Reactivo al informe de la ONU sobre calor extremo y trabajo
El calor extremo provocado por el cambio climático pone en riesgo a las personas trabajadoras: Greenpeace exige a la industria fósil que pague por el desastre climático que causa
Greenpeace valora con preocupación los datos publicados hoy en un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Meteorológica Mundial. Según ese informe, la frecuencia e intensidad de los episodios de calor extremo han aumentado drásticamente y están afectando negativamente a aproximadamente la mitad de la población mundial, reduciendo la productividad de las personas trabajadoras entre un 2 % y un 3 % por cada grado por encima de los 20 °C y aumentando el riesgo de insolación, deshidratación, disfunción renal y trastornos neurológicos.
En un contexto en que los impactos climáticos, como incendios forestales, olas de calor y sequías no dejan de empeorar, como está ocurriendo en España este verano, Greenpeace exige a las empresas petroleras y gasísticas, principales causantes del cambio climático, que paguen por los daños que causan.
“Las personas que trabajan están en la primera línea de riesgo ante extremos climáticos como las olas de calor o los incendios y este informe lo demuestra con contundencia”, ha declarado José Luis García Ortega, responsable del área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace España: “Es indignante que, en medio de esta crisis, estén pasando desapercibidos los máximos responsables, aquellos que ponen el combustible que alimenta el cambio climático, que son las corporaciones de los combustibles fósiles. Cualquier plan o pacto de emergencia climática tiene que hacerles pagar, a través de nuevos impuestos, por el daño que han causado y siguen causando, y retirarles todos los privilegios y subvenciones de que gozan. Repsol y el resto de compañías fósiles pretenden librarse de pagar los daños que sus sucios negocios han provocado. No lo permitamos”.
“Los Gobiernos ya no pueden quedarse de brazos cruzados mientras la salud y los ingresos de las personas trabajadoras se deterioran debido a una crisis climática a la que apenas han contribuido. Organizaciones y personas de todo el mundo, especialmente de las regiones más afectadas por el cambio climático, se están movilizando para exigir más inversión en adaptación, con refugios climáticos como espacios frescos y zonas de sombra. Mientras tanto, las corporaciones petroleras y gasísticas ganan miles de millones cada día impulsando el aumento de las temperaturas. El informe de la OMS y la OMM enumera muchas de las soluciones adecuadas para afrontar este desafío, pero son los culpables de esta crisis climática, no la gente común, quienes deberían financiar las medidas mediante impuestos contundentes sobre las ganancias de las empresas de combustibles fósiles”, ha declarado Rebecca Newsom, responsable política de la campaña «Stop Drilling, Start Paying» de Greenpeace Internacional.
A principios de este año, Greenpeace Internacional se unió al Pacto “Quien Contamina Paga”, una alianza global de comunidades que se encuentra en primera línea ante los desastres climáticos. Esta alianza exige que sean las corporaciones fósiles, como Repsol, las que paguen los costes de pérdidas y daños, adaptación y mitigación del cambio climático que han provocado. Entre los grupos que respaldan el Pacto se encuentran grandes sindicatos y personas trabajadoras individuales de todo el sur de Asia, incluyendo personas que trabajan en la venta ambulante y la recogida de residuos para el reciclaje, el Sindicato de Trabajadores de Amazon, personas trabajadoras del hogar, de la construcción y de fábricas que trabajan en interiores, que sufren violentas olas de calor e inundaciones. Greenpeace ha documentado el impacto de estos fenómenos meteorológicos extremos y realiza campañas para exigir a los Gobiernos de todo el mundo que aumenten los impuestos a las empresas petroleras, de carbón y de gas para compensar los daños que causan.