Entrada de blog por Mónica Parrilla de Diego - 16-09-2020


Galicia, una comunidad clave para abordar los incendios forestales en la España vaciada

Galicia vuelve a arder y en Greenpeace no podemos evitar acordarnos de las oleadas incendiarias de 2012 y 2017. Seguimos sin entender la ausencia de planes de prevención, especialmente flagrante para zonas protegidas del macizo central de Ourense (la provincia con más incendios del territorio, 14.653 entre 2005 y 2016) y del Parque Natural de Baixa Limia y Sierra de O Xurés, que se queman un año sí y otro también. ¡Algunos municipios han llegado a arder hasta 700 veces!

Sin embargo, Galicia podría jugar un papel clave en la prevención de los incendios forestales en todo el territorio, sobre todo en aquellos lugares afectados por la despoblación y el abandono rural. Te contamos por qué.

Galicia es una de las regiones más afectadas por los incendios forestales

Galicia pertenece a la Región Noroeste, junto a las comunidades de Asturias, Cantabria y País Vasco, así como las provincias de León y Zamora. Según estadísticas oficiales, en el decenio 2006-2015, esta zona concentró el 54% del total de los siniestros de España. El 29,22% se produjeron solo en Galicia. Por eso, cualquier medida eficaz que se tome para prevenir los incendios en esta comunidad tendrá un gran impacto y podría ser escalable, teniendo en cuenta la realidad de las distintas regiones en las que se divide el territorio español.

En Galicia hay una cultura arraigada en el uso del fuego

En la Región Noroeste, el 76,83% de los incendios son intencionados. Ya lo explicamos en este post: los incendios intencionados en la gran mayoría de los casos tienen que ver con el “beneficio del uso del fuego” que, lejos de ser vandalismo o piromanía, se trata de un uso cultural del fuego para la gestión de los ecosistemas (quemas agrícolas y quemas para ampliar pasto) que no deben realizarse en un contexto de emergencia climática. En este punto, es importante no confundir el riesgo de ignición (causa de origen) con el de riesgo de propagación (causas que facilitan la propagación), como explicamos a continuación.

El cambio climático tiene relación con los peores incendios en Galicia

La emergencia climática aumenta y agrava las olas de calor y las sequías y, por lo tanto, agrava la virulencia de incendios forestales. El caso de Galicia es un claro ejemplo de ello. Los dos peores años de incendios forestales en esta comunidad, 2012 y 2017, coinciden con fuertes y/o frecuentes episodios de olas de calor. Por ejemplo, en octubre de 2017, en Galicia se produjeron 264 incendios forestales en un solo fin de semana: ardieron 49.000 hectáreas.

La evolución de la sequía es clara: el sur de Galicia y Asturias evidencia que casi el 75% del territorio se ha vuelto extremadamente seco y propicio a grandes incendios forestales (más de 500 hectáreas).

Evolución del índice estandarizado de Precipitación-Evapotranspiración 1980, 2000, 2019.

Evolución del índice estandarizado de Precipitación-Evapotranspiración 1980, 2000, 2019. Elaboración: MEDIXXI para Greenpeace.

Los datos hablan por sí solos. Debemos preparar nuestros bosques (los de Galicia y los de todo el territorio) ante la amenaza del cambio climático.

Galicia tiene más superficie forestal cada año. Y no, eso no es siempre bueno.

A pesar de los muchos incendios forestales y de la superficie quemada, Galicia ha incrementado su superficie forestal en los últimos 40 años. En 1966, Galicia tenía 974.000 hectáreas arboladas y en 2009, 1.416.000 hectáreas, un 45% más, según el Inventario Forestal Nacional.

Este crecimiento se concentra en las provincias de Lugo y Ourense. ¿Por qué? La explicación hay que buscarla en un desarrollo económico asociado al abandono de las actividades agrarias y a procesos de revegetación espontánea y de reforestación, en el caso de Ourense pinos en su mayoría. Esto ha provocado la desaparición del sistema agrario tradicional, del paisaje en mosaico y del uso del monte, de manera que ahora hay más masas continuas de combustible.

Por otra parte, al estar el sur de Galicia en la zona de transición del clima eurosiberiano (o Atlántico) y mediterráneo, se genera mucha biomasa que, después en verano, con temperaturas altísimas, es un polvorín.

Evolución de la superficie agrícola, forestal y de población de Galicia entre 1990 y 2018.

Evolución de la superficie agrícola, forestal y de población de Galicia entre 1990 y 2018. Elaboración: MEDIXXI para Greenpeace.

El resultado son masas forestales que, lejos de ser lo que entendemos como bosque, son más vulnerables y que además tienen escasa gestión. El 88,6% de la superficie forestal NO tiene planes de ordenación según datos oficiales.

La Galicia rural pierde población

El 34,14% de los municipios gallegos perdieron población entre 2000 y 2018 según el INE. Galicia conserva un 26% de población rural, pero esta se encuentra muy envejecida. El resultado: el abandono rural.

Las zonas quemadas en los últimos años coinciden con los territorios que más se han despoblado, con el consecuente abandono agrario y forestal. Este abandono de tierras es más notorio en las comarcas centrales y del suroeste, donde su superficie, que era prácticamente agrícola, se ha reducido en más de 52.000 hectáreas entre 1990 y 2018. Por su parte, la superficie forestal ha aumentado en más de 44.000 hectáreas.

