Daños colaterales: petróleo, gas y muertes
La expresión “daño colateral” se emplea para nombrar “daño no intencional o daño accidental” como resultado de acciones militares dirigidas contra blancos enemigos. El término comenzó a popularizarse durante la Guerra de Vietnam como eufemismo para ocultar fuego amigo y asesinatos de civiles.
Desde los sillones de los consejos de administración de las grandes compañías energéticas, la destrucción ambiental y la crisis climática se consideran “de facto” daños colaterales.
Digo “de facto” porque, por mucha campaña de lavado verde más o menos creativa, siguen explorando, extrayendo y vendiendo gas y petróleo refinado, y planean seguir haciéndolo unas décadas más. Mientras, desde el otro lado, en los movimientos ecologistas intentaremos cambiar el relato en la sociedad. Gritamos tan alto como podemos que:
¡No son daños colaterales, sino daños intencionados y evitables!
Pues ya hay soluciones de sobra para cambiar a un modelo energético 100% renovable y justo. Claro que a veces es difícil transmitir a la sociedad hasta qué punto los daños ecosistémicos del modelo fósil afectan a los ecosistemas, al clima y también a las personas. Durante décadas pareciera que esto era un tema exclusivamente de oso polares se quedaban sin su casa al descongelarse o de las aves marinas afectadas por vertidos o quizás de pequeñas islas polinesias hundiéndose bajo las aguas.
Pero la realidad se impone, y con el avance desbocado de la crisis climática estos últimos años sufrimos más estos daños colaterales que ya son riesgos existenciales para nosotros, los homo sapiens.
No solo está en peligro la vida de millones de especies salvajes, también nuestra propia vida.
Para cuantificar hasta qué punto la vida humana está en juego en el modelo de negocio suicida, Greenpeace Países Bajos junto con el investigador estadounidense R. Daniel Bresslerha ha presentado hoy en Dubái en el marco de la COP28 el informe “Las emisiones de hoy son las muertes de mañana: cómo las grandes empresas europeas de petróleo y de gas ponen en peligro la vida”. El informe parte de las 2.700 millones de toneladas de CO2 de emisiones directas (y de quema de fósiles) que declararon públicamente en el año 2022 las nueve grandes empresas europeas de petróleo y gas: Shell, TotalEnergies, BP, Equinor, Eni, Repsol, OMV, Orlen y Wintershall Dea.
Las conclusiones del informe más que inquietantes son demoledoras:
Los daños colaterales de estas empresas podrían causar conjuntamente unas 360.000 muertes prematuras por exposición a temperaturas extremas antes de finales de siglo.
Para más inri, estas estimaciones son extremadamente conservadoras por varias razones: sólo tienen en cuenta el exceso de muertes causadas directamente por las temperaturas extremas y no evalúan otros impactos climáticos como inundaciones, sequías, incendios forestales o enfermedades infecciosas. Además, no tienen en cuenta las muertes causadas por la contaminación atmosférica derivada de la quema de combustibles fósiles, ni otros peligros resultantes de la producción y uso de combustibles fósiles.
Y me temo que en esta lotería de muerte, a nuestro país le caen uno de los primeros premios.
En el marco europeo y mundial, la península ibérica se calienta a un ritmo más rápido que la media mundial a causa del cambio climático.Lo que conlleva que exista un mayor riesgo de que las muertes prematuras a causa del calentamiento global se concentren en países como el nuestro. En el verano de 2022, la estación más calurosa registrada en Europa hasta ese momento, se calcula que España fue el segundo país, solo superado por Italia, con más muertes relacionadas con el calor.
Además hemos de recordar que estas muertes evitables son por dinero.
Dato de vital importancia: en 2022 estas nueve empresas obtuvieron enormes beneficios por un valor combinado de 163.070 millones de dólares. Mientras tanto, los países del Sur se enfrentan a unos costes por pérdidas y daños climáticos estimados en unos 400.000 millones de dólares en 2030.
Y Repsol…
La empresa líder en emisiones de nuestro país se le estima responsable de al menos 26.000 muertes este siglo. Entendemos que Repsol atrincherada detrás de su falso discurso de descarbonización y greenwashing ignorara estas cifras. En el fondo tras cortinas de humo verde pretende ocultar que su plan es seguir ampliando su extracción de petróleo y gas y repartiendo dividendos a sus accionistas. Recordemos que en 2022 incrementó en un 70% beneficios y sus planes estratégicos no hablan de dejar de invertir en nuevas exploraciones de petróleo o gas.
Por último quiero decir que ¡Un mundo sin muertes evitables por quema de petróleo, gas y carbón es posible!
Desde Greenpeace hacemos un llamamiento a los líderes mundiales en la COP28 para que acuerden una eliminación rápida, justa y definitiva del carbón, el petróleo y el gas a más tardar en 2050. Que prohíban toda nueva extracción de combustibles fósiles y aumenten el control y los impuestos a las empresas de combustibles fósiles para pagar la acción climática. Además, exigimos al Gobierno de España y del resto de países de la Unión Europea que sienten un precedente entre otros países con gran deuda climática comprometiéndose al abandono de los combustibles fósiles en 2040.
Comentarios
LAS GUERRAS NOS MUESTRAN EL CAMINO QUE NO HAY QUE SEGUIR .
No es imprescindible los recursos fósiles para obtener energía para el día a día. ¡Tenemos las alternativas de las energías renovables! ¡Hay que apostar por ellas!