30-09-2024

¿Cuánto podremos regar en el futuro?

Para responder a esta pregunta, y concretando aún más las cifras dadas en la Burbuja del Regadío, Greenpeace publica ahora un nuevo estudio que cuantifica el impacto que tendrá la reducción prevista de disponibilidad del agua en los próximos años (2030-2100) sobre el campo. Y ello teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas y de aumento de la demanda, en un escenario, recordemos, de emergencia climática.

Según los datos públicos, tendremos entre un 4,04% y un 6,88% menos de agua de aquí al año 2040. Sin embargo, las demandas previstas por los planes de cuenca de tercer ciclo, reflejan más de 4.000 hm3 de exceso. Estas cifras no incluyen el regadío ilegal no contabilizado (cerca de 600.000 hectáreas y un millón de pozos ilegales) ni tiene en cuenta que buena parte del agua empleada en el riego se va en los productos que exportamos, se pierde en desperdicio alimentario, en excedentes agrario o en las macrogranjas, entre otros.

¿Cuál es el futuro del regadío en España?

Hasta el año 2022, España no ha dejado de aumentar sus regadíos. A corto plazo, se propone seguir aumentándolos, como se observa en los diferentes Planes Hidrológicos. Sin embargo, la propia estrategia de lucha contra la desertificación y todos los modelos climáticos para el futuro señalan que cada vez habrá menos recursos disponibles, más sequías y más frecuentes. En general, y salvando aguaceros, habrá menos precipitaciones y más calor, lo que implica mayor evapotranspiración y menos agua disponible.

Riesgos

#1 Aumento de la evapotranspiración

El incremento de la temperatura conlleva un incremento de la evapotranspiración (ETP) y, por tanto, supone menos agua disponible. El aumento de temperatura podría suponer una mayor producción agrícola, si hubiera agua suficiente disponible, pero esa circunstancia no se dará.  Es decir, la temperatura más elevada no se traducirá en más cosechas, sino en menores, porque no habrá suficiente agua.

#2 Disminución de las precipitaciones

Se esperan unas reducciones moderadas en el primer tercio del siglo XXI, que se harán mucho más intensas de ahí en adelante.

#3 Si no se actúa ahora, la falta de agua generará conflictos internos en España

Aumentarán los conflictos por el agua, como ya se ha visto, entre agricultura y uso de hidroeléctricas, el urbano y el recreativo o los caudales ecológicos de ríos y ecosistemas acuáticos, que hasta ahora no se incluían en la ecuación. Pero también entre comunidades autónomas y, en el futuro, entre comarcas o ciudades, por los aumentos de demandas y la disminución del recurso agua disponible. 

Con este escenario, está claro: tendremos menos agua disponible y, calculando la que tendremos, es necesaria una reducción importante. Proponemos para ello dos metas de reducción del 20 % o el 25 % que en términos de superficie supone los siguientes resultados en función de que se tomen como referencia las cifras de SIOSE o ESYRCE (cifras para todo el territorio, incluidas las cuencas del norte) y que suponen una reducción de entre 650 mil hectáreas y casi un millón hasta 2040 según las previsiones oficiales del cambio climático en España (entre 800 mil y casi un  millón de hectáreas en el caso de la cuantificación por ESYRCE y entre 650 mil y 800 mil por la cuantificación realizada por SIOSE).

Reducción estimada para 2040 en la superficie de regadío en España para adaptarse al cambio climático

FuenteSuperficie inicioReducción necesaria 20%Reducción necesaria 25%Superficie final con la reducción del 20%Superficie final con la reducción del 25%
ESYRCE3.935.926787.185 has983.981has3.148.741 has2.951.944 has
SIOSE3.183.304636.740 has795.926 has2.546.963 has2.387.778 has
Elaboración Greenpeace y Observatorio de la sostenibilidad
Recomendaciones

#1 Reducir el 20-25% del regadío, lo que, en términos de superficie, supone una reducción de entre 650 mil hectáreas y casi un millón de hectáreas hasta 2040.

#2 La reducción de estos regadíos deben enfocarse a las grandes explotaciones (fondos de inversión, empresas del agribusiness…), así como a aquellas que, por su cultivo, obtienen altas dotaciones por hectárea, y por lo tanto, no se adaptan a las condiciones climáticas actuales (regadíos en superintensivo de frutos secos, superintensivo de olivar, aguacates…).

# 3 Eliminar todos los regadíos ilegales del país.

# 4 Las reducciones de regadíos se deben de realizar sobre las zonas de los actuales regadíos que están ubicados sobre zonas tensionadas.

# 5 Congelar totalmente la inversión en nuevos regadíos en todas las cuencas.

# 6 Los proyectos de modernización de regadíos deben revisarse para evitar que se usen como falsa justificación y solución para incrementar la superficie de regadío y prometer nuevos derechos de riego. 

# 7 Es necesario revisar los destinos finales de los productos de los regadíos a los que van asignadas las demandas de agua.

# 8 Desligar la modernización de regadíos del incremento de producción. El agua que se puede ahorrar con la eficiencia debe volver a la red de drenaje natural. Es especialmente importante defender y preservar los caudales ecológicos.

# 9 Las nuevas inversiones en eficiencia del regadío o de conseguir más recursos, a través de desalación-reutilización, deben repercutir íntegramente los costes de la inversión en los usuarios que las demanden. Especialmente si los beneficiarios de estas inversiones no son pequeños y medianos agricultores.

Regadíos