Si te gusta ir de camping seguro que la incomodidad de dormir en una tienda, cocinar con un hornillo, leer con linternas, fregar a mano con agua helada, no ducharte, no lavar la ropa, ir a dormir pronto para no pasar frío te resultará exótico y tiene su gracia, sobretodo rodeada de naturaleza.

Ahora imagínate que esto fuese tu día a día en casa, ya todo ese sentimiento de aventura desaparece y te das cuenta de lo importante que es la energía y que sin ella tu vida  y la de los tuyos se vuelve imposible y tu salud  se resiente. 

Según los datos actualizados de dic 2021 de la “Estrategia Nacional contra la pobreza energética” para 2020 hay 5,2 millones de personas que no son capaces de mantener una temperatura adecuada en su vivienda durante el invierno. Es decir, es como si vivieran en una especie de camping no deseado. Como caso flagrante tenemos a los habitantes de la Cañada Real en Madrid donde llevan 500 días sin luz en conflicto con Naturgy y la Comunidad de Madrid. 

La energía es necesaria todo el año pero a medida que se recrudece el invierno y sigue la escalada sin precedentes de la luz y el gas muchas familias hacen números y tienen que elegir entre comer bien o calentar tu casa. Es lo que conocemos como pobreza energética, una situación en la que las familias no cubren sus necesidades energéticas básicas por falta de recursos y que se ve agravada habitualmente por el pésimo aislamiento de las viviendas. Además, tiene rostro de mujer, pues quienes más la sufren son los hogares sostenidos por mujeres, las mujeres mayores y las familias monomarentales.

Los efectos sobre la salud son muy importantes, no solo por el incremento de la mortalidad por emplear sistemas de calefacción precarios o la falta de higiene, sino también por otros problemas derivados como el estrés, la depresión o el absentismo laboral o escolar.

El bono social y el bono térmico, que han sido las medidas estrella del Gobierno, ofrecen un descuento en la factura eléctrica y ayudas a la calefacción. Pero, según reflejan diversas plataformas, estas soluciones son insuficientes y no llegan a todas las familias vulnerables, pues se convierten en trampas burocráticas imposibles o que directamente no pueden acceder por no cumplir requisitos 

Desde Greenpeace y en coalición con otras organizaciones queremos comenzar la Semana contra la Pobreza Energética demandando voluntad política para erradicar esta lacra social. Permaneced atentos pues a lo largo de esta semana. Os iremos contando algunas propuestas para luchar contra la crisis climática y exigir el derecho a la energía de todas las personas por encima de los beneficios corporativos.

Y si estás en Madrid únete el próximo Domingo 20 de febrero a las 12h en la concentración contra la pobreza energética que convocamos en alianza contra la Pobreza Energética. Porque la energía limpia y asequible es un derecho y ha de ser reconocido como tal.