5 razones por las que una central nuclear flotante en el Ártico es una idea terrible
Esta enorme monstruosidad es la primera central de energía nuclear flotante construida en el mundo. Y ahora se dirige al Ártico. No, no es ninguna broma ni ciencia ficción, está pasando de verdad.
Rosatom, el gigante nuclear ruso controlado por el Estado, acaba de lanzar al mundo el Akademik Lomonosov, el primero de una flota de centrales nucleares flotantes que Rusia planea construir y vender a otros países como China, Indonesia y Sudán. Actualmente está siendo remolcado a través del mar Báltico, donde recorrerá toda Escandinavia hasta Murmansk, para ser abastecido y sometido a pruebas, antes de partir en un viaje de 5.000 kilómetros por el Ártico.
Ya conocemos los riesgos de la perforación en busca de petróleo en un entorno tan frágil y salvaje como el Ártico, pero un reactor nuclear flotando en sus aguas podría agravar mucho más las cosas. Este es el por qué:
1. Es cuestión de tiempo que ocurra una catástrofe
Rosatom ha dicho que la central “está diseñada con un gran margen de seguridad que excede todas las amenazas posibles y hace que los reactores nucleares sean indestructibles ante tsunamis y otros desastres naturales”. ¿Recuerdas lo que pasó la última vez que dijeron que un barco era “insumergible”?
Nada es indestructible. El problema es que este Titanic nuclear se ha construido sin expertos independientes que lo verifiquen. La misma falta de supervisión que hubo en Chernobyl.
El casco de fondo plano de esta central lo hace especialmente vulnerable a tsunamis y ciclones. Una ola grande podría lanzar la estación hasta la costa. Además, tampoco puede moverse solo. Si suelta amarras, no podría alejarse de una amenaza (como un iceberg o un buque extraño, por ejemplo) aumentando el riesgo de un incidente mortal. Un choque colisión dañaría sus funciones vitales, provocando una pérdida de potencia y dañando su función de enfriamiento.
2. Imagina lo difícil que sería lidiar con las consecuencias
Hay tantas cosas que podrían salir mal aquí: podría inundarse, hundirse o encallar. Todos estos escenarios podrían llevar a la fuga de sustancias radiactivas al medio ambiente.
En caso de un colapso, el agua del océano enfriaría el núcleo. Te puede parecer una buena idea, pero al fundirse las barras de combustible con agua de mar, primero se produciría una explosión de agua y posibles explosiones de hidrógeno que propagarían una gran cantidad de isótopos radiactivos a la atmósfera.
Las áreas alrededor de Fukushima y Chernóbil ya son difíciles de limpiar, imagínate en la noche polar, con temperaturas bajo cero y tormentas de nieve
Un daño en el reactor podría contaminar a gran parte de la fauna marina que se encuentre cerca, lo que significa que las poblaciones de peces podrían estar contaminadas en los próximos años. Un Ártico radiactivo no es el escenario más bonito.
3. La terrible trayectoria de naves nucleares, rompehielos y submarinos rusos
En Rusia hay una lista muy larga de accidentes con submarinos nucleares y rompehielos.
El primer rompehielos nuclear, Lenin, sufrió un accidente de refrigeración en 1965, lo que provocó una fusión parcial del núcleo, que terminó vertiéndose en la bahía de Tsivolki cerca del archipiélago Novaya Zemyla en 1967. En 1970, el reactor de un submarino nuclear (K-320) se puso en marcha en el muelle de Krasnoye Sormovo en Rusia, liberando grandes cantidades de radiación y exponiendo a cientos de personas. Un accidente durante la carga de combustible del reactor de un submarino nuclear en Chazma en 1985 irradió a 290 trabajadores, provocando 10 muertos y 49 personas heridas. Y la lista continúa…
Los planes de Rosatom de construir una flota de centrales nucleares flotantes suponen un aumento del riesgo de accidentes nucleares en el Ártico sin precedentes.
4. Un vertedero nuclear en el agua
Ya tenemos suficientes residuos radiactivos sin saber qué hacer con ellos. No necesitamos más.
Los reactores de esta central son más pequeños que los que encontramos en una central nuclear en tierra, y necesitarán repostar cada dos o tres años. Los residuos radiactivos se almacenarán a bordo hasta que regrese tras los 12 años de operación designados. Eso significa que los desechos radiactivos se dejarán flotando en el Ártico durante años.
Esto no solo es increíblemente peligroso, sino que todavía no hay ningún lugar seguro al que transportar el combustible utilizado una vez que pise tierra firme. Ninguna fuente de energía debe generar residuos que tarden miles de años en ser seguros.
5. Está usando energía nuclear para facilitar la extracción de más combustibles fósiles
Por si esta pesadilla flotante no fuera ya suficientemente absurda, la razón por la que la están remolcando al Ártico es para ayudar a Rusia a extraer más combustibles fósiles. Su misión principal es proporcionar electricidad a las industrias de extracción de petróleo, gas, carbón y minerales del norte.
Y no es necesario repetir las razones por las que más combustibles fósiles es sinónimo de más cambio climático. Solo tenemos que proteger el Ártico de esta catástrofe en potencia.