17-12-2018

Cuatro casos de activismo ambiental

¿Nuclear? No, gracias.

El movimiento antinuclear fue el comienzo de (casi) todo. Las primeras alianzas del que luego serían el movimiento ecologista (y también el movimiento antimilitarista) convergen en estas movilizaciones.

Algunos ejemplos:

Proyecto de central nuclear de Lemóniz: Desde 1972, la “Comisión de Defensa contra una Costa Vasca No Nuclear” dinamizó las protestas. El 29 de agosto de 1976, 50.000 personas se manifestaron entre Plencia y Gorliz y el 14 de julio de 1977, 200.000 personas lo hicieron en Bilbao. No llegó a ponerse en funcionamiento tras la moratoria nuclear decretada en 1984.

Proyecto de central nuclear de Valdecaballeros (Badajoz): Nunca llegó a ser puesta en funcionamiento, gracias al trabajo de grupos ecologistas y comunidades de regantes, agrupadas en “comisiones de afectados”. El 29 de agosto de 1979, 130 alcaldes de la zona se encerraron en el ayuntamiento de Villanueva de la Serena y días después, 25.000 personas participaron en una manifestación de protesta en el municipio.

Central nuclear de Garoña (Burgos): colectivos muy diversos, junto a organizaciones ecologistas han pedido durante años el cierre de esta planta, inaugurada en 1970, parada desde 2012, y denegada definitivamente su reapertura en agosto de 2017. Fue la segunda en construirse, tras Zorita (Guadalajara), que se cerró en 2006 y en estos momentos está finalizando su desmantelamiento.

Central nuclear de Almaraz (Cáceres): Aunque hubo manifestaciones importantes desde finales de los setenta (junio de 1979, 1982 y en 1986), en 1996 se crea la “Plataforma Antinuclear Cerrar Almaraz”, que se opone a la central y a los intentos de crear Almacenes Temporales Centralizados. En la actualidad las organizaciones y plataformas antinucleares reunidas en el MIA (Movimiento Ibérico Antinuclear), del que el Foro Extremeño Antinuclear (FEAN) han llegado a reunir a miles de personas.

En cifras

De las veinticinco centrales nucleares y treinta y ocho reactores previstos en el Plan Energético Nacional de 1975, las protestas lograron que solo se abrieran diez reactores en siete plantas (Zorita, Garoña, Vandellós I, Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Vandellós II y Trillo).

Conclusión

Este movimiento ha sido la génesis del movimiento ecologista en España, pero sus bases también nutrieron las movilizaciones contra la OTAN y el movimiento antimilitarista. Sus reivindicaciones ponen en cuestión el propio modelo de desarrollo vigente: durante décadas, ha puesto en el centro del debate el crecimiento continuado del consumo y la explotación intensiva de los recursos naturales, junto con la acumulación de poder en manos de las corporaciones energéticas y financieras, así como su vinculación con el complejo militar-industrial.

Solidari@s con Itoiz

“Solidari@s con Itoiz” fue un colectivo creado en protesta por la construcción del embalse de Itoiz en Navarra. Surge en 1995, en paralelo a la “Coordinadora de Itoiz” -centrada en actividades de denuncia, información, movilización e intervención jurídica-, para realizar acciones directas de desobediencia civil, públicas y noviolentas, de las que llevaron a cabo más de cuarenta.

La más conocida se desarrolló el 6 de abril de 1996, cuando un grupo de personas cortó los cables del sistema de hormigonado de la presa, interrumpiendo los trabajos casi un año. Ocho personas fueron detenidas y posteriormente denunciaron haber sufrido golpes durante su detención. Finalmente, fueron condenadas a penas de cuatro años y nueve meses de prisión y al pago de más de 10.000 euros de responsabilidad civil.

En cifras

El embalse sumergió bajo sus aguas nueve pueblos y tres enclaves calificados como reservas naturales (Txintxurrenea, Gaztelu e Iñarbe), con sus respectivas bandas de protección y dos ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) creadas por la Comunidad Económica Europea.

Conclusión

Aunque finalmente las protestas no consiguieron paralizar la construcción de la presa, la movilización social no terminó, y el colectivo “Solidarios con los Solidarios” realizó acciones de protesta en apoyo a sus compañeros condenados. La articulación social generada permitió tejer redes de activismo compartido que se mantienen en la actualidad. La lucha de Solidari@s con Itoiz ha quedado marcada en el recuerdo como un exponente paradigmático del uso de la desobediencia civil para la defensa del medioambiente.

