«Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo»: Albert Einstein.

Ahora que todas las miradas se centran en los Fondos de Recuperación Europeos y la oportunidad que presentan para una recuperación justa y verde, se hace más necesario que nunca que la sociedad civil formemos parte activa en la búsqueda, diseño y puesta en marcha de innovaciones y soluciones para esta recuperación.

Esta no es sólo una demanda que parta de organizaciones como Greenpeace, de hecho la propia Comisión Europea insiste mucho en que los Planes Nacionales de Recuperación decidan los proyectos tras un proceso consultivo con agentes sociales, sectores, expertos, empresas, y Administraciones regionales y locales. Y ya ha advertido a los Gobiernos (entre ellos, al nuestro) que los Planes presentados, todavía pendientes de aprobación, no están contando con la necesaria participación de la sociedad.

Hasta el momento, tal y como denunciamos hace unas semanas, parece que los principales interlocutores en el destino de los Fondos son los de siempre: las grandes empresas. Y tememos que la tarta de los fondos esté ya previamente repartida dejando fuera la posibilidad de que la ciudadanía participe en el proceso de decisión.

Actuar como siempre, contando con los de siempre, puede llevarnos a desperdiciar la oportunidad para transformar el tejido productivo hacia uno más justo y verde. Existe un riesgo muy importante en concentrar los fondos en las grandes empresas sin asegurar que los proyectos lleguen a las pymes (que forman el 99,8% del tejido productivo) o a la economía social. Hacerlo de esta manera nos puede llevar como país a tener un conjunto de grandes proyectos más o menos exitosos, sí; pero con un impacto en la competitividad de nuestra economía muy reducido.

Por esta razón es fundamental resaltar que la participación de la sociedad civil medioambiental y social tiene que ir más allá de la solicitud de información y transparencia, es necesaria también una participación más activa en el codiseño y en la elección de los proyectos que se realicen.

Necesitamos transformar el sistema no solo para hacerlo más verde sino también más justo y equitativo. Por ello, la transformación propuesta requiere, transversalmente, una nueva forma de participación y colaboración de los actores.

En una perspectiva de innovación sistémica, los/as consumidores/as, ciudadanía, organizaciones de la sociedad civil, personas expertas, empresas privadas o grupos de interés son esenciales a la hora de generar soluciones innovadoras. Tal y como lo define la propia Comisión Europea a través de la Innovación Social la participación/interacción entre personas es incluso mucho más importante que los resultados en los cambios sistémicos a los que nos enfrentamos. Es en este contexto el informe “Darle la vuelta al sistema: un 4,8% para entrar en números verdes» también analiza y plantea el papel de la sociedad civil medioambiental y social en la articulación de soluciones.

Entre las diferentes propuestas consideramos necesaria la participación directa de la ciudadanía a través de órganos competentes como las Asambleas de Cambio Climático o el recién creado Consejo de Desarrollo Sostenible a la vez que se crean nuevos canales de participación.

La transformación verde y justa del sistema es un reto complejo, con múltiples interdependencias que varían y que ninguna de las partes involucradas es capaz de resolver sin la intervención del resto.