Entrada de blog por Mónica Parrilla de Diego - 07-10-2022


Una 'Revuelta de la España Vaciada' contra los incendios

La Revuelta de la España Vaciada se manifiesta de nuevo con un lema tan necesario y oportuno como ‘La despoblación es la llama que quema nuestros montes’. Un 2022 dramático con casi 300.000 hectáreas quemadas, 59 grandes incendios forestales (con superficies históricas y comportamientos de altísima intensidad), 3 personas fallecidas, 90 heridas, 30.000 personas desalojadas, consecuencias catastróficas en espacios de alto valor ambiental y por supuesto con consecuencias dramáticas para la población local.

Pero el foco no puede centrarse solo en la extinción (¡sin olvidar las condiciones de los operativos todo el año!): urgen políticas de gestión ante un problema estructural de bosques y pueblos: abandono institucional.

Debemos reducir el riesgo de que se inicien los incendios (ignición) y el de que se propaguen: aquí es donde la gestión del paisaje es la clave. Un paisaje más inflamable debido a olas de calor y a sequías históricas (agravadas por el cambio climático) es lo que  determina el contenido de humedad de la vegetación, el factor más importante a la hora de valorar la probabilidad de incendio y la propagación una vez iniciado. No es casual que un año histórico de sequía, sea un año de incendios históricos.

Tenemos un paisaje inflamable continuado que alimenta incendios ingobernables.
La despoblación y la pérdida de actividad aumentan la superficie de masas forestales muy vulnerables a los incendios. Ante el desequilibrio existente, todo lo que no se gestiona, lo acaba gestionando el fuego.

Cada hectárea de cultivo que se abandona, que se deja de pastorear de forma adecuada en régimen extensivo, cada aprovechamiento de un recurso agroforestal renovable que se abandona, es una hectárea de terreno que se puede quemar en alta intensidad.
Cada hectárea que se quema en incendios forestales de alta intensidad es una oportunidad perdida para proteger la biodiversidad, para frenar la desertificación y la pérdida de suelo y agua, para tener paisajes resilientes y para paliar los efectos de la emergencia climática.
La solución más eficaz es la gestión de las masas forestales hacia un paisaje en mosaico agroforestal tradicional de forma sostenible, mejor adaptado, con menos carga de combustible así como recuperar zonas degradadas y desertificadas. Es vital la dinamización de una economía rural que genere territorios resilientes ante incendios de alta intensidad. Así se frena el avance de las llamas, así se frena la despoblación.

Los incendios de alta intensidad deberían estar en la agenda del Gobierno a través de una Estrategia Nacional que gestione nuestras masas forestales con fórmulas reales y que asegure que hay presupuesto para la gestión forestal preventiva.

INFORME: PROTEGER EL MEDIO RURAL ES PROTEGERNOS DEL FUEGO

Mónica Parrilla de Diego - autor del blog.
Mónica Parrilla de Diego
Ingeniera Técnica Forestal por la Universidad de Valladolid. Máster en Gestión de Residuos (Instituto de Investigaciones Ecológicas). Diploma universitario como Experta en Igualdad por la UNED. Responsable de campañas del Área de Biodiversidad de Greenpeace España Twitter: @MonicaParrill
49 posts

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Comentarios

4 comentarios
gorriòn 07/10/2022

ARRIBA LAS RAMAS .

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ni kito ni pongo 08/10/2022

Las circunstancias poderosamente adversas , nos siguen conduciendo a una realidad desoladora .
Más esto nos tiene que empujar , a ser parte de la solución . Existen semejantes dispuest@s a seguir mostrandonos el camino . Si bien es cierto que mayormente depende de nosotr@s mism@s . La peninsula iberica sigue desertizandose . ¿ Le podremos poner freno ? , Espero y deseo que SI .

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roble 11/10/2022

Ahora toca repoblar . nos va cogiendo mucha delantera la dedesertización
i ADELANTE ! .

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Juan José 25/10/2022

Estoy asombrado ante el absurdo de la prohibición de las quemas agrícolas
Es un grave error.
El manejo de la vegetación en esa idílica ruralidad que muchos sueñan pero pocos padecen es condición para evitar los graves incendios.
Las imágenes de este verano lo decían todo.
El fuego metiéndose literalmente en los pueblos.
Casas con la vegetación seca trepando por las paredes
Y la solución es prohibir de forma general las quemas
No os podéis imaginar los cientos de personas que venían cultivando de forma artesanal sus Olivares, sus pocos almendros, gastando más de lo que ingresan, como una resistencia a la tiranía rural que van a tirar la toalla. Quizá miles de parcelas van a quedar abandonadas, van a pasar a manos de la agricultura industrial o simplemente se van a arrancar los árboles.
La metedura de pata es monumental.
Hace 30 años que soy socio de Greenpeace e visto cosas que no me han convencido del todo y he seguido adelante, por respeto y por la duda que quizá yo no llevase la razón y pensando en un futuro mejor
Pero, sabed, sí descubro que detrás de la infamia de ese engendro de Decreto Estatal que prohíbe, sin más, las quemas agrícolas, descubro la mano de Greenpeace, sabed que me daré de baja.

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