Nunca Máis

El hundimiento del petrolero Prestige el 13 de noviembre de 2002 generó una de las catástrofes medioambientales más graves de la historia de la navegación, tanto por la cantidad de contaminantes liberados como por la extensión del área afectada. Tras la negociación entre el armador, el Gobierno y Salvamento Marítimo, se decidió alejar la nave de la costa. El 19 de noviembre, el barco se partió en dos a 138 millas de la costa. El 12 de diciembre, se extrajeron trece mil toneladas de fuel con lanzaderas, esperando la biodegradación del resto. El barco se sella.

El 21 de noviembre, se creó la Plataforma Nunca Máis, que exigió la declaración de zona catastrófica, la dotación inmediata de recurso, la implementación de mecanismos de prevención para evitar episodios similares y la dimisión de los responsables políticos. Convocarán campañas de desobediencia social (la bandera negra con una franja azul, con el lema “Nunca Máis”, en los balcones) y manifestaciones multitudinarias (200.000 personas el 1 de diciembre de 2002 en Santiago de Compostela; 240.000 personas el 23 de febrero de 2003 en Madrid).

En cifras
  • El carguero vertió 77.000 toneladas de fueloil frente a la costa gallega.
  • Ciento quince mil personas, mil de ellas de otros países, realizaron 327.476 participaciones en tareas de limpieza, según los datos oficiales, entre noviembre de 2002 y junio de 2003.
Conclusión

Por primera vez en una catástrofe de estas dimensiones, miles de personas, se movilizaron para paliar sus impactos: 24.000 toneladas de fuel fueron retiradas solo en el mes de diciembre de las playas gallegas, y decenas de miles de personas acudirán a las protestas, llevarán chapas o pegatinas, o colgarán banderas en los balcones, en apoyo a la campaña. Además, por primera vez el cuidado del medio ambiente movilizará activamente a sectores jóvenes.

La plataforma Nunca Máis se ha reeditado de forma espontánea en ocasiones dramáticas, como en las últimas oleadas de incendios, donde mucha gente recuperó las antiguas pancartas para salir de nuevo a las calles a exigir responsabilidades.

Fracking NO

La fractura hidráulica o fracking es una técnica de extracción de hidrocarburos que consiste en inyectar a gran potencia y profundidad una mezcla de arena, productos químicos y cantidades enormes de agua para fracturar la roca y acceder al gas de esquisto.

La experiencia en otros países y numerosos estudios académicos muestran los graves perjuicios que esta técnica causa en la salud de las personas y del medio ambiente, además de utilizar y contaminar ingentes cantidades agua y agravar el calentamiento global, al liberar gas metano del subsuelo.

A pesar ello, esta técnica se ha ido extendiendo por el mundo, fruto del declive de los hidrocarburos convencionales de fácil acceso. En España irrumpió en 2010, concentrando la mayoría de las licencias en Cantabria, Euskadi, Aragón, Castilla y León y Andalucía.

Esto generó una rápida oposición ciudadana, y plataformas contra el fracking en diversas regiones. Dos de las más activas fueron la cántabra Fractura Hidráulica NO en Cantabria, que monitorizó la evolución de las licencias y difundió información de gran valor; y Fracking EZ en Euskadi, que organizó en julio de 2015 la Frackanpada, un campamento internacional contra el fracking en Subijana (Álava), en la que se dieron cita organizaciones medioambientales de toda europa.

El fracking contó también con la oposición activa de muchos ayuntamientos y gobiernos autonómicos a la concesión de licencias: Cantabria, La Rioja y Navarra aprobaron leyes autonómicas para vetar esta técnica, que fueron recurridas en inconstitucionalidad por el gobierno central. Iniciativas similares han tenido lugar en Asturias, Galicia, Andalucía y Aragón.

En cifras
  • En la fractura hidráulica se inyecta alrededor de 197 productos en el subsuelo, que contienen al menos 260 sustancias químicas (algunos de ellos tóxicos, cancerígenos o mutagénicos).
  • 12 ayuntamientos en Álava se declararon Municipios libres de Fracking en 2012, nada más iniciar una campaña que irán suscribiendo muchas más entidades locales y regionales, en iniciativas similares.
Conclusión

El grito de ¡no al fracking! ha conseguido movilizar al movimiento ecologista y vecinal y el apoyo institucional necesario para paralizar su implantación. En muy poco tiempo, la movilización ha conseguido frutos muy relevantes, contribuyendo a la retirada de la mayoría de permisos para la exploración mediante fractura hidráulica.