12-11-2021

Grandes corporaciones exprimen el planeta

Grandes empresas y plataformas digitales como por ejemplo Amazon, Primark, Fnac, Inditex, Media Markt, Apple, El Corte Inglés, AliExpress o Ebay son las grandes protagonistas de Black Friday, y las grandes beneficiadas de este evento, aunque cada vez más hay ofertas de todo tipo de productos y servicios, incluso de banca. Estas empresas exprimen el planeta y nos convencen con su publicidad de que necesitamos sus productos de vida corta para ser felices, y así lucrarse cada vez más. 

consumismo exprime planeta

Los artículos más vendidos durante este evento son: moda (53% de las personas encuestadas), calzado y complementos (39%), electrodomésticos, aparatos electrónicos, y teléfonos móviles (35%). Las rebajas originalmente surgieron como una forma de dar salida a artículos de temporadas anteriores que no se habían vendido, pero ahora se utilizan como una estrategia comercial más para que compremos mucho más de lo que necesitamos. 

La moda rápida es sin duda una gran amenaza para el planeta. Según datos de la ONU, se necesitan 7.500 litros de agua para producir solo unos vaqueros, el equivalente al agua que una persona bebe durante siete años. El consumo de agua de la moda rápida es de casi 8 millones de metros cúbicos anuales, que sería equivalente a llenar el estadio del Santiago Bernabeu casi 8 veces. Esta industria no solo utiliza cantidades ingentes de agua, sino que también la contamina. Actualmente esta industria es responsable del 20 % de la contaminación industrial de agua, debido a las actividades de tratamiento textil y de tintado.

ropa basura

La industria de la moda es responsable del 10% de las emisiones mundiales. Por otra parte, la plantación o producción de fibras y su posterior uso tienen grandes impactos. Por ejemplo, el uso cada vez más extendido de fibras sintéticas (poliéster, nylon, acrílico, etc.) hace que se liberen desde nuestra ropa más medio millón de toneladas de microfibras en el océano cada año, lo que equivale a más de 50.000 millones de botellas de plástico. Desde 2015 a 2050, si todo sigue como hasta ahora (aunque se prevé un aumento de la producción), se acumularían en los océanos 22 millones de toneladas de microfibras plásticas procedentes de la ropa.

Si además consideramos que hemos pasado de tener solo dos temporadas al año, a tener de seis a cincuenta y dos para que haya artículos nuevos cada semana o cada dos meses, podemos hacernos una idea del volumen de producción que supone. Mientras que la producción se ha duplicado desde el año 2000, el uso que hacemos de ella ha disminuido un 36%. Se estima que más de la mitad de la moda rápida que se produce, se tira en menos de un año, acabando el 73% incinerada o en vertederos. Cada año, tras 7-10 usos, tiramos casi 400 mil millones de euros en ropa que podríamos seguir utilizando.

Por otra parte, el consumismo de aparatos electrónicos y su obsolescencia programada también hace que no aprovechemos del todo los recursos extraídos, y que aumenten los residuos electrónicos. Solo en 2019 se generaron 53,6 millones de toneladas de residuos electrónicos a nivel global y solo el 17,4% de estos se recogieron y reciclaron. En España, se generaron solo en 2019 888 millones de kilos de residuos electrónicos, 19 kilos por persona.

obsolescencia programada

Según la European Environmental Bureau (EEB), la obsolescencia programada y el consumismo electrónico nos cuesta 48 millones de toneladas de CO2 al año. Si la vida útil de nuestros aparatos electrónicos se extendiese solo un año más, podríamos ahorrar cerca de 4 millones de toneladas de CO2 al año hasta 2030, equivalente a eliminar dos millones de coches de las carreteras europeas cada año.

Estas grandes empresas extraen los recursos del planeta, contaminan fabricando todos sus productos baratos o de vida corta, y se desentienden por completo de los impactos que generan cuando son desechados. El resultado de este modelo es el enriquecimiento de unas pocas grandes empresas a costa del planeta, y a costa de pequeñas empresas locales que no pueden competir por precios y logística, o que no lo consideran justo ni ético, ya que los costes de los productos no cambian a lo largo del año.

tóxicos ropa