Una mezcla de desinformación, verdades a medias y teorías de la conspiración ha disparado las conversaciones sobre los denominados chemtrails. Para aclarar las cosas, la meteoróloga Isabel Moreno, nuestra firma invitada, te lo explica de manera clara y sencilla. ¡Adiós a las fake news en la barra del bar!

¿Por qué se forman las estelas de los aviones?

¿Te has fijado en esas líneas blancas y rectas que dejan a veces los aviones en el cielo? Son nubes, FIN, aunque haya quien dice que son estelas de químicos que buscan evitar la lluvia o fumigar a la población para diferentes motivos o [INSERTE AQUÍ CUALQUIER OTRA FINALIDAD]. ¿Has escuchado esas teorías? Quienes nos dedicamos a la comunicación de la meteorología y/o el clima lo hacemos cada cierto tiempo (de hecho, en ocasiones hasta nos acusan de ser parte del problema). 

No son teorías nuevas, pero en los primeros meses de 2023, en medio de una importante sequía, hemos visto cómo esos mensajes cobraban mucha fuerza, aumentando en número y agresividad e, incluso, logrando sembrar la duda en cierto porcentaje de la sociedad. Con este post no busco convencer a los que están en el primer grupo, sino dar respuestas a los que están en el segundo y a los que pueden estarlo en algún momento. Así que, si has caído aquí buscando el porqué de esas nubes, bien, te voy a contar qué son, por qué se forman y si en realidad desde los aviones se altera el clima con ellas (tal vez te lleves una sorpresa con esto). 

La física tras las estelas

Vamos a hacer un experimento: exhala por la boca. Acabas de lanzar aire a unos 36 °C y cargado de vapor al ambiente. El vapor es transparente a nuestros ojos y estamos continuamente rodeados de él. Sin embargo, la atmósfera no puede mantener todo el que queramos, sino que hay un límite que depende fundamentalmente de la temperatura, de forma que el aire caliente es capaz de albergar más vapor que el frío.  

Ahora piensa en ti saliendo a la calle en una mañana muy, muy fría de invierno y exhalando por la boca. ¿Te ves formando una pequeña nube delante de ti? Si la respuesta es que sí, lo que ha pasado es que tu aire, que sigue estando a 36 °C y tiene mucho vapor, se ha mezclado con otro mucho más frío. El aire resultante ha alcanzado su límite de vapor y ya no le cabe más, así que ha convertido lo que le sobra en gotitas y se ha formado una nube. Si la respuesta era que no, lo que estaba pasando es que el aire del entorno era tan seco que, aunque estuviera muy frío, no lograba fabricar esa nubecilla. Digamos que aún le quedaba hueco para mantener el agua como vapor dentro de él.

«En cierto modo, sí que hay algo de razón en que las estelas están cambiando el clima del planeta… Aunque, desde luego, no en la forma ni con las intenciones que dicen algunas teorías de la conspiración»

Isabel Moreno, meteoróloga

Con los aviones ocurre lo mismo. Estos aparatos vuelan a alrededor de 10-12 kilómetros sobre nuestras cabezas en un entorno muy, muy frío. Llegados a este punto, me voy a permitir hacer una pequeña pausa para lanzar esta pregunta… ¿Qué sentido tendría intentar deshacer nubes o afectar a quienes estamos en superficie desde tan alto? Es más, el viento puede soplar desde diferentes direcciones según la altura: norte, este, oeste, volver al este, sur… Sería un trabajo tremendamente laborioso calcular dónde van a caer esas sustancias que emiten. Unas sustancias que, desde luego, no tienen los fines de las teorías que mencionaba al principio, pero entre las que sí que se encuentra el vapor de agua, así que sigamos con la explicación. 

Al igual que ocurría con el ejemplo de la nubecita que se creaba frente a nuestra boca en invierno, los motores de los aviones están soltando aire muy caliente y que tiene humedad. Al mezclarse con el ambiente pueden pasar dos cosas: que no se forme una estela porque el entorno es tan, tan seco que el aire de la mezcla asume todo el vapor que se ha añadido, o que sí la dibuje porque le termina sobrando, transformándolo en cristalitos de hielo en este caso. 

Y, ¿por qué algunas estelas aguantan más que otras? Pensemos un momento en una de ellas. El aire se va a tener que seguir mezclando con esa línea que ha quedado trazada. Es decir, esta estela va a continuar evolucionando y cómo lo haga depende del entorno. Si ese aire es seco, va a poder introducir esos cristalitos como vapor, así que la estela irá desapareciendo. En cambio, si el aire es húmedo, la estela persistirá e, incluso si es muy húmedo, podrá seguir evolucionando, cambiando de forma, haciéndose más ancha… Un juego que, como veis, podemos explicar con física atmosférica y que no tiene trasfondos secretos que pretendan alterar el tiempo o el clima… O, al menos, no de forma deliberada.  

¿Repercuten en el clima?

Uno de los argumentos que más escuchamos para apoyar las teorías de la manipulación climática es que ahora hay más estelas que hace unas décadas. Y es cierto. En la actualidad hay más viajes en avión que hace 30 años. Esto repercute en el clima ya que los aviones, además del vapor de agua que a veces da como resultado esas líneas blancas, también emiten gases de efecto invernadero como algunos óxidos de nitrógeno o dióxido de carbono. Se estima que la aviación contribuye en la actualidad con un 2% al total de emisiones mundiales, un dato que, aunque pueda parecer pequeño, no es despreciable y hay que actuar sobre él. 

«En la actualidad hay más viajes en avión que hace 30 años. Esto repercute en el clima ya que los aviones, además del vapor de agua, también emiten gases de efecto invernadero»

Isabel Moreno, meteoróloga

Pero hay más, porque las propias estelas de los aviones no son inocuas y, efectivamente, también tienen un impacto en el clima. Esas nubes altas afectan a cómo rebota la radiación solar cuando llega a nuestro planeta y ayudan a que se caliente. Según el último informe del IPCC, de todo el calentamiento desde 1750, ellas han contribuido a subir la temperatura 0.02 °C. Por tanto, el sector de la aviación no sólo debe hacer frente a las emisiones de CO2, sino también a la formación de estas nubes para reducir el calentamiento asociado a ellas (y, de paso, tener un cielo más limpio). En cierto modo, sí que hay algo de razón en que las estelas están cambiando el clima del planeta… Aunque, desde luego, no en la forma ni con las intenciones que dicen algunas teorías de la conspiración.

Isabel Moreno, meteoróloga.