El aumento del precio de la energía en nuestro país está suponiendo un problema para la sociedad en su conjunto y para la economía en especial, y puede afectar al desarrollo de uno de los elementos más relevantes en el ámbito económico de las últimas décadas: el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

En anteriores post hemos visto cómo la concentración del poder en el sector eléctrico en forma de oligopolio y la fijación de precios siguiendo un sistema marginalista -en el que el gas fósil marca los costes de producción- son dos de las causas estructurales de esta subida imparable que además se está produciendo en un momento tan delicado como el de la recuperación de una pandemia.

En términos generales y según a qué aspectos de la economía afecten, ya sean del lado de la oferta o del lado de la demanda, tendríamos diferentes impactos sobre el Plan. El aumento de la inflación, la reducción de la capacidad adquisitiva de los fondos asignados a cada proyecto de inversión, o el encarecimiento del proceso de electrificación -que es uno de los vectores del Plan para la transformación verde y digital- son algunos de los impactos que pueden afectar el cumplimiento de los hitos y objetivos del Plan y que retrasarían la necesaria descarbonización del sistema. Desde el lado social su efecto sobre las PYMES, la generación de empleo y las actividades dirigidas a la igualdad de género también se verían resentidas.

Del lado de la oferta

El precio de la electricidad configura los costes de los productos, por ello los efectos inflacionistas del aumento del precio de la electricidad sobre la economía y sobre la competitividad de las empresas son una de las consecuencias directas de esta situación. El aumento de los costes de producción reduciría por tanto el impacto positivo de las inversiones que reciben los sectores implicados en la recuperación verde, y en mayor medida aquellos cuyos costes energéticos sean proporcionalmente mayores.

Es importante señalar que los «apóstoles» de la austeridad muy probablemente querrán utilizar esta coyuntura del aumento de la inflación debido al precio de la energía y vincularlo con el relajamiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE que está permitiendo la aplicación de políticas expansivas para la recuperación a través de los fondos Next Generation. La vuelta a las políticas de austeridad levanta fantasmas de tiempos pasados basadas en los dolorosos recortes en asuntos sociales y medioambientales  que la pandemia ha mostrado  con más fuerza que nunca la necesidad de reforzar. 

Del lado de la demanda

En este caso el mayor problema al que se enfrentaría el Plan sería la inflación, que afectaría al poder adquisitivo de los hogares y con ello su capacidad de demandar otros bienes y servicios en sectores que deberían impulsar la recuperación verde y justa a través de las inversiones (y reformas) que potencia el Plan de Recuperación. En este punto podrían quedar muy afectadas todas aquellas actuaciones relacionadas con la rehabilitación energética de viviendas. Aunque por otro lado, el aumento de los precios de la energía hace más rentable la inversión en rehabilitación, por lo que ambos motivos justifican la prioridad de la actuación pública.

Efecto en PYMES

Es primordial facilitar el acceso a los fondos del plan España Puede a pymes y micropymes, empresas de economía social, sostenible y solidaria y personas autónomas cuya actividad contribuya a una recuperación verde, justa y equitativa, que corrija también el desequilibrio territorial. En este caso es paradójico que la subida de los precios de la energía además de beneficiar al oligopolio está afectando mucho más a las empresas más pequeñas y/o con consumos pequeños que están pagando proporcionalmente una factura eléctrica mayor y, por tanto, también están más expuestas a la actual crisis de precios de la electricidad. Según un estudio llevado a cabo en marzo por el Banco de España esta variable era especialmente relevante para las de menor tamaño: el 44% de las empresas de menos de 10 trabajadores tiene un porcentaje del gasto en electricidad que supone más del 1,5% del total de ingresos, muy por encima del resto. 

Empleo e Igualdad de género

Sin duda otro de los mayores impactos negativos sería  la creación de nuevos empleos, que se verían en peligro por la combinación del aumento de otros costes de producción y el escenario inflacionista. 

En relación con las actuaciones del Plan dirigidas a mejorar la igualdad de género, considerando que gran parte de las medidas y reformas enfocadas a luchar contra las desigualdades de género reposan en la estructura de los sectores y de la responsabilidad de las empresas privadas que las componen, en un contexto de aumento de los costes de producción en algunos de los sectores económicos y el contexto inflacionista, el análisis no invita a ser especialmente optimista sobre sus resultados.

En definitiva, la luz por las nubes nos muestra la necesidad de afrontar esta crisis de los precios de la energía con medidas encaminadas a poner fin a esta situación y a acometer las reformas estructurales que den la vuelta al sistema, incluido el energético. Necesitamos  un sistema energético  socialmente justo, que funcione para el inteŕes público y que priorice objetivos sociales y medio ambientales por encima del ánimo de lucro de las grandes empresas. Esto forma parte también de una verdadera recuperación verde y justa.