Otra cosmovisión frente a la guerra y el cambio climático
En estas semanas se han ido dando a conocer las medidas para tratar de contener las consecuencias de la guerra de Ucrania en las economías europeas especialmente y también globales. Lamentablemente las propuestas ahondarán más la crisis ecológica y las desigualdades. Se da de lado al cambio climático, se desempolvan viejas propuestas extractivistas, hasta nucleares, y se apuesta por medidas que intenten contener las consecuencias macroeconómicas derivadas.
Entre estas medidas está la bajada del precio de los combustibles. Ejemplo perfecto de medida que va en contra de la reducción de las emisiones que producen el cambio climático y que tampoco ayudará a largo plazo y menos a quiénes viven en peores condiciones. Pero se nos avisa de que son medidas pensadas en clave económica para contener el IPC, no tener problemas futuros con el pago de pensiones, etc. Se pretende tapar un agujero pero enseguida el agua empieza a salir por otro. Es lo que pasa cuando tienes toda la casa inundada y con la estructura ya muy tocada. En esta situación, ¿quién puede pararse a escuchar al IPCC y su último informe diciéndonos que nos quedamos sin tiempo, que la situación es verdaderamente dramática, en mitad de una guerra?
Hablar de la crisis ecológica es como ir nadando a contracorriente de forma permanente. Hablar de crisis ecológica en mitad de una guerra e intentar explicar que necesitamos apostar por la sostenibilidad más que nunca, es nadar en mitad de un mar en su peor tempestad.
Pero en realidad, esto no va de ecologismo, como la guerra tampoco va de que suban o bajen los precios de la gasolina. La guerra en Ucrania va de quienes mueren, de quienes no volverán a tener vidas dignas porque se han quedado sin nada, han sido violadas o se han visto obligadas a emigrar. Va de pérdida de libertades a todos los niveles. Y va de que al final del shock saldremos con dos vueltas de tuerca más a las desigualdades. Lo demás: estrategias al más alto nivel, nuevos proyectos de almacenamiento de gas o sanciones bancarias, sólo al servicio de las élites.
¿Por qué decimos entonces que hay que seguir hablando del cambio climático?
Como decía la activista Naomi Klein hace unas semanas, necesitamos otras cosmovisiones que nos permitan salir de la cosmovisión fósil bajo la cual muchos piensan que podemos seguir funcionando como si nada hubiera cambiado, abandonar esta nostalgia tóxica bajo la cual se provocan y se seguirán provocando guerras. Una cosmovisión que no permite pararse en mitad de la tempestad a pensar hacia dónde quieres nadar y junto a quiénes. Hace unas semanas decía la presidenta de la Comisión Europea, refiriéndose al abastecimiento energético y a Putin, que no podemos depender en algo tan importante de alguien en quien no podemos confiar. Desde luego que no, pero ¿en quién podemos confiar? Y más relevante aún, ¿qué es lo importante y para quiénes? La guerra, y todo lo que provoca, va de todo esto.
Necesitamos con urgencia funcionar bajo otro paradigma, salir de esta cosmovisión tóxica. Como plantean los ecofeminismos, la vida en colectivo y junto al resto de seres vivos tiene que ser la base para esta reconstrucción. Y a partir de aquí, establecer prioridades, objetivos y mecanismos de apoyo. Necesitamos nuevos marcos mentales como agua de mayo y es nuestra responsabilidad y la de todas aquellas personas que podemos permitirnos dedicarle tiempo a esto generar mensajes y exigir medidas que, en lugar de seguir apuntalando a las élites, permitan transitar a medio y a largo plazo hacia el final de todas las guerras.
Esto supone dificultades, supone hablar de consumos, de materiales necesarios para la reconstrucción de la vida en común que ya prácticamente hemos esquilmado, de injusticias que hacen tambalear privilegios, de trabajos y saberes que son esenciales y otros que no lo son, pero es que a poco que tengamos una mirada amplia de lo que está pasando, nos daremos cuenta de que bajo este paradigma fósil no tiene cabida la vida digna de casi nadie y tras esta guerra vendrá otra.
