El transporte en las ciudades es un motor sin freno del cambio climático. Además de las emisiones de gases de efecto invernadero, otros problemas como la contaminación del aire, el ruido o la siniestralidad hacen que sea cada vez más necesario avanzar hacia una movilidad más sostenible.

#1
Mueve las piernas siempre que puedas

Con unas emisiones de carbono equivalentes al desgaste de las suelas de tus zapatos, caminar no tiene rival medioambiental. Andar media hora al día es además una de las formas más sencillas y baratas de cuidarte, y si te fijas una gran parte de nuestros desplazamientos diarios entran dentro de los 3 kilómetros que podemos cubrir andando ese tiempo.

#2
Desplázate en bici

Ocupa muy poco espacio y no consume nada. Es silenciosa, limpia y te permite estar en forma y conocer mejor tu ciudad. Aprovecha cualquier oportunidad para usar la bici en tus desplazamientos cotidianos, y en distancias de hasta 5 kilómetros no hay medio de transporte más rápido en ciudad. Si te apetece probar una y tienes dudas de qué modelo elegir, puedes empezar echando un vistazo a esta guía.

#3
Utiliza el transporte público

Moverse en medios colectivos, como trenes, cercanías o autobuses, es la mejor manera de reducir las emisiones que generamos por desplazarnos y el espacio que consumimos. Así, un autobús que lleve una media de 50 personas, frente a la ocupación real de los automóviles, que es de un 1,2 personas, significa que un autobús lleva a las mismas personas que 41 coches, pero en 16 veces menos espacio. A partir de aquí todo son ventajas: menos cambio climático al quemar menos combustible, más calidad de vida en las ciudades al ganar espacio y reducir el ruido del tráfico rodado, menos gasto público en sanidad al reducirse los accidentes y las enfermedades respiratorias, mayores beneficios económicos por reducir los atascos y las importaciones de petróleo… La lista es interminable.

#4
Reduce el tamaño y potencia de tu coche

Ten en cuenta que en este caso “el hábito SÍ hace al monje”, y los coches más grandes y potentes consumen un 50% más que los más pequeños: ellos mismos condicionan la manera de conducir hacia los patrones para los que han sido diseñados. Así, que si te compras un coche la cuestión más importante que te plantees debe ser: “¿Cuánta energía consume?” Los más eficientes son los eléctricos, pero si el uso que le vas a dar no es compatible con su régimen de recarga, la mejora alternativa es el híbrido enchufable. Todos los coches de cualquier categoría tienen una etiqueta A-F que indica su eficiencia energética que puede ayudarte. Y cómpralo a gasolina, no diésel, por los graves problemas de contaminación que provoca en nuestras ciudades.

#5
Comparte tu coche con otras personas

No hay mejor manera de reducir las emisiones causadas por desplazarte en automóvil: a más ocupantes menos emisiones por cabeza. Puedes buscar esas personas preguntando en tu trabajo o a tus vecinos, o visitando www.compartir.org

#6
Alquila un coche por horas

Nunca nos solemos plantear el tremendo gasto que implica tener un coche en propiedad que pasa más del 90% parado y sin utilizarse (el tiempo medio que un coche permanece aparcado). Así que alquilar el coche solo cuando lo necesitemos, es una muy buena manera de ahorrarnos papelo, dinero y preocupaciones. Solo tienes que registrarte en la web correspondiente a tu ciudad, tras lo cual obtendrás una llave electrónica que te dará acceso a cualquiera de los coches que hay diseminados por distintos puntos de tu localidad. Mira alternativas en carsharing.es

#7
En viajes interurbanos utiliza el tren siempre que puedas

Es el medio que con diferencia menos contamina y menos impacto ambiental genera. A pesar de que la falta de mantenimiento e inversión en la red de trenes que no son AVE, conlleva que el tiempo de trayecto sea superior al de otros medios de transporte, puede ser un buen momento para terminar ese libro para el que nunca encontramos tiempo,terminar algún trabajo pendiente o simplemente disfrutar del paisaje.

#8
Vuela sólo cuando realmente lo necesites

El avión es medio el más contaminante de todos, sobre todo en distancias inferiores a los 1000 kilómetros en las que su uso no está justificado por las elevadas emisiones que genera. Para estas distancias la mejor alternativa es siempre el tren, y en particular el servicio de “coche cama” para las distancias más largas. Y aunque a muchas personas nos encanta viajar, debemos siempre pensar si las emisiones que vamos generar compensan nuestra estancia en el lugar de destino: no hay nada más insostenible que coger un avión para estancias de unos pocos días, como se ha puesto de moda con el abaratamiento de los billetes de avión y el auge de las compañías low cost. Por lo general cuanto menos viajemos en avión mejor.