Por eso desde Greenpeace apostamos por el fortalecimiento del medio rural para hacer frente a los peores impactos de la emergencia climática, como el aumento de la intensidad y virulencia de los incendios forestales.

Demandas específicas de Greenpeace para Galicia

Los incendios forestales son un problema social y ambiental complejo que requiere soluciones que abarquen distintas direcciones. Galicia es una de las comunidades autónomas que debe priorizar este problema. Estas son las demandas que desde Greenpeace hacemos a la administración:

  1. Establecer una política de prevención de incendios forestales que prepare los montes en el contexto del cambio climático.
    1. Gestión forestal preventiva.
    2. Campañas de extinción de incendios que no estén ligadas a la época estival, evitando parches de última hora de inicios anticipados por primavera seca o ampliaciones por otoños calurosos.
    3. Estabilidad laboral en el sector forestal evitando que las contrataciones se centren solo en los meses de mayor riesgo de incendio.
  2. Crear campañas de sensibilización y de participación ciudadana.
    1. Sobre comportamiento ciudadano frente al fuego.
    2. Sobre alternativas al uso cultural del fuego.
  3. Cumpliento de la normativa, planes preventivos, de emergencia local y de planes de autoprotección de las viviendas y urbanizaciones. En el informe “Protege el bosque, protege tu casa” alertamos de la planificación tan deficitaria de Galicia.
  4. Establecer un plan de ordenamiento territorial (planes urbanísticos) en el monte que tenga en cuenta el riesgo de incendio forestal.
  5. Mejorar la capacidad y los medios de los equipos de investigación de los incendios que permitan llevar ante la justicia a los responsables.
  6. Promover prácticas rurales sostenibles que recuperen el paisaje mosaico tradicional. Fomento de la ganadería extensiva, pastoreo, cultivos, etc., buscando la fragmentación del territorio como medida de gestión forestal para la reducción del combustible. 
  7. Promover una política forestal que diversifique la producción de productos del monte, que combine actividades y especies forestales capaces de generar paisajes más resilientes al fuego, mejore la biodiversidad y evite la eucalipitización del territorio. 
  8. Demandas post-incendio:
    1. Realizar medidas urgentes de control de las cenizas y escorrentía para evitar procesos erosivos y de contaminación de cursos de agua.
    2. Realizar planes de recuperación de las zonas incendiadas.
    3. Establecer ayudas a las víctimas de las zonas incendiadas para reparar los daños en infraestructuras.

Y esto lo que pedimos a la población:

  1. Extremar las precauciones, no encender fuego en el monte sin autorización y menos en época estival.
  2. Colaborar para identificar a las personas responsables de los incendios, evitando la sensación de impunidad.
  3. Asumir el riesgo de incendio en el medio rural, elaborando planes de autoprotección en sus viviendas y urbanizaciones.

Siempre ha habido incendios forestales. Y los seguirá habiendo. Pero estos han evolucionado en un contexto de cambio climático y de continuidad de combustible, de manera que es vital que se gestione el monte con esta nueva realidad. Los equipos de extinción, a quienes desde Greenpeace queremos mandar un mensaje de apoyo, son cada vez más eficaces, pero esto no es la solución. Debemos abordar los incendios de una forma efectiva para minimizar su impacto, así como enfrentar la amenaza del cambio climático con la urgencia y contundencia que necesita. Cuanto menos tiempo perdamos, mejor para la población y para nuestros bosques.

*Aunque el término «España vaciada» se ha popularizado y quiere reflejar una situación con diferentes aristas, desde Greenpeace queremos matizar que, con él, nos referimos al conjunto de factores que desde la industrialización del territorio ha provocado el abandono paulatino de la gestión sostenible del territorio. No debe ser un término finalista porque existe un país sostenible, de baja densidad de población, pero muy alejado del vacío que señala el termino. Necesitamos unos pueblos, campos y montes dignos y con futuro para luchar contra la emergencia climática y la crisis de biodiversidad.

Mónica Parrilla de Diego - autor del blog.
Mónica Parrilla de Diego
Ingeniera Técnica Forestal por la Universidad de Valladolid. Máster en Gestión de Residuos (Instituto de Investigaciones Ecológicas). Diploma universitario como Experta en Igualdad por la UNED. Responsable de campañas del Área de Biodiversidad de Greenpeace España Twitter: @MonicaParrill
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Comentarios

4 comentarios
Juan Carlos Otazu Pipaòn 16/09/2020

En principio velar por la integridad física de las personas . en lo que respecta a la masificación arbórea el gobierno gallego en colaboraciòn con el central debían buscar formulas para repoblar zonas deshabitadas , potenciando las tareas de una forestación adecuada , en la que las personas y la Naturaleza dejen de temerse . Mónica Gracias por este artículo realista .

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Greenpeace España 21/10/2020

Gracias Juan Carlos

Pablo Oscar González Prieto 17/09/2020

Interesante artículo, pero hay dos aspectos que faltan, la pérdida irrecuperable y su impacto de fauna y flora salvaje y autóctona, así como la pérdida de pastos para la ganadería extensiva.
Estaría encantado de colaborar, ya que conozco bien la zona.

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Amélia 21/09/2020

De acuerdo con Pablo Oscar , olvidamos siempre mencionar y reconocer la importancia de la fauna salvaje autóctona que forma parte de la estructura de los ecosistemas que defendemos y son imprescindibles en su recuperación. No disponemos de datos sobre los miles que mueren calcinados en los incendios.

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