Entrada de blog por Greenpeace España - 20-01-2018


En Teruel somos mucho más que carbón

Al noreste de la Península Ibérica bajo un cenizo manto de cierzo y niebla se descubre la provincia de Teruel. El Sistema Ibérico aguarda entre sus sierras la belleza de la montaña mediterránea, donde la riqueza de su biodiversidad hace que cuente con más de 300 enclaves protegidos. Por esta tierra han pasado dinosaurios, íberos, romanos, árabes, judíos y cristianos, entre otros, cuya cultura pervive aún en los vestigios que dejaron a su paso. Así pues, en Teruel somos tierra de “amantes” y de Concordia, de motor y aceite, un lugar en el que su gente hace sentir su pasión y su fiereza al unísono, bajo el estruendo del tambor, cuando llega la Semana Santa.

Pero además, Teruel es también una tierra de carbón. Esta última peculiaridad es la que esta semana me ha llevado a asistir a la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo, para las negociaciones de la nueva Directiva sobre renovables.

Y es que, desde el pasado mayo la zona de las cuencas mineras de Teruel vive en un estado de miedo ante la incertidumbre. Fue entonces cuando Endesa anunció el cierre de la Central Térmica de Andorra, si el Gobierno no le facilitaba los 230 millones de euros que necesitaba para adaptar las instalaciones a la nueva normativa de la Unión Europea. Para muchos este fue el golpe de gracia definitivo para el territorio, pero lo que muchos parecen desconocer es que la sentencia se había firmado hace años, décadas.

Desde principios de los noventa, las políticas y ayudas de la UE han ido dirigidas a facilitar el abandono progresivo del carbón y a su vez fomentar la dinamización de la economía de estas zonas para que el impacto fuera el menor posible. Ni siquiera la Decisión del Consejo de 2010 sobre el Plan de cierre (2013-2018) nos hizo abrir los ojos y darnos cuenta de que el carbón tenía fecha de caducidad. Ahora, en 2018, las alternativas económicas al carbón que presentan las zonas mineras de Teruel y sus alrededores, son prácticamente nulas. Y todavía hoy, seguimos esperando a que Europa nos ayude y nos dé más tiempo, cuando en realidad lleva casi 30 años haciéndolo.

Con los años, Europa ha seguido avanzando hacia un futuro en el que el carbón ya no tenía espacio, y efectivamente lo sucedido en Estrasburgo esta semana así lo confirma. La posición adoptada el pasado miércoles por el Parlamento Europeo sobre la nueva Directiva sobre renovables, establece que para 2030 al menos el 35% del consumo total de energía en la UE proceda de fuentes renovables. Además, protege el derecho ciudadano al autoconsumo de energía limpia, lo que inhabilita el famoso “impuesto al sol”. De esta forma, Europa deja claro el camino que quiere seguir, y en él no hay cabida para el carbón.

Así pues, para quienes ven el fin del carbón como la muerte de Teruel les diré que no lo es. Tenemos ante nosotros una oportunidad, no un lastre. Las cuencas mineras tienen una hoja en blanco sobre la que construir su nuevo futuro: el potencial para una agricultura y ganadería ecológica de nuestro territorio es impresionante y todavía tiene mucho que ofrecer, igualmente en una provincia con una tasa de envejecimiento tan elevada es imprescindible seguir apostando por el sector de la sanidad y todo lo relacionado con este (cuidados, dependencia, asistencia social…). Igualmente, el parque tecnológico junto a Motorland presenta un sin fin de posibilidades, aunque hoy se centre en el mundo del motor podría abordar otras áreas como la investigación y desarrollo de energías renovables, I+D, y herramientas de ahorro y eficiencia energética. Un campo que ha demostrado ofrecer numerosas posibilidades y que ha demostrado ser una gran alternativa en la reindustrialización de otras cuencas mineras como la de Loos-en-Gohelle en Francia.

Nuestro territorio es una tierra de cercanía, en la que todos nos conocemos y compartimos nuestros logros y también las derrotas. Por lo tanto, necesitamos un nuevo modelo económico que apueste por las Pymes, no necesitamos una gran empresa. En Teruel somos mucho más que carbón, poseemos mucha más riqueza y valor de la que nos quieren hacer creer, y únicamente trabajando juntos por el futuro de nuestro territorio podremos salir adelante. Dejemos de ser la provincia que se esfuerza por demostrar que “Existe” y empecemos a trabajar porque así sea.

 

Sofía Serrano (@sofiaserrano31), Alcañiz, Teruel, cuenta con un máster Universitario en Medio Ambiente: Dimensiones humanas y socioeconómicas y su trabajo de final de máster se titulaba: “Un modelo alternativo de desarrollo para la cuenca minera de Teruel”.

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