Las Galápagos pueden describirse como el equivalente en la vida real de un lugar que sólo debería existir en los libros de mitología. Es un paraíso por el que deambulan tortugas gigantes ancestrales y criaturas exóticas, como las iguanas marinas, que se zambullen en las olas para buscar comida en el fondo del océano. Es la cuna de la teoría de la evolución y la primera parada de nuestro flamante recorrido en barco. 

Tortugas gigantes en Isla Santa Cruz, Galápagos-Tortuga. Viaje a las Galápagos de ©Markus Mauthe para su proyecto mundial The Climate Turning Points.

Visitamos esta maravilla del mundo para mostrar el éxito de la Reserva Marina de las Galápagos, uno de los mejores ejemplos de protección oceánica en acción. El gobierno ecuatoriano creó en 1998 esta zona marina protegida que abarca unos 133.000 km2. Este refugio oceánico rebosa de miles de especies de vida marina, desde tiburones ballena y tortugas verdes hasta tiburones martillo festoneados y juguetones lobos marinos. 

Un número abrumador de peces, como el pez ángel rey, el pez loro y el pez sol, transforman el agua del océano en una explosión de color. Nos proponemos capturar y compartir todas estas inolvidables vistas. 

Estrella de mar cojín de Panamá en la isla Isabela. Viaje a las Galápagos de ©Markus Mauthe para su proyecto mundial The Climate Turning Points.

Por desgracia, nuestra expedición también tiene su lado negativo. Visitaremos una vasta zona oceánica que forma parte de una superautopista submarina que las especies utilizan para migrar a través de la región de Galápagos. Fuera de la reserva marina, el océano permanece desprotegido y abierto a los buques de pesca industrial que devastan la preciosa vida marina, a menudo en peligro de extinción. La presión de la sobrepesca fuera de la reserva también podría tener consecuencias nefastas para la vida en la reserva.  

Por eso esta zona, situada entre las aguas nacionales de Ecuador, Colombia, Costa Rica y Panamá, necesita protección urgente. Estos gobiernos ya han tomado algunas medidas concretas para proteger sus aguas costeras, y ahora tienen una oportunidad única para proteger estas aguas internacionales, cerrándola a las flotas pesqueras industriales. 

Para reforzar nuestros argumentos a favor de una nueva zona protegida, los científicos de a bordo realizarán estudios de investigación desde el buque, incluidas pruebas de ADNe. Esto parece complicado, pero en realidad no lo es. Los organismos que viven en el agua desprenden células que contienen material genético. Cuando se recoge y analiza el agua, los datos pueden utilizarse para medir la riqueza de la biodiversidad en una zona concreta. Los datos de ADNe recogidos dentro y fuera de la reserva pueden servir como prueba adicional para apoyar la creación de una nueva y mayor área marina protegida.

El año pasado se aprobó el histórico Tratado Global de los Océanos, una herramienta que los gobiernos pueden utilizar para crear zonas protegidas en alta mar. Pero primero tienen que convertir el Tratado en ley. La creación de este nuevo refugio seguro puede ser un gran paso para conseguir que el 30% de los océanos estén protegidos en 2030.

Las Galápagos inspiraron la teoría que conecta toda la vida en la Tierra. Imaginemos lo que podría inspirar el océano mundial cubierto de zonas protegidas.