Hoy no es un día cualquiera, podría decir que es un día triste, que lo es, pero estoy seguro de que Forges no lo hubiera visto de esta manera.

Para una organización como Greenpeace cuya misión es denunciar las agresiones al planeta, figuras como Forges siempre dejarán huella en nuestro trabajo y sobre todo en nuestras conciencias. Que haya sido un altavoz de la defensa del planeta de los derechos humanos y de la equidad social, ha sido y será vital para nuestro trabajo. Sabemos que una imagen, una foto o, una ilustración es el vehículo más eficaz para despertar conciencias. Lo sabemos desde nuestro nacimiento, desde nuestra primera expedición en barco contra las pruebas nucleares de Amchitka (Alaska).

Humorista gráfico y escritor, Antonio Fraguas de Pablo, “Forges”, forma parte de la memoria de la lucha ambiental y por los derechos humanos en este país. Integro, coherente, valiente y con una cualidad que muy pocos tienen: capaz de sintetizar en una viñeta y en una frase verdades como puños, incomodasen a quien incomodasen, y siempre sacudiendo las conciencias.

Forges ha estado muy vinculado al trabajo de Greenpeace, recuerdo la última vez que nos vimos, cuando le hicimos entrega de nuestro premio Artemio Precioso, un reconocimiento de Greenpeace a aquellas personas cuya trayectoria personal o profesional sea un ejemplo de activismo en la defensa del medio ambiente y la paz y que lleva por nombre el de una figura destacada en el ecologismo de nuestro país y un activista incansable que fue Presidente honorario de Greenpeace.

No se me va de la memoria una Asamblea de Greenpeace de principios de los 90. Forges, entonces consejero de la organización, dibujaba en un papel mientras se sucedían los debates. Yo entonces estaba iniciando la campaña de bosques de Greenpeace en España, pasaba el día ensimismado en largos y tediosos debates sobre cómo aterrizar la campaña global aquí. Me acerque a él y le pregunté qué estaba dibujando y me enseñó una viñeta que reflejaba, de forma simple pero contundente, lo que podría e iba a ser la campaña. Un árbol con un nido de rapaces en su copa y una frase: “Solo con Greenpeace”. Así era Forges, convertía en algo simple y entendible realidades complejas. Cuánto hemos aprendido de él. Mil gracias maestro.

Desde el Consejo, la Junta, el voluntariado y los trabajadores de Greenpeace, queremos enviar nuestro cariño y reconocimiento, en este momento complicado, a Toño Fraguas, su hijo y con quien mantenemos una estrecha relación de colaboración, y a su familia. Queremos transmitirles que Antonio Fraguas, Forges, siempre estará en nuestra memoria y en nuestros actos.