La ciencia respalda nuestras denuncias sobre fraude en la tala de maderas preciosas en la Amazonia #EUTR
Greenpeace publicó en marzo de este año su informe “Árboles imaginarios, destrucción real”, en el que se concluye que dos tercios de los planes de gestión de la madera de ipe en el Estado de Pará (Brasil) contienen serias evidencias de fraude.
Ahora, investigadores de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (Universidad de Piracicaba, Estado de Sao Paulo, Brasil) han revelado, en una investigación inédita, que el problema en la concesión de licencias puede ser mucho mayor e involucra también a varias especies maderables de alto valor comercial que se explotan en la Amazonia. El paper “Fake legal logging in the Brazilian Amazon” (Falsa tala legal en la Amazonia brasileña) publicado en la revista científica Science Advances ha profundizado en las evidencias sobre la sobreestimación del volumen de maderas preciosas en los inventarios forestales de la Amazonia, manipulación destinada a generar falsos créditos para vender madera.
Para llegar a este resultado, los investigadores analizaron la presencia y densidad natural de 11 especies de madera en el Este amazónico publicados en inventarios científicos y gubernamentales; y compararon la información con la presencia y densidad declarada de estas especies en las solicitudes de licencias para planes de manejo forestal. La sorpresa fue que cuanto mayor es el valor de la madera, mayor es la cantidad de esa madera declarada en el inventario realizado pedir la autorización de la tala.
En el informe de Greenpeace de marzo de 2018 se señalaba que existían indicios de fraude en el 80% de los inventarios válidos para licencias de planes de manejo forestal que contenían ipe en la misma región, pues la cantidad de madera declarada era mayor de lo que habíamos analizado en inventarios de bosques nacionales. Los resultados de la investigación son prácticamente los mismos y, peor aún, demuestran que el patrón es muy parecido para otras maderas de alto valor comercial.
La investigación desarrollada es un hito importante, pues además de mostrar el problema, sugiere que los compradores de madera no pueden depender de la información oficial para evitar los riesgos de comprar madera procedente de la extracción ilegal de madera. El mercado de la madera y otros sectores de la sociedad deben ejercer más presión sobre los gobiernos para hacer del procedimiento de licencias de tala un proceso totalmente transparente.
El Consejo Federal de Ingeniería y Agronomía de Brasil, que controla la actividad de los ingenieros forestales, tiene el mandato de castigar a los profesionales involucrados en el fraude y debe hacer uso de ella. Por otro lado, un nuevo sistema de control es necesario y sería relativamente fácil de implementar. Los principales problemas actualmente observados en el sistema -la falta de consistencia y estandarización en nombres de especies, aprobación casi automática del licenciamiento sin verificación de campo y falta de integración entre las bases de datos disponibles sobre las existencias de madera y las distribuciones de especies- podrían ser parcialmente resueltos con la creación de un nuevo sistema de gestión de la información y la inspección de campo antes de licenciar el plan de manejo forestal.
¿Cómo funciona el fraude?
Para iniciar la explotación de madera en la Amazonia brasileña, es necesario presentar un inventario forestal con la estimación de cálculo del volumen aprovechable de madera de los árboles que recibirán autorización para su tala. Con base en esta estimación, los organismos competentes de los estados emiten créditos para el transporte de madera y comercialización de esa madera o producto.
Sin embargo, en muchos casos, el volumen de los árboles indicados en los inventarios forestales es sobreestimado o son «inventados» árboles para la generación de créditos falsos. Estos créditos se transfieren para inflar la contabilidad de los aserraderos, permitiendo a estas empresas legalizar la madera robada en bosques de tierras indígenas, unidades de conservación y tierras públicas no destinadas a la explotación forestal, donde esa actividad está prohibida o restringida para las poblaciones tradicionales.
El levantamiento realizado por Greenpeace sobre 536 planes de manejo forestales de Pará, con base en la metodología desarrollada por los investigadores de la Universidad de Piracicaba, apunta a que cerca del 77% de los inventarios para la explotación de madera de ipê emitidos en el período de 2013 a 2017 presentaron cantidades superiores de individuos de la especie de lo que la ciencia dice que es posible que ocurra en la naturaleza. En algunos casos, esa «superficie» de árboles puede llegar a hasta 10 veces lo que la literatura científica dice que es posible.
En Brasil, los responsables de proceso de otorgamiento de licencias deberían revisar los permisos ya emitidos y verificar la información con los datos de campo, utilizando la metodología analítica presentada en la investigación u otro posible enfoque desarrollado para esta verificación. Las soluciones ya existen. Es necesario tomarlas en serio.
Y mientras, en España, donde las administraciones públicas deberían estar velando por el cumplimiento del Reglamento EUTR que evitaría la entra de madera ilegal procedente de este fraude masivo, siguen deshojando la margarita. La Xunta de Galicia tiene una denuncia de Greenpeace del pasado mes de marzo donde se señala a una empresa lucense por importar grandes cantidades de madera de Ipé de planes fraudulentos.
Antes las evidencias científicas ¿Tomará la Xunta de Galicia alguna medida?
Comentarios
Una pregunta: cuanta madera de Amazonas utiliza IKEA? Y no tengo nada contra IKEA. Solo es curiosidad.
Yo también estoy interesada en saber que pasa y que se está haciendo contra la tala de árboles y la despoblacion de los mismos y su no recuperación, que se dice que está llevando a cabo la empresa ikea. Gracias