Entrada de blog por Lara Aparicio - 26-03-2020


4 historias del campo y del mar en tiempos de coronavirus

La crisis del coronavirus nos está recordando la importancia vital de muchos sectores. Sin duda, uno de ellos es el agroalimentario, las personas que con sus cultivos, sus ganados y también con sus pequeñas embarcaciones permiten que sigamos alimentándonos. Incluso en tiempos de estado de alarma.

Pero no son pocas las dificultades que atraviesa el sector estos días. En Greenpeace nos preocupan especialmente los cientos de pequeños y medianos productores que ven peligrar su producción por el cierre de mercados, los problemas en la distribución y la caída en la demanda de algunos productos.

Hemos hablado con algunas de estas personas sobre cómo les está afectando la crisis. Son productores y productoras locales y sostenibles que juegan un papel fundamental en la lucha contra la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad. No podemos olvidarnos de ellas.

De vender en una plaza a repartir a domicilio

Begoña tiene una pequeña huerta y un corral con gallinas ponedoras en Tolosa (Gipuzkoa). Antes de que se decretara el estado de alarma, repartía sus productos a 23 familias de un grupo de consumo con las que se reunía cada martes por la tarde en una plaza de esta localidad. Con las restricciones por la crisis sanitaria, ahora tiene que repartir los alimentos casa por casa. También vendía en el mercado, pero estos días está cerrado y ya no es una opción.

Begoña Aristi, agricultora en Tolosa

Begoña Aristi, agricultora en Tolosa (Gipuzkoa)

A pesar de los contratiempos, ella considera que ha tenido bastante suerte porque, al no ser verano, no tiene tanta producción y está consiguiendo darle salida en el grupo de consumo. No ocurre lo mismo con otras baserritarras (personas productoras) de la zona. “El curso de la naturaleza sigue: las gallinas siguen poniendo huevos, siguen naciendo corderos, siguen engordando los terneros. La producción no para, pero el reparto sí que se está cortando”, nos cuenta Begoña por teléfono.

La esperanza de la autoorganización

“Pensábamos que dedicándonos al sector productivo esta crisis no nos iba a afectar, pero nos estamos dando cuenta de que se están promoviendo las compras en sitios muy determinados. Promover el comercio en supermercados y no en mercados y tiendas locales a nosotros nos aplasta”. Alberto y Álvaro tienen una granja de pollos camperos en Villanueva de la Vera (Cáceres) que reparten una vez al mes en grupos de consumo en Madrid y Extremadura. El reparto de marzo lo han conseguido salvar gracias a la colaboración de las personas que habitualmente compran sus productos. “La gente se ha autoorganizado muchísimo, pero esto está yendo a más y estamos asustados”.

Alberto y Álvaro, de la granja deCorral

Alberto y Álvaro, de la granja deCorral

Con el barco en tierra

Macarena y su familia llevan días sin salir a faenar. No solo por las dificultades que existen para llegar en coche hasta su barco, ni porque sea casi imposible mantener la distancia de seguridad para prevenir el contagio dentro de la embarcación, sino porque no consiguen vender el pescado en la lonja. “El sistema de comercialización del pescado no está preparado para una coyuntura como esta”, nos cuenta esta pescadora artesanal del Cabo de Gata y miembro de la Asociación Pescartes, que reconoce que al menos esta parada será positiva para la recuperación del medio marino.

Embarcación de la Asociación Pescartes en el Cabo de Gata, Almería

Embarcación de la Asociación Pescartes en el Cabo de Gata, Almería

La miel y el propóleo esperan

En la cooperativa Rancho Cortesano realizan diferentes actividades. Todas ellas se han visto afectadas en mayor o menor medida por la crisis. La bajada de las ventas en los mercados de abastos o la dificultad en el transporte impide dar salida a todos sus productos apícolas y de la huerta, han tenido que cerrar su restaurante vegetariano y el “museo de la miel”, con todas las entradas vendidas a centros escolares hasta junio, también está parado. “Todo ha sido tan sobrevenido que la gente ha hecho una gran compra y se ha metido en casa con productos de primera necesidad, pero esperamos que cuando la cosa esté más tranquila se vuelvan a consumir productos como el propóleo o la miel que, además, nos ayudan a estar sanos”, nos cuenta José Manuel, miembro de esta cooperativa gaditana.

Granja apícola de la cooperativa Rancho Cortesano

Granja apícola de la cooperativa Rancho Cortesano, en Jerez de la Frontera

La prioridad indiscutible en este momento debe ser la lucha contra una pandemia que afecta a toda la ciudadanía y muy especialmente a la población más vulnerable. En esta situación tan difícil como la que vivimos, no hay que vacilar a la hora de tomar medidas contundentes cuando lo que está en riesgo es la salud de las personas.

Pero además, no hay que olvidar que la grave crisis sanitaria a la que nos enfrentamos puede convertirse en una crisis alimentaria y rural si no se destinan los apoyos suficientes al sector agrícola, ganadero y pesquero que produce alimentos de cercanía y de forma sostenible. Por eso hoy lanzamos esta carta abierta en la que pedimos que no se olvide a este sector y se garantice el suministro de alimentos locales hoy y siempre.

Mientras tanto, en Greenpeace nos quedamos con las reflexiones de sus protagonistas y con algunas esperanzadoras iniciativas como la de Baserriko Plaza, en Euskadi, que busca ayudar a aquellas productoras que se han quedado sin oportunidad de vender sus alimentos. Porque un mundo rural vivo es sinónimo de un planeta sano.

Lara Aparicio - autor del blog.
Lara Aparicio
Coordinadora web y multimedia en Greenpeace España.
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Comentarios

4 comentarios
Rocío 26/03/2020

Muy buen post!!

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Greenpeace España 27/03/2020

¡Muchas gracias Rocío!

Jan Kraft 13/04/2020

La protesta tiene sus primeras victorias: El Gobierno vasco reabre los mercados de venta directa de alimentos tras las protestas del sector https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/gobierno-vasco-reabre-mercados-tras-protestas

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Pilar Boix 17/04/2020

Me gustan las historias en primera persona.
Huesca tiene los jueves un pequeño pero activo mercado ecológico. El primer jueves nos quedamos sin él pero para el segundo ya nos habíamos organizado para el reparto a domicilio. Nosotros encantados de seguir contando con el pan, la fruta y la verdura y los productores respirando sabiendo que hay salida.
También los pequeños remedios nos salvan de los grandes males.
Gracias por tu artículo, Lara

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