La receta de Greenpeace para un sistema de transporte justo y sostenible
En nuestra búsqueda de un futuro verde y justo, la forma en que nos desplazamos, ya sea para ir a la escuela, al trabajo o a actividades sociales, desempeña un papel fundamental. En nuestra Visión para una Movilidad Sostenible, establecemos los 6 ingredientes clave que para Greenpeace deberían ser el eje central de nuestro sistema de transporte. La receta de Greenpeace para un sistema de transporte justo y sostenible: que sea asequible, accesible, seguro, respetuoso con el clima, conectado y socialmente justo; estos ingredientes no solo deberían combinarse para crear una movilidad mejor, más limpia y justa para todas las personas, sino que también podrían allanar el camino para un cambio transformador en la forma de movernos.
1. Asequible: Reducir el coste del transporte para todas las personas
¿Sabías que en Europa el transporte constituye el tercer gasto más importante del presupuesto familiar? Todo el mundo debería poder contar con un método de transporte sostenible que le permita desplazarse para realizar actividades básicas y aprovechar las oportunidades laborales y de estudios. Sin embargo, para muchas personas el coste del transporte supone una enorme carga.
El código postal está relacionado con la falta de conexión y por tanto con desplazamientos más complejos. En estos casos, el coste del transporte puede suponer una carga adicional ya que cuanto más largo es el desplazamiento más costoso resulta en tiempo y en dinero.
Sí, el transporte puede ser sexista
La asequibilidad del transporte también tiene un componente sexista, los trayectos de las mujeres suelen ser más complejos ya que realizan varias paradas por motivos de trabajo o por su responsabilidad a la hora de cuidar de otras personas, esto puede suponer un aumento del coste cuando se viaja en transporte público.
Greenpeace pide a las administraciones públicas que apuesten por un transporte público lo más asequible posible para crear oportunidades. Por ejemplo, los abonos únicos de transporte o los billetes climáticos permiten que todas las personas, puedan acceder a un transporte público de calidad sin tener que sacrificar necesidades básicas.
¿Qué más incluye la receta de Greenpeace para un sistema de transporte justo y sostenible?
2. Accesible: Garantizar un transporte disponible para todas las personas
¿Alguna vez has necesitado llegar a algún sitio pero no has podido por falta de opciones de transporte público adaptadas a tus necesidades? Desgraciadamente, esto ocurre a diario, un sistema de transporte accesible debe permitir que cualquier persona, sin importar su ubicación geográfica, condición física o socioeconómica, tenga acceso a transporte asequible y sin barreras físicas.
Greenpeace aboga por invertir en sistemas de transporte público que sirvan a todas las comunidades. Esto incluye ampliar las redes de autobuses y ferrocarriles, dar prioridad a las infraestructuras para peatones y ciclistas y garantizar que las personas con discapacidad puedan viajar dónde y cuándo lo necesiten. Si conseguimos que el transporte sea accesible para todas las personas, podremos crear sociedades más equitativas en las que nadie se quede atrás.
Las administraciones públicas y los operadores de transporte deben invertir en mejorar la accesibilidad de los sistemas de transporte público y en favorecer la movilidad activa en las zonas urbanas y rurales y entre ellas. Esto incluye mejorar su alcance, frecuencia y fiabilidad, así como la accesibilidad física para las personas con movilidad limitada.
3. Seguro: Las personas en el centro
Todos los viajes deberían ser seguros. Sentirse inseguro puede acarrear problemas sociales, profesionales, económicos y de salud. Por ejemplo, puede llevar a rechazar el trabajo por turnos a determinadas horas del día, a evitar acontecimientos sociales o laborales que requieran viajar por una ruta determinada u optar por pagar más en transporte (por ejemplo, coger un taxi) para garantizar la seguridad.
Por eso Greenpeace pide que se dé prioridad a las medidas de seguridad en la planificación del transporte y el desarrollo de infraestructuras. Piensa, por ejemplo, en la diferencia entre circular por un carril bici segregado de la calzada y tratar de hacerlo entre el tráfico motorizado, donde te rozan autobuses, taxis y coches…
Las ciudades deben reducir el espacio público destinado a la circulación de los vehículos asegurando un mínimo espacio del 50% dedicado al peatón, especialmente teniendo en cuenta la accesibilidad y confort para niños y niñas, personas con alguna patología o enfermedad, personas con diversidad funcional y personas mayores. Esto se traduce en diseñar los espacios urbanos poniendo a las personas en el centro y pacificar espacios cercanos a los equipamientos públicos.
4. Respetuoso con el clima: Hay que reducir las emisiones
¿Sabías que el transporte representa más del 60% de la demanda mundial de petróleo y es responsable de un tercio de las emisiones de CO2 en España?
