Entrada de blog por Greenpeace España - 26-06-2025


ACCIÓN | Bloqueamos la entrada al Ministerio de Agricultura para exigir una revolución alimentaria ya

ACCIÓN: Acabamos de levantar un muro de unas 300 cajas vacías en la entrada principal del Ministerio de Agricultura, en pleno centro de Madrid. Cinco activistas se han anclado a este muro de unos 30 metros cuadrados para resistir hasta que el ministro Planas reciba este mensaje urgente: necesitamos una revolución alimentaria YA para alcanzar un Modelo Alimentario Sostenible antes de 2050.

¿Te has planteado qué pasaría si nuestros alimentos estuvieran en riesgo? ¿Qué pasaría si por los efectos del cambio climático o por un movimiento geopolítico (vaya que Trump se levante un día con una idea “innovadora” de esas suyas) un día los agricultores, ganaderas o pescadores, no pudieran llenar sus cajas? ¿Realmente queremos poner en riesgo la producción de alimentos? Al igual que ya todas visualizamos una transición energética y los gobiernos trabajan en ella, es más necesario que nunca empezar a trabajar en una transición alimentaria, porque no queremos jugárnosla con nuestra alimentación, porque no queremos ver cajas vacías. 

Poco después de las 6 de la mañana, 14 activistas han levantado este muro, construido con cajas de fruta, verdura y pescado en el acceso de la fachada principal del ministerio.

El modelo alimentario es un problema y puede ser una solución

Necesitamos un cambio drástico en nuestro sistema alimentario. La agricultura, la ganadería y la pesca son esenciales en nuestro país, pero se enfrentan a un futuro cada vez más incierto: los escenarios de cambio climático y pérdida de biodiversidad son preocupantes y el modelo imperante de producción y consumo actual es uno de los grandes causantes de estos problemas, pero si lo cambiamos, también puede ser una de las grandes soluciones.

Por un lado, nuestro sistema alimentario es responsable de unas 107,2 millones de toneladas (Mt) de CO2eq lo que lo convierte en uno de los causantes del incremento de la crisis climática y de biodiversidad. Al mismo tiempo, un temible efecto boomerang se cierne sobre nuestros campos y mares: bancos de pesca cada vez más esquilmados, lluvias irregulares, acuíferos sobreexplotados y contaminados, temperaturas cada vez más extremas, olas de calor, inundaciones, granizadas, polinizadores que desaparecen… 

Según nuestro más reciente informe, un análisis pionero que compara diferentes modelos bajo escenarios climáticos para 2030 y 2050, si no hacemos nada para cambiar el modelo actual, nuestras cosechas podrían reducirse en un 8% en 2050, o nuestras capturas pesqueras se verán reducidas en un 53 % y la dependencia de las artes de pesca industriales y las importaciones aumentará hasta un 67 %, dando lugar a un modelo cada vez más vulnerable y menos sostenible.

«Si no hacemos nada para cambiar el modelo actual, nuestras cosechas podrían reducirse en un 8% en 2050, o nuestras capturas pesqueras se verán reducidas en un 53 %»

El impacto para 2050 será sencillamente desastroso para nuestra soberanía alimentaria, el empleo del sector e incluso para nuestra cultura, tan ligada a la dieta.

Una solución llena de ventajas

La buena noticia es que PODEMOS CAMBIAR esta tendencia. No estamos ante un destino fatal e inamovible, pero el desafío requiere cambios drásticos y profundos; con este informe, mostramos que son cambios viables, y no solo eso, sino que pueden contribuir a mejorar el empleo, la salud a través de la dieta y, por supuesto, el impacto ambiental.

Podemos y debemos transicionar a un modelo de producción agrícola 100% sostenible; sí, has leído bien, transformar TODOS nuestros cultivos a un modelo ecológico es más viable que mantener el modelo industrial actual, además de mejorar cosechas, la calidad del suelo, el uso del agua…

También hemos mostrado que los requerimientos nutricionales pueden quedar satisfechos con el modelo que proponemos, e incluso mejorar numerosos indicadores que volverán a acercarnos a nuestra excelente, pero olvidada, dieta mediterránea. Reducir el consumo de carne en un 79% e incrementar en el triple el consumo de legumbres, por un lado, implicaría una transición proteica que, en la misma jugada, podría acabar con las malditas macrogranjas (crueles, contaminantes y dependientes de caros y lejanos insumos externos que deforestan y maltratan terceros países); pero al mismo tiempo, reportaría a nuestros suelos, cada vez más amenazados por la desertificación, un aporte de nutrientes extraordinario, ya que estas leguminosas son asombrosas regeneradoras de suelos al fijar nitrógeno e indirectamente aportar carbono a los suelos. Además, la ganadería extensiva y el pastoreo se verían reforzados, con un 100% más de empleos y una capacidad suficiente de aportar proteína animal a quien siga consumiendo alimentos de origen animal, como carne o leche, mientras se potencian sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales.

Flota pesquera artesanal

La pesca también debe encarar una honda transformación. Nuestra flota artesanal (el 78 % del total y la de menor impacto ambiental) sufre la competencia desleal de la pesca industrial, que con sus gigantescas redes de arrastre destruye los fondos marinos y arrasa con cualquier rastro de biodiversidad. Si abandonamos estas prácticas inmorales y reducimos el consumo de pescado en un 71 % (principalmente importado de mares lejanos -60 %-, lo cual destroza la subsistencia de comunidades locales al sobreexplotar su principal fuente de proteína), nuestro sector pesquero artesanal y el marisqueo mejorarían su empleabilidad y los caladeros mejorarían su vitalidad y capacidad de regeneración. El futuro de la pesca no será posible si la pesca industrial se mantiene, por eso creemos que hay que ayudar a las personas que viven del mar a que puedan seguir haciéndolo de una forma respetuosa con el medio. 

«el sistema alimentario español podría pasar de ser un gravísimo emisor de GEI a ser un sumidero de carbono, con un espectacular 116% de reducción de emisiones«

Nuestros cálculos muestran que, en su conjunto, el sistema alimentario español podría pasar de ser un gravísimo emisor de GEI a ser un sumidero de carbono, con un espectacular 116% de reducción de emisiones. Además, mejoraríamos nuestra seguridad y nuestra soberanía alimentaria, reduciendo nuestra dependencia del exterior, protegiendo de verdad a agricultores, ganaderos y pescadores, no con palabras vacías para silenciar la penúltima tractorada, sino con ciencia y un verdadero proyecto social, ambiental, económico y político que cuide nuestra salud, nuestros campos, nuestras dehesas y cañadas o nuestros mares y costas.

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Comentarios

2 comentarios
MARIAN ERASO 26/06/2025

Tendriamos que hacer cómo antiguamente, cada producto que fuese de temporada.
No todo el año de todo.

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Fátima Rodríguez 26/06/2025

Yo estoy todo el día, dale que te pego, con el tema. Parece que nos resistimos al retorno. Estoy muy contenta con esta acción. Sigamos luchando por ello.

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