La sequía es una amenaza constante y cada vez más frecuente. Como consecuencia del cambio climático cada vez hará más calor y lloverá menos en España.
El problema
La sequía es un fenómeno habitual en la península ibérica debido a su situación geográfica. Ha sufrido sequías meteorológicas durante miles de años y las seguirá sufriendo, pero algo está cambiando en este proceso. Debido al cambio climático, previsiblemente los periodos secos serán cada vez más intensos y duraderos. A ello, hay que sumar el aumento en los usos y consumo de agua, lo que nos sitúa ante un escenario de escasez real de agua o sequía hidrológica.
El IPCC pronostica aumento de temperaturas y reducción de precipitaciones en las próximas décadas para los países mediterráneos como el nuestro. Según la Organización Mundial de Meteorología, la temperatura mundial ya ha aumentado en 1,1 ºC desde la era preindustrial y en 0,2 ºC con respecto al periodo 2011-2015. Si llueve menos y cada vez hace más calor -lo que aumenta la evaporación de agua-, tendremos menos agua disponible. Además, la crisis climática aumenta el peligro de grandes incendios forestales (un 50% más para 2100 según la ONU), lo que empeora los procesos de desertificación.
La intensificación de los episodios de sequía son preocupantes por el impacto que tienen en nuestra economía y nuestra población. Sin embargo, no podemos olvidar el impacto que la escasez de agua tiene sobre nuestro medioambiente, especialmente si tenemos en cuenta el creciente riesgo de desertificación al que nos expone el cambio climático.
La solución
Ante el problema de la intensificación de la sequía en España, es fundamental una gestión de los recursos hídricos que se anticipe y prevea las sequías, permitiendo mitigar sus efectos negativos, tanto ecológicos como socioeconómicos. Es necesario avanzar en eficiencia para garantizar el derecho humano de toda la población al agua, pero generando el mínimo impacto ambiental.
Se trata de un reto en el que todas las personas debemos trabajar conjuntamente. Desde las personas consumidoras hasta compañías de abastecimiento; desde agricultores a las industrias, desde las administraciones locales hasta los grandes organismos internacionales: todos los agentes que participamos en el ciclo integral del agua potable y de saneamiento debemos colaborar para hacer frente al reto y si para ello, hay que tomar decisiones de cambio en los usos del suelo o modelo económico, habrá que abordarlo. En definitiva, prepararnos para lo que está por venir. Porque, la sequía ha venido para quedarse.
Trabajamos para dar un giro a la política hidráulica de este país.
Qué estamos haciendo
En Greenpeace realizamos un seguimiento constante del estado de nuestras reservas de agua. Realizamos investigaciones para saber qué consecuencias está teniendo la sequía en el medio ambiente y qué problemas están acentuando la escasez de agua, como los miles de pozos ilegales que se extienden por todo el país.
Además, desde hace décadas trabajamos para conseguir compromisos por parte de las administraciones en materia de gestión hídrica. Señalamos el despilfarro de agua y apostamos por medidas que nos preparen para los futuros episodios de sequía que están por llegar.
Qué puedes hacer tú
¡Actúa con tu consumo! Sé responsable con el consumo individual de agua en tu día a día: duchas más cortas, grifos cerrados mientras te lavas manos y dientes, uso correcto de los electrodomésticos, etc. Evita también los productos procedentes de la agricultura y ganadería industriales, actividades que consumen cantidades excesivas de agua. Consume productos de cercanía y de temporada y si puedes que sean de agricultura y ganadería ecológicas.
¡Súmate a Greenpeace! Sé parte de nuestra organización para exigir medidas urgentes frente a la creciente escasez de agua, una de las principales consecuencias del cambio climático en nuestro país.