La cría de ganado porcino vive un bum sin precedentes en España, que ha llevado a nuestro país a convertirse en el principal productor europeo gracias a la expansión de macrogranjas surgidas por todo el territorio, especialmente por zonas poco pobladas.
Con la intención de conocer mejor el impacto que está teniendo este fenómeno, Greenpeace ha visitado diferentes instalaciones en los últimos meses. La mayoría de ellas están relativamente aisladas, a las afueras de pequeños pueblos y a veces con accesos privados. Las hay de mayor y menor tamaño, pero en general tienen características comunes: la deficiente (o como mínimo dudosa) gestión de los purines que a menudo provocan episodios de contaminación de aguas; los malos olores y los ruidos de los berridos de los animales que dan una idea de las condiciones en las que se encuentran en el interior o las altas emisiones de gases de efecto invernadero y amoniaco.
Una de estas instalaciones visitadas ha sido el megacomplejo cárnico de Castilléjar. Esta tranquila localidad granadina de poco más de mil habitantes en el noreste de la provincia, conocido como el altiplano granadino, acoge a la explotación porcina más contaminante de España por metano y amoniaco, y que pueden “producir” la friolera de 651.000 lechones al año. Su titular es Cefusa, una empresa del Grupo Fuertes, dueña de El Pozo.
A unos diez kilómetros del pueblo, la matriz del grupo El Pozo levantó un gigantesco complejo de macrogranjas dividido en diez núcleos con varias naves cada uno. En ellas ‘se producen’ y engordan los animales antes de ser enviados al sacrificio o a otras plantas. En su corto ciclo de vida, producen ingentes cantidades de contaminantes, una problemática agravada por la elevada concentración de madres reproductoras.
Cumpliendo exhaustivas medidas de protección y desinfección, un equipo de investigación de Greenpeace pudo acceder pacíficamente al interior de una de estas naves para comprobar cómo son este tipo de megainstalaciones y la sorpresa fue mayúscula: suciedad, hacinamiento de los animales, desatención…
Firma contra la ganadería industrial
Nada de esto se aprecia en las campañas de El Pozo ni de ninguna otra empresa que apueste por este modelo industrializado de la cría de animales, donde siempre todo parece feliz y nada hace sospechar la realidad que hay detrás de los productos, una realidad que quizás las personas que compran los compran quieran conocer.