En 2019 la crisis climática alcanzó cotas preocupantes, y la población mundial se movilizó para exigir a Estados y empresas una transición energética justa de manera inmediata.

Gracias a ello, conseguimos que la crisis climática ocupara un papel preeminente en la agenda política, y que la legislatura acabara con una declaración de emergencia climática aprobada en el Parlamento por casi todos los grupos políticos. Pero todavía nos queda camino por recorrer, ya que la Ley de Cambio Climático y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima aún no han sido aprobados.

Y en un año tan importante para nuestro planeta y para el cambio climático, pusimos todos nuestros esfuerzos en demandar medidas con las que conseguir un cambio real, que esté en consonancia con el nuevo paradigma social y medioambiental. Por ello nos movilizamos realizando acciones con nuestras/os activistas, elaborando informes y movilizándonos con nuestras/os voluntarias/os en todo el territorio español.

 

En abril, denunciamos la indiferencia política frente a la crisis climática. Durante la jornada de reflexión antes de las Elecciones Generales, nuestra/os activistas colocaron una pancarta en la estatua de Colón de Barcelona, para decir: Urgencia climática. Piensa, vota, actúa, poniéndole a la estatua unas gafas de buceo como símbolo del peligro que supone la subida del nivel del mar. Mientras que en Madrid desplegamos en las torres de Colón una pancarta de unos 300 metros cuadrados, que simboliza la factura medioambiental y social que están generando la inacción política y las empresas.

Este año 2019, el funcionamiento del sistema energético cambió sustancialmente; se empezó a potenciar el autoconsumo y las energías limpias, y por ello en julio elaboramos el informe Cambia la energía, no el clima, donde recibimos multitud de propuestas de proyectos de energía ciudadana, muchas de las cuales están recogidas en alternativas de energía ciudadana contra el cambio climático.

Y un mes después, realizamos una acción demostrando que nuestro consumo excesivo de energía no renovable estaba convirtiendo a nuestro planeta en un “planeta frito”; por ello colocamos una sartén gigante con el mensajeplaneta frito frente a La Manga para alertar del calentamiento global.

 

También en este año, conseguimos que cinco grandes eléctricas presentaran fechas de cierre de sus centrales térmicas de carbón para 2022 (las tres térmicas de carbón -dos de EDP y una de Viesgo- que faltaban por anunciar su cierre, lo hicieron en julio de 2020). Por ello llevamos a cabo en julio una acción, en la que nuestra/os activistas desembarcaron en la central térmica de carbón de Los Barrios, en la bahía de Algeciras, para pedir su cierre a la eléctrica Viesgo. Y a finales de año publicamos el estudio Las heridas del carbón, en el que pusimos de manifiesto las violaciones de derechos y el desastre medioambiental que supone la extracción de carbón en zonas de Rusia, Colombia, Indonesia y Sudáfrica.

El 27 de Septiembre fue un día histórico para la lucha ambiental en todo el mundo. Sólo en España hubo casi 100 eventos y manifestaciones simultáneas para pedir medidas urgentes para frenar el cambio climático donde participamos en la organización de muchos de ellos gracias a nuestra Red de voluntariado. Además, estas actuaciones tuvieron su continuidad meses después con motivo de la celebración de la COP25, cuando se realizó la mayor movilización contra el cambio climático en nuestro país con. 500.000 personas llenando las calles de Madrid en la Marcha por el Clima pidiendo un compromiso medioambiental a los dirigentes políticos reunidos en la COP.

Estuvimos presentes en la organización de esta manifestación y el voluntariado de Greenpeace, dentro de las alianzas de las que forman parte en sus ciudades, colaboraron en la organización de 23 autobuses para acudir a Madrid, también se organizó un “tren lento” (bajo en emisiones) que transportó a personas de Barcelona y Zaragoza.

También tuvimos una participación activa dentro de la COP25 en Madrid. Durante la misma, presentamos la investigación sobre la violación de los Derechos Humanos asociada a la extracción del carbón que se quema en nuestras térmicas. Para darle énfasis a nuestras peticiones llevamos a cabo acciones emblemáticas por el clima como El clima no es un negocio, cerca del propio recinto donde se celebraba la COP.