Dentro de la ganadería, el sector porcino es probablemente el más industrializado y ya genera el 66% de la carne producida en España. De hecho, las explotaciones de cerdos reciben nombres tales como instalaciones de producción de lechones o explotaciones de madres. La industrialización de la producción de carne de cerdo rápida, en gran cantidad y barata conlleva que los requerimientos legales de protección de los animales sean muy cuestionables en lo que al bienestar se refiere, y que, aun así, se incumplan en muchas ocasiones.
Las inspecciones a estas instalaciones son muy reducidas, el número de incumplimientos es muy elevado, aunque las instalaciones incumplidoras que acaban sancionadas son muy pocas. En Andalucía, según los datos que publica la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, en 2018 se llevaron a cabo 973 controles sobre bienestar animal en explotaciones y transporte de todo tipo de ganadería, en 220 de ellos se detectaron incumplimientos (22,6%), pero solo en nueve casos se inició un expediente sancionador.
Si nos centramos en los controles en porcino en Andalucía, los incumplimientos son más comunes. Ese mismo año se inspeccionaron 180 instalaciones de las 5.295 existentes, 73 de estos controles fueron no favorables (un 40,6%) y se acumularon un total de 173 incumplimientos. El control se realizó en menos del 3,4% de las instalaciones existentes.
En todo caso, una legislación hecha a medida de la industria de las macrogranjas, permite que los animales vivan en unas condiciones penosas, un argumento más que demuestra lo insostenible y perverso de este modelo amparado por la ley.
Firma contra la ganadería industrial
Así, por ejemplo, es legal que los animales vivan toda su vida encerrados en naves industriales sin ver la luz del sol; que las cerdas estén cinco semanas seguidas (desde la semana anterior al parto y hasta el destete) aprisionadas entre barrotes con el espacio mínimo necesario para estar tumbadas, sobre rejilla, y poder darse la vuelta; que las cerdas solo tengan unos días de reposo entre el destete y la siguiente inseminación; que los lechones tengan solo el espacio mínimo que les permita estar todos tumbados al mismo tiempo; que se practique el raboteo parcial (cortar el rabo) a los animales para evitar la caudofagia (que los cerdos se muerdan la cola entre ellos por el estrés) o que se reduzca la punta de los colmillos a los lechones.
La realidad que ha encontrado Greenpeace supera esto, la organización ha constatado cómo en una instalación, de las mayores de España, con una importante empresa detrás, las condiciones son lamentables. En las instalaciones de Cefusa en Castilléjar los ratones campan a sus anchas por las naves y entre los lechones, las cerdas están tumbadas y pariendo sobre sus propias heces, se ven decenas de lechones muertos en las parideras y pasillos y los lechones están hacinados. Es la imagen del modelo que ha convertido a España en una potencia de la carne de porcino a nivel mundial y en la que, además de la contaminación, la dignidad de los animales se ha quedado en el camino.
GALERÍA DE IMÁGENES
1. Cosificación de los animales
La industrialización de la ganadería implica la cosificación de los animales que son utilizados como maquinaria de producción forzando al máximo su rendimiento a costa de su bienestar. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).
2. Animales sin espacio
Una semana antes del parto y hasta el destete de los lechones, las cerdas madres permanecen encerradas en jaulas con el espacio mínimo para estar tumbadas y darse la vuelta. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)
3.Hacinamientos extremos
La estrechez del espacio en el que permanecen las cerdas hasta el destete de los lechones las fuerzan a menudo a permanecer presionadas contra los barrotes. Instalaciones de Cefusa (ElPozo) en Castilléjar (Granada).
4.Obligada a parir sin parar
Las madres apenas tienen tiempo para recuperarse entre el destete y el siguiente parto. Pasan la mayor parte de su vida preñadas y encerradas en minúsculas jaulas en las que realizan todas sus funciones vitales.
5.Tasas de animales nacidos muertos muy elevadas
Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada) En las explotaciones industriales de animales, donde se buscan camadas numerosas para aumentar la producción y el beneficio, las tasas de animales nacidos muertos son muy elevadas. Los lechones muertos permanecen en las parideras durante horas. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)
6.Uso de fármacos para inducir al parto
Las explotaciones industriales usan fármacos en las madres para inducir el parto, reducir los intervalos entre el destete y la siguiente inseminación y/o incrementar el número de lechones nacidos vivos en el siguiente parto. De esta forma, se acelera la producción y el beneficio de la compañía. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)
7.Registro de datos de lechones
Cada cerda gestante cuenta con un ficha de paridera que registra los datos de lechones nacidos vivos, nacidos muertos y lechones muertos momificados. En las explotaciones industriales, donde se fomentan las camadas de gran tamaño y muy frecuentes, las tasas de nacidos muertos son especialmente altas. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).
8.Crueldad extrema con los lechones
En macrogranjas como la de Castilléjar en Granada, los lechones permanecen hacinados, con dificultad de acceso a la comida y se les amputa la cola (raboteo), una práctica que la Comisión Europea establece que no debe realizarse de forma rutinaria. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada)
9.Lechones sin espacio para moverse
Los lechones deberían contar con el espacio suficiente como para permanecer tumbados al mismo tiempo. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).
10.Lechones muertos en pasillos
Se pueden encontrar lechones muertos tanto en las parideras como en los pasillos de las naves de las macrogranjas industriales. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).
11.Falta de higiene
Falta de higiene: Los ratones campan a sus anchas por esta nave de la instalación ganadera de Cefusa (ElPozo) en Castilléjar (Granada), con el consiguiente peligro de infecciones y transmisión de enfermedades.
12.Greenpeace rechaza este modelo de ganadería industrial
Greenpeace rechaza este modelo de ganadería industrial por el alto coste en forma de cambio climático, contaminación y uso del agua, elevadas emisiones de amoniaco y uso de medicamentos, las malas condiciones para los animales y el escaso empleo que genera. Mientras, las administraciones conceden licencias para nuevas explotaciones a un ritmo de 1,5 diarias. Instalaciones de Cefusa (El Pozo) en Castilléjar (Granada).