¡Temporada de alergia! El cambio climático tiene que ver con tu rinitis más de lo que imaginas
Ximena Arnau
La llegada de la primavera provoca emociones encontradas en algunas personas. Por un lado, ese sentimiento de alegría, incluso, de cierta euforia, al poder disfrutar de más horas de luz y de todo lo que conlleva el aumento de la temperatura. Pero por otro, saber que durante varias semanas, quizás meses, convivirán con el malestar provocado por la congestión, los ojos irritados, la tos, los estornudos, las erupciones cutáneas y/u otros síntomas de las alergias al polen.
Si es tu caso, no tenemos muy buenas noticias al respecto. Porque según los expertos, el lluvioso arranque de este año no hará sino alargar la temporada de alergias. «Las lluvias primaverales limpian puntualmente la atmósfera de pólenes y esporas, pero propician que los pólenes de hierbas y las esporas de hongos aumenten a continuación y se alargue su presencia», explica la investigadora catalana Jordana Belmonte.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) considera que este año las estaciones polínicas podrían alargarse hasta finales de junio y en algunos casos hasta septiembre. El organismo no duda en señalar al cambio climático como el principal responsable del “entorno cada vez más hostil” para los pacientes alérgicos, ya que el incremento de las temperaturas está detrás de la mayor producción polínica, así como de la cantidad de alérgenos de los granos de polen. En la presentación de las previsiones que la SEAIC realizaba el pasado mes de marzo, el doctor Juan José Zapata Yébenes, presidente del comité de aerobiología del citado organismo, ponía el foco en el «estrés» que sufren las plantas cuando se exponen a temperaturas extremas.

Pero también las partículas contaminantes incrementan dicho estrés: «La polución altera la estructura de las proteínas de estrés del polen como mecanismo de defensa, lo que aumenta su capacidad para inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles», explicaba el doctor Ángel Moral en la Cadena Ser. A su vez, la contaminación ambiental modifica la barrera protectora de la mucosa nasal, la piel y la conjuntiva ocular, facilitando la penetración del polen y otros aeroalérgenos y agravando así la salud respiratoria de los afectados. De ahí que, si eres alérgico y resides en una gran ciudad o cerca de una autopista, probablemente lo llevarás peor que si vives en una zona rural, a pesar de que probablemente allí estés rodeado de mucha más vegetación.
El aumento de la contaminación ambiental, de hecho, estaría relacionado con el incremento de las alergias. Según la Base de Datos Clínicos de Atención Primaria (BDCAP) del portal estadístico del Sistema Nacional de Salud (SNS) correspondiente a 2023, la incidencia de alergias por polen aumentó en España un 42% en solo seis años. Una cifra que va aparejada al incremento del consumo de antihistamínicos: en 2023, el 12% de la población a cargo del sistema sanitario público recibió al menos un envase de este tipo de medicamentos.
Aunque los efectos del cambio climático no solo afectan a las alergias por polen. El aumento de la temperatura global como consecuencia del uso de combustibles fósiles y la acumulación de gases de efecto invernadero están detrás del cambio de distribución de muchas especies. Y también afecta la cinética de la polinización de muchos vegetales, lo que, según el Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), tiene una gran repercusión en las alergias alimentarias.
En definitiva, el incremento de las alergias entre la población es otra de las muchas consecuencias a las que tendremos que acostumbrarnos por no poner freno al cambio climático.
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