Parece entonces más necesario que nunca hablar de transición energética justa, de pérdida de biodiversidad, de sistema agroalimentario, de quienes son expulsados y masacradas y de que quienes pueden resistir y nos traen otra voz. Vamos a necesitar un mar en calma para sostenernos.
Comentarios
Buen argumento.
Otro ejemplo:
2+2 son 4
¿Pero 4 sería el resultado real, o simplemente es el resultado de la perspectiva dimensional tomada desde nuestra realidad?
¿Y cual número tendría la culpa de dicho resultado?
¿Tal vez el primer 2?
¿Tal vez el segundo 2?
-¿Acaso el 4 no sería el resultado más adecuado?
Ciertamente que si aplicásemos la FILOSOFIA en esta cuestión, podríamos obtener el resultado MAS CONVENIENTE en nuestra realidad, pero NUNCA el resultado REAL.
Es por ello y entonces, que en comparación: -Alguien tenga la obligación y la capacidad.. de alterar nuestra realidad. Más está demostrado que ella, es matemáticamente alterable, siempre y cuando que podamos sugerirle a la naturaleza, algo lo bastamente coherente para que se pueda sentir agusto.
¿Serían entonces culpables las élites de los hombres fósiles?
Puede que en GP ya no debamos quedarnos estériles en movimiento por más tiempo. ni por respeto a otras organizaciones de la élite.
-Las ya casi extintas ONG,s de los derechos humanos (cuando nos aseguraban que se veían tan capacitadas de arreglar las antropológicas desigualdades humanas.)
¿Para qué desaparecer también nosotros del 2020-PROJETC, si a diferencia de ellos, nosotros si que aportamos soluciones?
Y lo más importante de todo: Es que nuestra causa SIEMPRE estaría aceptada, por una madre Naturaleza que estuviese dotada de mente y personalidad propias de la materialidad en nuestra realidad.
Lo que nos diferenciaría de otros corporativismos, que sólo fingen empatía por la desigualdad, para después refugiarse en ella. Lo cual les obligará por siempre a tener que depender de que la pobreza humana sobreviva.
La dependencia sobre algo, es siempre negativa. Tan negativa, que incluso nos lleva a la naturaleza humana hacia el enfrentamiento.
Y no resulta sobrecogedor, que las personas tengamos que luchar por mantener nuestros intereses, a cambio de la desgracia ajena, sólo porque así lo hayan dictaminado las élites, como una forma de comportamiento adecuado sólo en la realidad de ELLOS.
Pues también es un resultado erróneo y demasiado filosófico, a mi parecer.
La Filosofía en demasía, ya no es lo que era. Ahora fue cubierta por el grueso manto de la Politología elitista de la que tanto y tanto hablo.
Pero esto SIEMPRE lo diré.
Y es que GP se nos hace cada día más necesaria.
-GP (aunque aún no seamos conscientes de ello) alberga la verdadera conciencia humana en su máximo esplendor.
Démosle pues el sitio que se merece.
muchas gracias.
y la DIVINIDAD dictara fallo entre las naciones , y enderezara asuntos respecto a muchos pueblos , y tendrán que fundir las espadas en rejas de arado , y las lanzas en hoces , no alzara espada nación contra nación , NI APRENDEREMOS MÁS LA GUERRA .
Isaias capítulo 2 , versículo 4 iiiii NO SEAMOS PARTÍCIPES DE LAS GUERRAS !!!!! .
Resulta tan extraordinario que en tan corto proverbio se aprecien las verdaderas intenciones de la naturaleza divina.
Como si las guerras fueran producto obligado de una dura jornada encaminada hacia el desgaste de la inmoralidad humana.
También se aprecia que la divinidad presenta una clara inclinación hacia la agricultura.
De hecho, los animales de granja ni siquiera constan para la divinidad.
Mas son una mera obra nuestra creada milenios atrás, con elevadísimas cargas de metano.
Con un aporte vital mucho más destructivo, que sostenible.
Difícil saber bien quién es realmente la divinidad, pero claro está que habita en territorios separados.
Le llamaron el reino de los cielos, pero nadie nos demostró jamás, que los seres de allí fueran inmateriales.
saludos