La historia de la industria gasista española es la historia de las infraestructuras faraónicas. Durante años, el sector ha presionado para llegar cuanto más lejos mejor con la construcción de gasoductos.
Infraestructuras varadas
El exceso de infraestructuras se traduce en más de medio centenar de centrales eléctricas de gas (26 GW) que apenas funcionan a un 12%; seis regasificadoras, que se han usado de media desde 2008 a 2018 a un 22% de su capacidad, además de la de El Musel que se encuentra parada, y el almacén de gas El Castor, clausurado y con una gran deuda pagada por los consumidores. A pesar de ello, Enagás insiste en resucitar proyectos como Granadilla (regasificadora en Canarias) o El Musel, y pedir más infraestructuras esta vez para impulsar el uso del hidrógeno.
El Sistema Gasista Español cuenta con 11.369 km de gasoductos de transporte primario que asciende a los 13.361 km si se incluyen los secundarios. La red de transporte y distribución, al finalizar el año 2018, alcanzó los 87.700 km, duplicando su extensión desde el año 2000.
Proyecto Castor
Con un coste de más de 4.000 millones de euros y el argumento falaz de mantener la seguridad energética, el Proyecto Castor pretendía ser el mayor almacén de gas de España.
En 2013, tras una actividad de puesta en marcha, se paralizó al registrarse más de 1.000 seísmos. Tras este suceso, la constructora del proyecto, ACS, renunció a la concesión, por lo que los costes recayeron sobre Enagás que, en representación del Estado, asumió todos los gastos: se estima que, incluyendo intereses, ascenderán a 4.700 millones de euros que deberán ser pagados por la ciudadanía a través de la factura de gas.
Midcat
El Midcat, un gasoducto que pretendía conectar Cataluña con el sudeste de Francia, fue impulsado en 2011 por Enagás (y Teréga y GRT en Francia) con el objetivo de aumentar la capacidad de transporte de gas entre los dos países y garantizar la seguridad energética de la UE.
Sin embargo, en 2019 los reguladores de España (CNMC) y Francia (CRE) acabaron tumbando el proyecto por su elevado coste y por las dudas sobre su rentabilidad y necesidad. Según la ONG internacional Global Witness, lo que se construyó hasta su cancelación definitiva recibió una subvención de 6.253.708 euros.
El Musel
La historia de la regasificadora del Musel en Gijón está llena de casos de corrupción de políticos, dinero público y juicios. La planta, que cuenta con dos tanques, está situada en terrenos del puerto de la ciudad y ocupa una superficie aproximada de 18 hectáreas que no se han usado ni una sola vez.
Desde que finalizó su construcción en 2014, la planta está en estado de hibernación (en parada técnica). El exceso de regasificadoras y la incorporación de nuevas tecnologías más limpias han demostrado su inutilidad.
En los costes reconocidos al sistema gasista para 2019, la hibernación de El Musel costará 23,6 millones de euros.
Por si no fuera poco, en 2013 fue declarada ilegal por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid porque se construyó a menos de 2.000 metros de zonas habitadas. El Tribunal Supremo confirmó la sentencia tres años después, pero Enagás quiere legalizarla de nuevo aludiendo a la necesidad de unas infraestructuras para el hidrógeno que ha de llegar.
No permitamos que la indrustria de la energía fósil siga manejando los hilos. Digamos al gobierno que queremos una transición justa y real.
Firma y exige al Gobierno que legisle ya contra el cambio climático