Con motivo del Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, este 18 de octubre
Greenpeace publica el informe ‘Los otros Altri’ para denunciar cómo las corporaciones amenazan espacios naturales de alto valor con la complicidad de las administraciones
- Con este informe, la organización quiere llamar la atención sobre cómo proyectos impulsados por empresas, y en muchas ocasiones con la connivencia de las instituciones, amenazan espacios naturales protegidos, esenciales para la sostenibilidad de la vida y las generaciones futuras
- España alberga una gran riqueza biológica, pero sólo el 9 % del territorio tiene un estado de conservación favorable, debido a su degradación por los cambios de usos del suelo y la fragmentación de hábitats
- El informe expone numerosos ejemplos de proyectos destructivos en distintas zonas y sectores económicos, entre ellos dos en Navarra: la ampliación de la macrogranja de Valle de Odieta y la mina de magnesitas en Erdiz
- La ONG llama a la movilización social para frenar estos atentados ambientales y reclama a administraciones y empresas el cumplimiento de la normativa de protección de la biodiversidad, transparencia en la gestión y la información y la participación vinculante de la ciudadanía
Hoy, víspera del Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, Greenpeace publica un nuevo informe con el título Los otros Altri, o cómo las corporaciones amenazan la biodiversidad y las administraciones lo permiten. Los análisis científicos confirman que a nivel global el ritmo de pérdida de especies y el deterioro de hábitats y ecosistemas, principalmente provocado por la acción humana, no tienen precedentes en la historia de la humanidad. En este dramático contexto, el informe de Greenpeace pretende servir para visibilizar y denunciar cómo muchos proyectos de corporaciones de los más diversos sectores económicos, en ocasiones con la connivencia de las administraciones, ponen en peligro espacios naturales que son vitales para conservar la biodiversidad. Muchos de estos perniciosos proyectos se plantean, además, en espacios que cuentan con figuras de protección de la naturaleza. El texto también quiere servir como una llamada a la acción para paralizar proyectos destructivos concretos a lo largo de todo el territorio.
Aunque España lidera la superficie protegida a nivel europeo, sólo el 8,9 % de los hábitats de interés comunitario presentan un estado de conservación favorable y es el país europeo con más especies amenazadas: entre un 12 % y un 14 % están en peligro de extinción. Para Greenpeace, los espacios naturales protegidos, así como otros entornos que por sus características ecológicas también deberían estar legalmente preservados, constituyen los pilares de la urgente conservación y reconstrucción de la biodiversidad a nivel estatal y mundial. Sin embargo, hasta la custodia efectiva de estos lugares está a menudo en cuestión, especialmente por el desarrollo de proyectos impulsados por corporaciones de todos los sectores, desde mineras a energéticas, papeleras, turísticas e incluso culturales.
“Muchas corporaciones, empresas e incluso administraciones públicas entienden el territorio como un simple lugar donde realizar actividades económicas, no siempre compatibles con la sostenibilidad de la vida. Utilizando tácticas como el greenwashing, la fragmentación de proyectos o los estudios de impacto ambiental poco rigurosos, están impulsando proyectos destructivos en espacios naturales de alto valor ecológico, muchos de ellos legalmente protegidos. Sitúan el beneficio empresarial por encima de la naturaleza, despreciando los servicios ecosistémicos que esta nos proporciona y poniendo en riesgo el futuro de las próximas generaciones. Necesitamos parar este tipo de proyectos”, ha declarado Lorea Flores, coordinadora de Greenpeace en Euskadi y Navarra y coordinadora del informe.
El informe identifica una serie de tácticas empleadas por las corporaciones o empresas para que sus proyectos puedan seguir adelante. Estas tácticas se basan en la difusión de información engañosa (greenwashing, promesas de empleo), compra de voluntades (lobby político, contenidos patrocinados, planes sociales, puertas giratorias) y, a menudo, la utilización de estratagemas para poder burlar la ley, como la fragmentación de proyectos en varios o plantearlos en el mismísimo borde de espacios naturales protegidos. Además, para la organización ecologista es inaceptable que muchos de estos proyectos dañinos acaben capturando fondos públicos, como los diseñados para la transición ecológica.
Greenpeace también pone el ojo sobre la permisividad, negligencia y muchas veces la complicidad de las administraciones públicas para facilitar la implementación de estos proyectos. No en vano, España lidera el triste ránking de países con más procedimientos de infracción abiertos por motivos ambientales por parte de la Comisión Europea. En especial, la organización ecologista denuncia la creciente creación de normas desreguladoras de todo tipo; el uso fraudulento de figuras como las de “interés general”, “utilidad pública” o “proyecto estratégico”, que deberían ser excepcionales pero a menudo se convierten en la norma para facilitar proyectos, y la existencia de muchos “parques de papel”: espacios aparentemente protegidos pero que carecen de planes de gestión efectivos, seguimiento ecológico y recursos para su conservación efectiva.
“Navarra no constituye una excepción y, al igual que en muchos otros territorios, se plantean proyectos incompatibles con la conservación de la naturaleza y con la lucha global contra la pérdida de biodiversidad. Y sin biodiversidad no tenemos futuro. No tiene ningún sentido que las administraciones –e incluso muchas empresas– nos hablen de proteger el rural y al tiempo pongan encima de la mesa barbaridades como la mina de Erdiz; o nos digan lo importante que es cuidar del agua y aprueben la ampliación de la macrogranja de Caparroso, cuya actividad pone en peligro ríos y acuíferos. Es legítimo y deseable que la sociedad civil activa reaccione contra esas indecentes alianzas que se dan con tanta frecuencia entre corporaciones destructivas y administraciones irresponsables. Tenemos que parar esta locura”, concluye Lorea Flores.
