Con su promesa de entrega rápida, el comercio electrónico ha reforzado el consumismo, generando el espejismo de que cualquier cosa que queramos está a solo un clic de distancia. En 2020, las tiendas que venden en la plataforma Amazon superaron los 4000 millones en ventas solo durante Black Friday, lo que supone un aumento del 60% con respecto a 2019, corroborando el fuerte crecimiento del comercio electrónico.
El e-commerce se ha convertido en la forma de consumo más popular, cuadriplicándose en España desde la pandemia por la covid 19 y pasando de un 24% a un 109%. Las ventas online están creciendo 11 veces más rápido que las ventas offline. En 2021 se ha incrementado un 67% el número de consumidores digitales y el comercio electrónico sigue aumentando.
Pero ¿qué pasa después de nuestro clic? Los envíos rápidos, la gran cantidad de embalajes y los medios de transporte de mercancías hacen que este sector sea altamente contaminante. Los envíos rápidos, requieren tres veces más energía que la entrega tradicional. Para poder realizar envíos en un día, ya no es suficiente con un solo mensajero que pueda entregar varios paquetes de una vez en diferentes lugares, sino que se necesitarán varios mensajeros que entreguen en diferentes lugares. Y, como sabemos, más vehículos y más tráfico en la ciudad significan más emisiones. Solo el envío de todos los paquetes del sector de entrega urgente en China en 2018 supuso 13 millones de toneladas de emisiones de CO2.
Por otra parte, el aumento de este tipo de comercio ha hecho que también se amplíen los centros logísticos, y que ya no se envíe todo el pedido junto, sino que lleguen artículos sueltos o en varios envíos separados. Ahora, no todos los artículos están en todos los centros logísticos o son del mismo vendedor, por lo que aunque hagas un solo pedido, acaban llegando muchos más, triplicando o cuadruplicando los embalajes y los transportes.
Además de los envíos rápidos, las devoluciones gratuitas también hacen que se dispare el transporte y la logística, que el año pasado ya fue un 9,5% mayor que en 2019. Por otra parte, los residuos de embalajes es otro de los grandes aspectos negativos del comercio electrónico. En 2018 en China, los envases originados por la entrega rápida y el comercio electrónico alcanzaron las 9,4 millones de toneladas, y se espera que aumente hasta las 41,3 millones de toneladas para 2025. El aumento en las compras también hace que aumenten las devoluciones que pueden ser de más de un 25%. En 2020, desde Black Friday hasta el 13 de diciembre las empresas de transporte distribuyeron 50 millones de paquetes, lo que equivale a una media de 4 millones de envíos diarios.
Pero, el comercio electrónico puede ser una buena herramienta para el comercio local. Te contamos cuándo es mejor optar por el comercio electrónico.
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ES SOSTENIBLE CUANDO…
Compramos solo lo que necesitamos
Compramos local priorizando las tiendas del barrio
No hay alternativa local, y la tienda se encuentra lejos (+de 15km). Así ahorramos desplazamientos individuales
Usamos envíos normales y a un punto de recogida (concentramos los envíos)
El embalaje es mínimo o incluso retornable o reutilizable
Evitamos devoluciones, y si lo hacemos, la empresa no destruye los artículos, sino que los vuelve a poner en venta
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DESTRUYE EL PLANETA CUANDO...
Compramos impulsivamente sin pensar en si lo necesitamos
Compramos en grandes tiendas online aumentando las ganancias de grandes empresas contaminantes
Tenemos tienda física cerca (- de 15km) y podemos ir andando, bici, o transporte público
Usamos envíos inmediatos y a domicilio (nos lo tienen que traer rápido e individualmente usando 3 veces más energía)
Los productos vienen en varias cajas y/o plásticos, generando toneladas de residuos
No evitamos devoluciones, y la empresa destruye los artículos en vez de repararlos o revenderlos