiental de la huella hídrica

La huella hídrica total de la producción agrícola se calcula a partir de la huella azul, verde y gris que se expresa en volumen de agua consumida por tonelada de producto (m3/t).

  • La huella hídrica azul es el volumen de agua de riego (agua azul) que se consume en el proceso productivo. Se calcula a partir de la evapotranspiración real, que es la pérdida de agua de una superficie cultivada estándar.
  • La huella hídrica verde se define como el consumo de agua de lluvia que se evapotranspira por los cultivos (agua verde). Por tanto, no se convierte en escorrentía ni percola al subsuelo, es decir, no se filtra ni a ríos ni al subsuelo). En consecuencia, ni llega a embalses ni alcanza los acuíferos. Pero el problema no es solo del recurso hídrico. Va más allá. Es agua que se resta para la salud ambiental de los suelos y nuestra adaptación al cambio climático.

La importancia del agua verde para los ecosistemas y nuestra seguridad

El agua de lluvia aporta humedad al suelo e impide su degradación, que en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas, como es el caso del 74 % del territorio de España, puede resultar en desertificación. Todo este proceso se está viendo agravado por el cambio climático. Hay que tener en cuenta que una tercera parte de la superficie de España son tierras de cultivo

Los suelos degradados pierden su capacidad de absorber el agua y ante eventos climáticos extremos, como las danas, hace que el agua de lluvia se convierta en escorrentía superficial. Esto aumenta las riadas, inundaciones y, de nuevo, una mayor erosión del suelo. 

Por otro lado, la degradación del suelo puede acelerar los efectos de la sequía. Esto impacta en los ecosistemas, la biodiversidad y la productividad de las tierras. Debido al cambio climático estamos enfrentando eventos que no eran comunes hace pocos años. Las sequías repentinas o flash, como la sucedida el verano de 2025, seca la vegetación y el suelo de manera inusualmente rápida. Esto genera un enorme riesgo de incendios forestales. Estos, a su vez, al destruir la vegetación exponen el suelo a mayor erosión. 

Mientras, la situación de calentamiento global nos enfrenta a eventos climáticos más extremos que deterioran cada vez más nuestros ecosistemas. Estos ecosistemas, cada vez más deteriorados, nos hacen más vulnerables a eventos climáticos en el futuro y por lo tanto menos resilientes. 

  • La huella hídrica gris es el volumen de agua necesario para diluir los contaminantes que se han utilizado en los procesos de producción agrícola. Su objetivo es mantener la calidad hídrica del medioambiente por encima de las normas de calidad de agua establecidas. No se trata solo del impacto que tiene la agricultura sobre la extracción de una cantidad de agua y cómo puede verse afectada la calidad de este agua para otros usos.