Entrada de blog por Mónica Parrilla - 20-12-2019


Un planeta en llamas que nos advierte de la emergencia climática

Imágenes de fuego, fallecimiento de personas y animales, desalojos masivos, miles de estructuras pasto de las llamas, declaraciones de emergencia, ciudades ahogadas por el humo, operativos de extinción con peligrosidad máxima… 2019 ha sido un año marcado por incendios dramáticos en todos los hemisferios del planeta, incendios que son la punta del iceberg de la emergencia climática y la crisis de biodiversidad en las que estamos.

Estos días Australia sigue con graves incendios en su primavera más seca y la segunda más cálida de su historia. Solo en el último mes, ha ardido un área casi tres veces más grande que el Líbano.

El año no ha dado tregua, hemos visto con perplejidad cómo Siberia ardía durante meses de forma descontrolada. 16 millones de hectáreas. En esas latitudes, los incendios son muy graves para el clima también porque producen carbono negro (un componente de hollín) que es transportado por el viento hacia el Ártico. Reduce el albedo y acelera la fusión de nieve y hielo.

Desde la vasta región geográfica de Siberia hasta las frondosas selvas de la Amazonia (Bolivia, Brasil), pasando por Chile, Indonesia, Congo, Canadá, Estados Unidos, Israel y Líbano, ha habido incendios gravísimos con terribles consecuencias para las personas, los seres vivos, el medioambiente y el clima global. Estos incendios tan dramáticos nos están alertando de una crisis ambiental sin precedentes.

No se han librado ni las zonas más ricas del planeta, como California (EE.UU.), donde un único incendio arrasó con más de 31.565 hectáreas, destruyó más de 370 casas y y provocó el desalojo de 180.000 personas. La solución no se centra exclusivamente en medios para la extinción. En España, de hecho, la extinción es muy exitosa: de los 10.717 incendios forestales ocurridos, el 67% han quedado en menos de una hectárea (conato), sin embargo los incendios que se escapan a la capacidad de extinción son los responsables de la mayor superficie quemada. En 2019, los 14 grandes incendios forestales (superiores a 500 hectáreas) han sido responsables del 41% de la superficie quemada. Es decir, menos incendios son responsables de la mayor superficie quemada, incendios nunca vistos como así nos cuentan personas del operativo de extinción, que son testigos presenciales de primera mano. Así lo vivimos en el incendio de Valleseco en Gran Canaria con más de 10.000 hectáreas quemadas y con 10.000 personas desalojadas. La Torre de l’Espanyol (Tarragona) con 6.500 hectáreas.

Los incendios forestales de las distintas regiones tienen causas distintas en su origen, pero hay algo en común: el cambio climático que explica un cambio a incendios dramáticos, un grito desesperado que pide soluciones. Y esas soluciones pasan por proteger los bosques primarios como prioridad internacional para evitar la subida de 1,5 ºC de temperatura.

En España, las soluciones son variables pero lo que está claro es que hay que entender y gestionar de otra forma los incendios forestales teniendo en cuenta el cambio climático. Es necesaria la implicación de distintos actores, desde la comunidad científica y técnica, al operativo de extinción y protección civil, pasando por las administraciones públicas. Así como una población concienciada que prevenga y que esté preparada ante el fuego con medidas de autoprotección.

Un planeta en llamas que nos advierte de la emergencia climática y de que aún podemos hacer mucho para evitar incendios desastrosos que ya estamos viendo.

Mónica Parrilla - autor del blog.
Mónica Parrilla
Ingeniera Técnica Forestal por la Universidad de Valladolid. Máster en Gestión de Residuos (Instituto de Investigaciones Ecológicas). Diploma universitario como Experta en Igualdad por la UNED. Responsable de campañas del Área de Biodiversidad de Greenpeace España Twitter: @MonicaParrill
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