La relación de los combustibles fósiles con la guerra de Ucrania es innegable. Sin ser un conflicto por el control directo de estas fuentes de energía sucia, lo cierto es que su compra-venta está financiando la guerra.
FIRMA Y EXIGE EL FIN DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES QUE FINANCIAN GUERRAS
Rusia es la mayor fuente de importaciones de combustibles fósiles de la Unión Europea. Europa gasta hasta 285 millones de euros al día solo en petróleo ruso. Además, en 2019, dos quintas partes de las importaciones de gas fósil de la UE procedieron de Rusia.
El gas está siendo una de las armas más perversas de esta guerra. La UE no quiere dejar de comprar gas a Rusia y Rusia no quiere dejar de vendérselo. Mientras tanto, el dinero que se obtiene en esta transacción está siendo utilizado para alimentar la guerra. Si Europa impusiera sanciones al gas como ha hecho con otros productos, Moscú tendría muy difícil continuar con los bombardeos. Pero Europa depende energéticamente del gas y, si dejara de comprárselo a Rusia, esto tendría un impacto enorme en su economía.
La parte más triste de todo esto es que Europa puede ser independiente energéticamente de cualquier país. Puede producir su propia energía 100% renovable. Pero los pasos hacia ese escenario se dan muy lentamente y la guerra es una prueba más de que necesitamos acelerar la transición energética a la velocidad de la luz.
Falsas soluciones: del hub al fracking
Sin embargo, en lugar de dar un giro inmediato a su política energética, ¿qué está haciendo la Unión Europea? Buscar más gas. Como sea, donde sea. Proyectos como convertir España en el nuevo grifo de este combustible fósil no tienen ningún sentido porque primero, España no tiene gas, solo mucha infraestructura infrautilizada para traer gas por barco (el hub español), segundo, tardarían años en hacerse realidad y tercero, nos ataría todavía más a la energía sucia que está destruyendo el planeta, generando pobreza energética y alimentando guerras. Las falsas soluciones, como resucitar el zombi del ‘fracking’ en España solo perpetúan este modelo de energías sucias con plazos temporales larguísimos, impactos ambientales insostenibles y dudas económicas incompatibles con la emergencia climática y social.
¿Qué pedimos al Gobierno de España?
#1
Una decidida y rápida transición hacia las energías renovables, acelerando el despliegue de energía limpia de manera democrática y en manos de la ciudadanía.
#2
Que abandone su postura de convertir España en un “hub” europeo del gas y que no desempolve viejos y caros proyectos que aumenten las importaciones de gas fósil.
#3
Que promuevan programas más ambiciosos y efectivos contra la pobreza energética para proteger ante los peores efectos de la crisis de precios de la energía a los consumidores más vulnerables.
#4
Que favorezca el derecho a la energía limpia con tarifas sociales, el cambio masivo de calderas de gas por sistemas renovables y la inversión en eficiencia energética en los edificios.
#5
Que prohíba la publicidad y los patrocinios de las empresas de combustibles fósiles que lavan la cara y son responsables de perpetuar nuestra dependencia de tecnologías sucias.
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