Probablemente ya conozcas alguna, como «Madrid Central» o la ZBE Barcelona. Pero si no te suena, pronto te resultará familiar este término porque las Zonas de Bajas Emisiones van a ser comunes en la mayoría de ciudades a partir del próximo año.
De acuerdo con la Ley de Cambio Climático, todos los municipios de más de 50.000 habitantes deberán delimitar un espacio libre de vehículos contaminantes. En total, son 149 municipios los que deberán elaborar sus proyectos de ZBE y ponerlas en marcha antes de 2023.
Pero no solo, también los municipios de más de 20.000 habitantes deberán contar con una ZBE cuando su contaminación rebase los límites legales. Y además, los municipios más pequeños también podrán fijar sus propias Zonas de Bajas Emisiones para proteger sus barrios, aunque no estén obligadas a ello.
Desde Greenpeace defendemos la creación de Zonas de Bajas Emisiones, al ser una herramienta de implantación rápida, fácil de replicar en diferentes lugares y al mismo tiempo adaptable a las características de cada ciudad.
La implantación de estas zonas refuerza nuestra idea de que las ciudades no deben diseñarse solo para los coches, al mismo tiempo que nos permite descubrir cómo nuestras calles son más agradables, seguras y silenciosas cuando hay menos coches en ellas. Las ZBE desincentivan el uso del coche, a la vez que facilitan otras formas de movilidad más sostenibles.
También consiguen que cada ciudad reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero actuando sobre su fuente principal: el tráfico. Así, con la suma de muchas ciudades diferentes, estaremos consiguiendo una disminución efectiva en todo el territorio que contribuya a alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.