¿Quién es ese poder en España?
En España, el poder corporativo se concentra mayoritariamente en el IBEX 35, que es el índice bursátil más importante del país. Son un reducido grupo de 35 grandes compañías de todos los sectores económicos y entre las que destacan: Repsol, Naturgy, Iberdrola, CaixaBank, Banco Santander, BBVA, Mapfre, Inditex, Ferrovial, Telefónica, etc. Son un símbolo del poder económico en España y marcan la discusión financiera y política del país, pero también la vida diaria de millones de personas.
La huella climática de estas corporaciones es enorme, equivale a 2,6 veces las emisiones globales de España. Además, su poder económico también es inmenso, alcanzando ganancias similares al gasto que tiene España en educación.
Estas corporaciones llevan décadas marcando la agenda política de España y pretenden controlar también el proceso de transición ecológica. Para lograrlo, utilizan sus contactos y su influencia en todos los poderes del estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Estas multinacionales, para consolidar su poder y sus beneficios económicos, imponen su voluntad a través de prácticas desleales, como estas:
Puertas giratorias
¿Te suena Felipe González trabajando para Gas Natural o José María Aznar para Endesa? Cuando un alto funcionario público pasa a trabajar en una empresa privada y utiliza su experiencia para favorecer a esa empresa en detrimento del interés general, surge un conflicto de intereses entre los sectores público y privado.
Lobby
Los lobbies son grupos organizados para presionar a los poderes públicos a favor de intereses particulares. En España, además del lobby directo, existen poderosas organizaciones empresariales que hacen lobby sectorial: AEB (banca), ANFAC (automoción), UNESA (compañías eléctricas), Sedigas (sector del gas) o FEHR (hostelería). Aunque su existencia es legal, siempre que no incurran en actividades ilegales como el chantaje o el soborno, su alto nivel de acceso político les permite conseguir muchos de sus intereses.
Cartel
Así como los capos del crimen se alían para controlar actividades ilícitas, las corporaciones a menudo llegan a acuerdos para dominar el mercado y maximizar sus beneficios, en perjuicio de los consumidores. Por ello, las consecuencias para estos consumidores serían las mismas que las que enfrentarían con un monopolio.
Para ilustrar este poder corporativo, nos centraremos en dos corporaciones líderes en su sector y ya denunciadas por Greenpeace: la petrolera Repsol y el Banco Santander.