Volvemos exhaustas, emocionados y cargadas de ilusión. Este fin de semana nos hemos encontrado, en un bosque próximo a Varsovia, trescientos activistas europeos de más de veinte países. Al abrigo de un otoño creciente, se podía escuchar al caminar una decena de idiomas, y en el ambiente fluía un torrente imparable de energía para transformar nuestras realidades en algo que se parezca a un mundo mejor.

El equipo español, conformado por una veintena de jóvenes de todos los rincones del Estado, coleccionaba orígenes y compromisos muy diferentes, que han enriquecido el aroma de un cóctel del que esperamos mucho en el futuro: que sean capaces de liderar procesos de transformación social en sus entornos.

La agenda ha sido frenética: durante estos tres días hemos impartido talleres para diseñar campañas que ayuden a ordenar ideas y alcanzar objetivos; hemos entrenado acciones de protesta con las que poner el cuerpo en los lugares de donde emanan las injusticias; hemos resaltado la necesidad de desobedecer las leyes que permiten descartar a las personas y esquilmar el planeta; y hemos promovido espacios abiertos para compartir y enriquecer iniciativas personales y sueños colectivos.

El European Changemakers Camp forma parte de un proyecto más amplio, en el que Greenpeace y “Civil Rights Defenders” nos hemos aliado para promover una sociedad europea más sólida y unida, capaz de reaccionar ante los retos sociales y medioambientales a los que actualmente nos enfrentamos.

En estos desafíos nos jugamos nuestro futuro: cambio climático, pérdida de biodiversidad, agotamiento de recursos naturales, injusticias sociales, etc. Y todo ello en un contexto en el que nuestras democracias son cada vez menos capaces de promover consensos y contrarrestar el odio a lo diverso.

Para frenar esta dinámica necesitamos una sociedad europea más fuerte, capaz de liderar campañas por los derechos de toda la humanidad y del planeta, que proponga alternativas inclusivas, basadas en la convivencia y en el respeto a los demás seres del planeta.

Porque vamos a continuar con esta decidida apuesta, en los próximos meses convocaremos más encuentros para intercambiar ideas y contagiarnos esa energía de cambio. También queremos ofrecer cursos on-line para facilitar campañas y compartir un abanico de recursos con repertorios de protesta no-violenta, entre otras iniciativas. Se trata, pues, de canalizar el compromiso para pasar a la acción.

Frente a los retos que debemos encarar como civilización, en un bosque del centro de Europa se ha plantado una semilla de resistencia y de transformación, que a fuerza de compromiso y aliento, de ilusión y creatividad, de alegría y de cuidados, está llamada a cambiar el rumbo de Europa desde abajo, desde las personas. El European Changemakers Camp es la primera piedra sobre la que construir esta onda de rebeldía y optimismo.

Volvemos de Polonia rebosantes de inspiración. Y esto apenas acaba de arrancar…