Entrada de blog por carmen - 29-07-2024


Francis Kéré y la arquitectura del menos es más

Francis Kéré fue arquitecto antes de serlo. Su primer proyecto vio la luz antes de que le concedieran el título. Pero, incluso antes de eso, sabía que su vida iba a estar siempre vinculada a la construcción de viviendas y todo tipo de infraestructuras capaces de mejorar la vida a las personas que las utilizan. Y todo con materiales sostenibles. Logros por los que Kéré se convirtió hace dos años en el primer arquitecto africano en alzarse con un Premio Pritzker, el galardón más prestigioso del sector a escala mundial.  

Su infancia en Gando, la aldea de Burkina Faso en la que nació en 1965, forjó su vocación. Cuando aún era un niño viajó a Berlín para formarse como carpintero mientras estudiaba en el instituto. Allí seguía teniendo muy presente aquel edificio de hormigón, donde apenas traspasaba la luz y con graves problemas de ventilación, que había hecho las veces de escuela infantil en su aldea natal. 

Arquitectura al servicio del bienestar de las personas

Aún le faltaban tres años para conseguir el título de arquitecto, carrera que comenzó a cursar en Alemania gracias a una beca, cuando se puso manos a la obra con el que sería su primer gran proyecto: una escuela primaria en Gando. Para combatir las altas temperaturas que suelen registrarse en la zona, Kéré optó por emplear ladrillos térmicamente eficientes fabricados a partir de una mezcla de cemento y arcilla, un material abundante en la región. 

Francis Kéré arquitectura sostenible

La falta de ventilación que recordaba de su vieja escuela la evitó proyectando un techo voladizo que permite que el aire circule y el calor no quede acumulado en los espacios interiores, lo que, además, reduce la necesidad de aire acondicionado. La prolongación de los aleros para paliar el recalentamiento de los muros del edificio y el daño que pueden provocar las lluvias en los muros, así como la utilización de vegetación para bajar la temperatura, fueron otros de los elementos con los que el aún estudiante de arquitectura consiguió un proyecto sostenible, que prescindía de elementos ornamentales innecesarios, para centrarse en el bienestar de las personas que lo iban a utilizar. Todo a base de materiales de la zona, técnicas tradicionales combinadas con métodos de ingeniería modernos, y con la ayuda de la propia comunidad local. 

Esos mismos principios han seguido marcando la trayectoria de Kéré, que consiguió el título de arquitecto en 2004, a los 39 años. Sus proyectos siempre tienen muy presente sus orígenes, que se hacen aún más presentes en los relacionados con la educación y la infancia. Es el caso de la Escuela Benga Riverside, ubicada a orillas de los ríos Revúboé y Zambezi

Una de las trabas de la edificación de una escuela en aquella zona eran los ruidos procedentes de la carretera cercana. Un problema que Kéré y su estudio evitaron mediante la instalación de un amplio espacio verde en la entrada del complejo que acoge, a su vez, el apeadero para los usuarios del autobús escolar. Las paredes de la escuela simulan las branquias de un pez, recurso que aporta luz y ventilación al complejo, limitando así el uso de aire acondicionado. Además, permite la visibilidad de las aulas desde el exterior, lo que crea una mayor sensación de transparencia y confianza

Dano, una escuela adaptada a las condiciones climáticas de la zona

Otro de los proyectos relacionados con el entorno escolar en su país natal fue la escuela de educación secundaria Dano. Una construcción concebida desde la máxima de la sostenibilidad y la necesidad de adecuarse a las específicas condiciones climáticas de la zona. La escuela dispone de tres aulas, una sala de ordenadores, un espacio de oficina y una zona de asientos situada bajo el nivel del suelo cuyo fin es el de albergar sesiones de aprendizaje más informales.

Francis Kéré arquitectura sostenible

Como material principal, Kéré recurrió a la piedra de laterita, abundante en la región y responsable del característico tono marrón rojizo que suelen tener las edificaciones en las que se emplea. Además, esta piedra es una excelente fuente de masa térmica, que propicia la absorción del calor ambiental dentro del edificio.

Las bóvedas de yeso invertidas, a modo de telas drapeadas que cuelgan sobre las aulas, permiten la entrada de luz solar indirecta que, al difuminarse por toda la estancia, consigue  un espacio más luminoso sin aumentar su temperatura. Además, los elementos modulares de yeso permiten que el aire caliente suba. También el techo voladizo y la orientación este-oeste contribuyen a reducir la entrada de luz solar directa y a mejorar las condiciones térmicas del edificio. Además de la utilización de material de la zona, Kéré contó con la inestimable colaboración de jóvenes formados en proyectos anteriores de su estudio en la región. 

Minimalismo sostenible

La naturaleza de su tierra ha sido siempre una fuente de inspiración para Kéré. Así lo ha demostrado en algunos de sus proyectos más punteros, como las 12 torres baobabs del Sarbalé Ke, creadas para la celebración del festival Coachella 2019; o Xylem, el pabellón del Tippet Rise Art Center cuyo nombre evoca las capas internas de la estructura viva de los árboles.

Pero, sobre todo, Kéré se ha convertido en el arquitecto del menos es más. Sus construcciones demuestran que lo más importante de un edificio es el bienestar y la funcionalidad que aporta a quien lo va a habitar o utilizar. Y que, para realizar un proyecto bello y estético, se puede prescindir de ornamentos innecesarios y recurrir a materiales sostenibles y fáciles de encontrar en la zona en la que se vaya a asentar. El minimalismo sostenible y funcional aplicado a la arquitectura. 

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