Entrada de blog por Julio Barea Luchena - 23-06-2018


Que San Juan no sea la noche de la contaminación

Todos los años, el solsticio de verano nos anuncia la entrada del periodo estival. Desde A Coruña, a Barcelona, pasando por Valencia, Málaga y las islas, se celebran grandes fiestas coincidiendo con la noche de San Juan. Fiestas playeras con masiva afluencia de público, hogueras en la arena y gran consumo de comida y bebidas.

Sin embargo, a la mañana siguiente son habituales en los medios noticias que muestran el desastre ambiental fruto de estas celebraciones. Decenas de toneladas de basuras cubren playas y costas. La inmensa mayoría son envases de bebidas (botellas, latas y bricks), bolsas y envases de plástico de un solo uso.

Los residuos que alegremente dejamos en las playas terminan contaminando nuestros el entorno. El 80% de las basuras que se encuentran en los mares procede de tierra, principalmente de las cercanías de los lugares donde se abandonaron. Y la consecuencia es que nuestros mares (y alimentos) están cada vez más contaminados por residuos, especialmente plásticos procedentes de botellas, bolsas y envases.

Recogida residuos en playa de alborada, Valencia. "mejor sin Plásticos"

Para celebrar este año una fiesta de solsticio mucho más sostenible, os recomendamos llevarnos a la playa la comida en nuestros propios recipientes. Los clásicos tuppers que luego lavamos en casa y reutilizamos infinitas veces. Descartar envases de un solo uso (nada de platos, vasos y cubiertos desechables) y productos sobreenvasados que luego ni siquiera pueden ser reciclados. Y para las bebidas priorizar los envases que sean reutilizados o reutilizables (botellas de acero o vidrio).  

Para ayudar contra el problema del abandono de residuos, sería recomendable contar con leyes que apoyen, en todo el Estado disfrutar de un sistema de devolución y retorno de envases. Un sistema que existe ya en 40 países y regiones en el mundo, y que nuestro país también tenía hace años. Esto supondría que tirar a la playa (calle, río o monte) una botella, lata o brick no saldría gratis como hasta ahora. Quien lo hiciera perdería el dinero que ha dejado como depósito cuando compró ese envase, con lo que todos esos residuos tirados en el suelo ya no serían una basura, sino un tesoro.

¡Qué fácil, qué limpio y que cambio tan sencillo en nuestros hábitos! Si además, a ello sumamos la excelente costumbre de reducir nuestro consumo y no comprar cosas innecesarias y de un solo uso, el problema de la contaminación por plásticos comenzaría a solucionarse de verdad. ¿Te animas a tener este año una fiesta de solsticio más sostenible?

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