Doce ejemplos, entre decenas de proyectos destructivos
La masiva movilización de la sociedad civil contra el proyecto de macrocelulosa de Altri en Galicia se ha convertido en un símbolo de las luchas por la defensa del territorio. Al hablar de ‘los otros Altri’, Greenpeace quiere señalar que existen muchos más proyectos que amenazan espacios de alto valor ecológico. De entre todos ellos, la organización ha seleccionado 12 que se exponen con más detalle en fichas, con el objetivo de hacer visibles de forma más clara las tácticas nocivas de las empresas y la dejadez de las administraciones. Estos ejemplos muestran que las agresiones afectan a todo el territorio y llegan desde los más variados sectores económicos, desde el papelero y ganadero hasta el minero, energético, turístico, de las comunicaciones e incluso el cultural.
Los ejemplos detallados en el informe son: el proyecto de reapertura de la mina Los Frailes en Aznalcóllar, el restaurante y glamping en la playa de Bolonia, el proyecto de almacenamiento de gas en el entorno del Parque Nacional de Doñana y el hotel proyectado en la playa de los Genoveses, en Andalucía; el Clúster de renovables en El Maestrazgo y el proyecto de unión de estaciones de esquí en Canal Roya, en Aragón; el proyecto turístico Cuna del Alma en Adeje, en Canarias; la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat, en Catalunya; la expansión del Museo Guggenheim en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en Euskadi; el proyecto de macrofábrica de celulosa de Altri en A Ulloa, en Galicia, y la ampliación de la macrogranja de Valle de Odieta en Caparroso y el proyecto de mina en el pastizal de Erdiz, en Navarra.
La ampliación de la macrogranja de Valle de Odieta y el proyecto de mina en Erdiz
La granja de vacuno de Valle de Odieta, en Caparroso, pretende ampliar su capacidad de las 7200 cabezas autorizadas a más de 11.000. En principio, según los promotores, no se requieren obras adicionales, pero el aumento de cabezas de ganado incrementaría el impacto de la granja en el medio ambiente. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, la insostenibilidad del sistema alimentario está entre las principales causas de la pérdida de biodiversidad en Europa. Y la ganadería industrial es de las actividades con mayor impacto contaminante en todo el territorio peninsular. Existen muchos proyectos que, sin estar en espacios protegidos, los afectan intensamente por su capacidad de contaminación a gran escala y a gran distancia, especialmente a través de ríos y acuíferos. Con mucha frecuencia, las administraciones permiten que macrogranjas ya existentes se redimensionen para ampliar su producción, amenazando gravemente espacios naturales, como este caso que afecta a las zonas protegidas de Bardenas Reales y los Tramos Bajos del Aragón y el Arga.
Por su parte, el proyecto minero de la empresa Magnesitas de Navarra en el pastizal de Erdiz (Baztán) contempla la extracción a cielo abierto de hasta 600.000 toneladas anuales de magnesita durante un período de 25 años, amenazando el equilibrio natural al plantearse en una Zona de Especial Conservación. También podría generar un impacto irreversible sobre la vida rural, poniendo en riesgo una economía sostenible basada en la ganadería tradicional. Al declararlo de interés foral, el Gobierno de Navarra pone de relieve que está dispuesto a favorecer intereses industriales privados en detrimento de los modos de vida tradicionales, que sí son compatibles con la conservación de la naturaleza.
Demandas de Greenpeace:
- Eliminación de subvenciones perjudiciales para el medio ambiente.
- Reforma de la Ley de Información No Financiera, para garantizar que las grandes empresas informen adecuadamente sobre su impacto ambiental.
- Protección efectiva de áreas protegidas, con planes de gestión adecuados, seguimiento ecológico y recursos adecuados para su conservación efectiva.
- Revisión, creación y/o ampliación de las orlas de protección de los espacios protegidos.
- Equilibrio territorial en las áreas protegidas, tanto en porcentaje de superficie protegida como en representatividad de hábitats y eficacia de los planes de gestión.
- Cumplimiento de la normativa de especies amenazadas en lo relativo a los exigibles planes de conservación y restauración de especies.
- Revisión de los abusos en las evaluaciones de impacto ambiental.
- Mayor control sobre los lobbies, puertas giratorias y conflictos de intereses.
- Legislación contra el greenwashing y otras malas prácticas empresariales.
- Resolución de los procedimientos de infracción en materia de medio ambiente de la Unión Europea (UE) hacia el Estado español.
- Apoyo al Reglamento de Restauración de la Naturaleza de la UE (2024), que obliga a los Estados miembros a restaurar el 20 % de sus territorios terrestres y marinos para 2030 y todos los ecosistemas que lo necesiten para 2050.
- Fomento de la participación pública vinculante.
- Transparencia normativa y regulación efectiva con participación ciudadana de las figuras de utilidad pública, interés general, proyecto estratégico, etc., evitando su utilización de forma abusiva.
- Transparencia y rendición de cuentas de las corporaciones.
- Apoyo al mundo rural y a prácticas agroecológicas.
- Integración de políticas climáticas y de biodiversidad.
- Ratificación y cumplimiento de acuerdos internacionales, como el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal.
- Derogación de la Ley Mordaza, que ha servido para criminalizar y reprimir las protestas ambientales y sociales.
Más información:
- Informe completo Los otros Altri, o cómo las corporaciones amenazan la biodiversidad y las administraciones lo permiten.
- Resumen ejecutivo ‘Los otros Altri’ para medios.
- Fichas de los 12 casos en pdf.
- Fichas macrogranja de Valle de Odieta y mina magnesitas en Erdiz.
- En profundidad: Los otros Altri.
- Fotografías y vídeos de los 12 casos en alta resolución para descargar.