#1 El poder corporativo ejerce una influencia desproporcionada en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida, desde la salud y las condiciones laborales hasta las políticas gubernamentales y la destrucción del medio ambiente.
#2 Las grandes corporaciones multinacionales, como las que integran el IBEX 35 en España, concentran un poder económico y político que les permite orientar las decisiones públicas hacia sus propios intereses, a menudo en detrimento de la sociedad y el planeta.
#3 Empresas como el Banco Santander, a pesar de su imagen de responsabilidad social, encabezan la clasificación en prácticas cuestionables como la financiación de combustibles fósiles, la inversión en proyectos que destruyen bosques y la contribución a conflictos armados.
#4 Por su parte, Repsol, como principal compañía española generadora de cambio climático, esconde tras una fachada de sostenibilidad una realidad de proyectos altamente destructivos en diversas partes del mundo.
#5 Estas corporaciones ejercen una presión constante sobre los gobiernos a través de lobbistas y representantes, buscando influir en las decisiones clave sobre la transición ecológica en cumbres como la COP sobre Biodiversidad y la COP sobre el Clima. Greenpeace y otras organizaciones exigen medidas contundentes para frenar la destrucción de los ecosistemas, eliminar los combustibles fósiles e imponer impuestos a las industrias contaminantes.
#6 Es fundamental reconocer el poder de estas corporaciones y luchar contra su influencia. Necesitamos construir un nuevo modelo económico y social que priorice el bienestar de las personas y la protección del planeta. Las empresas deben ser responsables de los daños que causan y contribuir a su reparación, mientras que los gobiernos deben implementar políticas más justas y equitativas. Solo así podremos asegurar un futuro sostenible para las próximas generaciones.