20-10-2020

La mentira de la economía circular: Los fallos del cubo amarillo

Las dos flechas enroscadas que identificamos como símbolo del reciclaje es lo que se denomina el punto verde, e indica que la empresa que produce el envase ha pagado una tasa para su gestión posterior.

logo punto verde

Los ciudadanos depositamos estos envases al cubo amarillo que gestionan los Ayuntamientos (a los que paga Ecoembes por este servicio). Una vez se han recogido los contenedores amarillos, el Ayuntamiento los lleva a las plantas de clasificación de residuos. Allí los residuos se separan y Ecoembes paga a los ayuntamientos según el peso de lo recogido. Este material clasificado es vendido después a las empresas recicladoras para hacer nuevos envases.

Este es el resumen de la economía circular que tanto publicita Ecoembes y que traslada a la ciudadanía la creencia de que reciclar es tirar un envase correctamente al contenedor amarillo y que la botella que arrojas se convertirá en otra botella o en otro envase. Sin embargo, las bondades de esta economía circular está más cerca de la fantasía que de una buena gestión de los residuos. ¡Una vez más Ecoembes miente!

La verdad es que no todo lo que entra en el contenedor amarillo, se recupera. Entre un 40-50% son elementos rechazados (o impropios). Te lo mostramos aquí muy claro:

Fuente: Datos del libro de Alberto Vizcaíno Descargar gráfico y/o datos

Como ves, los envases menores de 10 cm de diámetro (yogures, envases monodosis…) que son los productos plásticos de un solo uso más comunes, son rechazados por las máquinas de las plantas de clasificación. Lo mismo ocurre con las botellas de PET de colores. En definitiva, muchos de los envases por los que han pagado el punto verde no se reciclan. 

Cubertería, pajitas, palillos, juguetes y otros plásticos, a pesar de tener composición igual o similar a los envases ligeros, no pueden ser depositados en el cubo amarillo al no tener forma de envase. Es decir, todo lo que se puede arrojar al cubo amarillo va determinado por su definición de envase y no por su capacidad de ser reciclado. 

Todo lo anterior deja claro que el sistema de gestión de envases en España responde más al modelo de negocio de Ecoembes que a criterios de sostenibilidad y medioambientales. Una separación basada en tipo de materiales sería mucho más efectivo. Al fin y al cabo, los recicladores necesitan materiales de calidad para convertirlos en materias primas, procedan o no de envases. Sin embargo, el lobby que realiza Ecoembes para defender su sistema de gestión es inmenso. 

¡Más adelante te lo enseñamos!