El estudio ha identificado 28 tipos de subvención vigentes por un valor total de casi 10.293 millones de euros (datos de 2024). El 72,5% de las subvenciones del sector son total o parcialmente nocivas para el medio ambiente y el 95% regresivas.
Una de las subvenciones encubiertas identificadas es el diferencial entre el gasóleo y la gasolina en el Impuesto Especial de Hidrocarburos (IEH) por valor de unos 1.000 millones de euros. Hay además beneficios fiscales aplicados en el IEH sobre el Gas Licuado de Petróleo (GLP) y el fuelóleo (utilizado en el sector marítimo). Todas estas ayudas dificultan una transición hacia formas menos contaminantes de transporte.
Por otro lado, el sector aéreo no paga impuestos por el queroseno que utiliza (está exento del IEH) y sólo se aplica, con una tasa reducida, el IVA a los vuelos domésticos. En total, los beneficios fiscales al sector aéreo le costaron al erario público 4.610 millones de euros en 2022.

En relación a la transición hacia el vehículo eléctrico conviven ayudas que reman en el sentido opuesto. Por un lado, los profesionales del transporte reciben una devolución parcial del impuesto sobre hidrocarburos en el gasóleo de uso profesional por valor de unos 5,2 millones anuales. Y, al mismo tiempo, hay ayudas a la movilidad sostenible y eficiente de flotas por 19,4 millones, junto con las ayudas existentes al coche eléctrico.
Como vemos, una incoherencia que hay que resolver. A nivel particular, sucede algo parecido: por un lado, estaría el incentivo del diferencial diésel en el IEH por 1.000 millones ,y la deducción por el IRPF calculada en unos 163 millones para 2024.