Greenpeace destaca que la ampliación de la central nuclear de Almaraz genera más riesgos que empleos

La organización ecologista quiere recordar en el 40 aniversario del accidente nuclear de Harrisburg, en Pensilvania (EE.UU.), que la ampliación de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) hasta el año 2027 supera los 40 años de vida de diseño de los reactores nucleares, lo cual significa asumir mayores riesgos causados por el envejecimiento de los reactores o por problemas de compatibilidad, como resultado de la instalación de nuevas piezas, entre otros motivos.

El acuerdo al que han llegado Iberdrola y Endesa de clausurar Almaraz en el año 2027–con unas inversiones no superiores a 400 millones de euros y ampliables un 50%-, el cual está en la línea marcada por el Plan de Energía y Clima (2020-2030) que estima su cierre entre los años 2025 y 2030, genera riesgos considerables para el medio ambiente.

En los años 2020 y 2023 se estarán sobrepasando los 40 años de vida útil de los reactores nucleares en la unidad I y la unidad II de la central nuclear de Almaraz respectivamente: la unidad I (U-I) obtuvo su autorización de puesta en marcha el 10/03/1980 , por lo tanto su vida operativa alcanzará los 40 años en 2020. En el caso de la unidad II (U-II) su autorización de puesta en marcha es del 15/06/1983, por lo tanto alcanzará los 40 años en 2023. El concepto de vida comercial, vida económica o vida contable, términos todos ellos que no tienen nada que ver con la vida de diseño de un reactor, y que es el que debe ser considerado a efectos de seguridad nuclear.

Además el aumento de la potencia de un reactor, como es el caso de Almaraz, puede comprometer aún más los márgenes de seguridad. Por ejemplo, el aumento de la producción de energía térmica supone un aumento de la producción de vapor y de agua de enfriamiento, lo que da lugar a mayores tensiones en las tuberías y sistemas de intercambio de calor, por lo que se agravan los procesos de envejecimiento.

Ventajas del cierre: creación de 100.000 puestos de trabajo

El desmantelamiento de la central de Almaraz generaría 100.000 puestos de trabajo y, solo en Extremadura, el empleo derivado sería del orden de 22.600-24.400 empleos durante más de una década, según el único estudio publicado sobre el efecto en la economía y el empleo del cierre progresivo de las centrales nucleares en España, realizado por Abay Analistas Económicos y Sociales para Greenpeace. El 42% del empleo neto generado por el proceso de desmantelamiento de las centrales nucleares, la gestión de sus residuos y la sustitución de energía nuclear por otras fuentes es empleo de alta cualificación (universitario y/o con estudios de postgrado).

Además, la sustitución de la generación nuclear por una renovable es otra de las ventajas positivas del desmantelamiento de la central nuclear, a razón de que las inversiones requeridas para sustituir la producción nuclear de Almaraz por renovables generarían 94.000 empleos.

Solicitud de reunión con el presidente de la Junta de Extremadura

Greenpeace ha solicitado una reunión a Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, para exponer tanto los riesgo de la ampliación como las ventajas del cierre de la central nuclear de Almaraz.

Por último, si la compañía operadora finalmente tramita la solicitud de ampliación antes del próximo 31 de marzo, esta tendrá que ser estudiada por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), quien determinará de manera vinculante qué requisitos son necesarios para la prórroga y, consecuentemente, las cuantías de las inversiones. En España el garante de la seguridad nuclear es el CSN, que será posiblemente renovado mañana, responsable de asegurar que nunca ocurra aquí lo que pasó en Harrisburg, Chernobil o Fukushima.

MATERIAL COMPLEMENTARIO:

Dossier: Propuestas para un horizonte sin nucleares disponible AQUÍ