Los bosques del planeta no están para comérselos
Cuando comienza la primavera, se celebra el Día Mundial de la Poesía o es el Día Internacional de los Bosques, estamos obligados a dar alguna buena noticia. Aquí va: el ritmo de pérdida de superficie forestal disminuyó respecto a la década anterior según la última evaluación de recursos forestales que publica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO. Poco a poco, los acuerdos multilaterales, una mejor gobernanza forestal en los países productores, la mayor conciencia social, el consumo responsable y la mayor trazabilidad de las cadenas de suministro están detrás de este descenso del ritmo de deforestación.
Una mala noticia: todavía queda mucho por hacer
En la década anterior, volviendo a lo que nos dice la FAO, fueron arrasadas 10 millones de hectáreas de bosque cada año. Y 420 millones de hectáreas de bosques, una superficie mayor que la de la UE, pasaron a utilizarse para fines agrícolas entre 1990 y 2020.
Al mismo tiempo, el organismo científico que asesora a Naciones Unidas en materia climática, el IPCC, añade que las actividades relativas a la agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra (concepto que integra el cambio de uso del suelo o deforestación), representaron alrededor del 13 % de las emisiones contaminantes de CO2.
Dicho de otra manera, si no seguimos reduciendo de manera más rápida la cifra de bosques perdidos todos los años, no alcanzaremos los objetivos del Acuerdo de París, ni los compromisos del Convenio de Diversidad Biológica, ni los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ni avanzaremos en el reconocimiento de los derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
La agricultura industrial impulsa más del 90 % de toda la deforestación
Un puñado de materias primas son responsables de la mayor parte de la deforestación vinculada a las tierras agrícolas en producción activa. Bastante más de la mitad de la cual está relacionada sólo con los pastos, la soja y el aceite de palma, a los que hay que sumar la producción de materias primas como la carne de vacuno, el caucho, la caña de azúcar, el papel, la madera, etc. También los megaproyectos hidroeléctricos, la minería y la explotación petrolífera son responsables de la deforestación y degradación tanto de bosques primarios como secundarios.
De esta cifra estimada por la FAO de 420 millones de hectáreas de bosques que han sucumbido ante el avance de la frontera agrícola entre 1990 y 2020, el consumo de la Unión Europea representa alrededor del 10% de esta deforestación mundial. Solo la demanda de aceite de palma y soja contribuyen a provocar más de dos tercios de esta deforestación.
Porque es debido a sus importaciones de productos agrícolas y ganaderos lo que hace que la UE sea actualmente el segundo mayor responsable mundial de la deforestación tropical (con un 16% del total mundial, con 203.000 ha deforestadas en 2017 y una emisión de CO2 asociada de 116 millones de toneladas. Esto la sitúa en una de las mayores regiones responsables de deforestación inducida por la demanda de materias primas, después de China (24%), pero por delante de la India (9%), Estados Unidos (7%) y Japón (5%). Y esta deforestación asociada al comercio internacional de materias primas fue mayor en las importaciones de Brasil, Indonesia, Argentina y Paraguay.
No solo nos comemos los bosques, también los quemamos para movernos
La producción de los falsos biocombustibles – el biodiésel fabricado a partir de aceite de palma- es directamente responsable de este problema. En paralelo al incremento de las importaciones de aceite de palma, como consecuencia de las políticas de energías renovables en la UE, las tasas de deforestación en Indonesia se incrementaron exponencialmente, contribuyendo a las emisiones de CO2 y la pérdida de biodiversidad.
Y entre todas estas informaciones y noticias preocupantes sobre la madeja de la deforestación, otra buena noticia: El gobierno español está tramitando un proyecto de ley de deforestación para implementar el Reglamento europeo contra la deforestación importada (también conocido por las siglas EUDR). Esta norma aprobada el pasado año establece una obligatoriedad a las empresas que venden o comercializan determinadas materias primas (carne de vacuno, soja, cacao, café, aceite de palma, caucho, madera y pasta de papel) de alto riesgo para la deforestación según la cual deberán implantar sistemas de debida diligencia para garantizar que no están vinculadas a la destrucción, degradación de los bosques o violaciones de derechos humanos.
El Reglamento de la UE sobre productos libres de deforestación es un primer paso para cumplir los compromisos globales de la UE y transformar su impacto en los ecosistemas. Sin embargo, la legislación actual no aborda los flujos financieros asociados con la destrucción de los ecosistemas. Pero el EUDR establece que la Comisión Europea tiene que revisar la inclusión del sector financiero en el reglamento antes de julio de 2025.
Y aquí volvemos a las malas noticias: numerosas investigaciones, informes y artículos elaborados en los últimos años por investigadores y ONG (entre ellas Greenpeace) coincidimos en señalar al banco Santander como un actor importante en el problema de la deforestación. Y, en el caso de Brasil, es uno de los principales bancos internacionales responsables de financiar o invertir en empresas vinculadas a la destrucción de la naturaleza.
Y esta es, actualmente, nuestra principal preocupación.
Comentarios
hola, como puedo obtener más información sl respecto?Que empresas?De que forma contribuyen a la deforestación?muchas gracias
La firma de peticiones debería ser para que todos puedan hacerlo, me exigen número de identificación y celular de España para firmar algunas, ¿por qué? Si quienes nos preocupa el planeta podríamos firmar independientemente del país todo el planeta es nuestra preocupación.
Cierto, pienso lo mismo. Supongo q es por tema estadística y que no pueda firmar alguien con identidad falsa. Saludos
Como miembro de la sociedad planteo una situación que me parece urgente: suelo viajar en coche regularmente de Oeste a Este de la península. Observo el paisaje y en la zona noroeste hay bosques gracias a su clima. Una pena que no se regule la plantación del eucalipto, por intereses económicos los particulares explotan sus terrenos y contribuyendo a la merma de la riqueza de los suelos y alterando el ecosistema.
Por otro lado, siendo una provinciana, he visto como cada año al pie de los robles nacen pequeños árboles con la sola caída de las bellotas. En esos viajes me entran deseos de descargar bolsas de bellotas en cada rincón desierto.
Se necesita conciencia ciudadana para cuidar nuestro planeta.
Plantar en cada terreno algo apropiado para el equilibrio natural siempre nos a de beneficiar . Los monocultivos de árboles esterilizan el que puedan existir otras especies de árboles autóctonos , impidiendo sus propagarse .