Una de las principales formas de reducir las emisiones del transporte es disminuir la necesidad de viajar y reducir el tiempo de los desplazamientos, para ello se deben acercar los servicios y los lugares de ocio a la población, favoreciendo la mezcla de usos en los barrios, además se debe favorecer el transporte público y la movilidad activa para acceder a los distintos servicios siempre que sea posible. Otra forma eficaz de reducir las emisiones del transporte es desincentivar y limitar el tráfico de vehículos privados en las zonas urbanas.
Además de disminuir la necesidad de desplazarse y la duración de los trayectos, es necesario eliminar progresivamente las modalidades insostenibles de transporte. Para ello es fundamental poner fin a la venta de nuevos vehículos con motor de combustión interna y abordar las emisiones de los aviones.
Un sistema de transporte público bien financiado, seguro y asequible reducirá la necesidad y la demanda de vuelos cortos y de vehículos privados. Evitando que simplemente se produzca la sustitución de los vehículos de combustión por los eléctricos.
5. Favorecer la intermodalidad: Redes de transporte eficientes e integradas
Dime dónde vives y te diré a qué tienes acceso. Esta frase no debería ser cierta pero en muchos casos lo es. Si queremos tener un sistema de transporte conectado, los servicios deben enlazar de manera adecuada las zonas rurales, suburbanas y urbanas, además deben ser fiables, frecuentes y puntuales para que la gente quiera y pueda utilizarlos.
Necesitamos un sistema de transporte público que facilite la intermodalidad (usar varios medios de transporte en el mismo trayecto). Para ello las administraciones deben tener en cuenta distintos factores como la integración física, informativa y económica. Por ejemplo, favorecer las estaciones intermodales donde trenes y autobuses se encuentran en el mismo edificio, coordinar adecuadamente los horarios de los distintos modos de transporte, permitiendo cambiar de tipo de transporte con facilidad y la integración tarifaria inteligente que garantiza que pasajeros y pasajeras puedan desplazarse desde su origen a su destino utilizando una sola tarjeta de transporte.
6. Justicia social: Anteponer la equidad
Las políticas de transporte deben abordar las desigualdades sistémicas. Queda mucho por hacer para poner freno a las opciones de desplazamiento súper contaminantes de los superricos, garantizar que las personas con distinto nivel socioeconómico puedan llegar a donde necesitan ir y asegurar una mayor democracia e inclusión en la toma de decisiones.
La élite, en jet privado
Situar la justicia en el centro de las cuestiones de transporte significa poner fin al comportamiento absurdo e irresponsable de una élite ultra rica a la que se permite viajar en jets privados y superyates. ¿Cómo podemos convencer al mayor número posible de personas para que abracen el cambio cuando permitimos que los más privilegiados destruyan y contaminen impunemente? Los gobiernos deben prohibir los jets privados y otros medios de transporte nocivos de los súper ricos.
Al centrar la justicia social en las políticas de transporte, podemos construir comunidades más inclusivas y equitativas en las que todo el mundo tenga acceso a opciones de transporte seguras, asequibles y sostenibles. Estas medidas son posibles y ya se están probando en muchas ciudades y regiones de todo el mundo, con éxito.
Esto no va del coche eléctrico
Aplicando estas recomendaciones para un transporte accesible, asequible, seguro, respetuoso con el clima, conectado y socialmente justo, podemos crear un sistema de transporte más ecológico y justo para todas las personas. Frente a ciertos bulos y discursos demagógicos, esto no va simplemente de cambiar coches diésel por coches eléctricos, sino de transformar la forma en que nos movemos para que sea justa con las personas y el planeta: ahí radica la verdadera libertad.
Debemos avanzar hacia un mundo en el que el transporte responda a las necesidades de las personas y del planeta, hoy y en las generaciones venideras. He aquí la receta de Greenpeace para un sistema de transporte justo y sostenible.
Comentarios
A muchos millonarios los hemos hecho nosotros mismos. Redes sociales, ropa,el mismo uso de internet, turismo, y un largo etc. Las miles de acciones individuales, mueven mundos. Hacen millonarios que mueven el mundo a su antojo.solo la cultura y educación pueden cambiar eso
Buen proyecto. Pero ocurre que en las afueras de las capitales de provincia, por ejemplo, no hay autobuses los fines de semana. Lo centralizan alrededor de los grandes centros comerciales.¿Cómo es posible que en Murcia, teniendo el mayor polígono industrial de Europa, no haya líneas de autobuses o tranvia las 24 horas hacia esos puestos de trabajo? No tiene ni pies ni cabeza.
Respecto a los miles de vuelos en avión que tanto dañan , soy partidaria de un limite de km anual por persona y una tasa por persona en función de los kms que pretende hacer. No contaminamos todos igual ni parecido... y hay personas que cuando están aquí, quieren estar allí y viceversa por puro gusto y muchos recursos economicos. El capricho no lo debe pagar el planeta ni los que lo habitamos.
Luchemos por el servicio público