Entrada de blog por Luís Ferreirim - 08-03-2022


GUERRA EN UCRANIA (V): ¿Quiere Planas usar la guerra para salvar las macrogranjas?

Ante todo y desde el fondo del corazón quiero expresar mi más profunda solidaridad con el pueblo de Ucrania, y también con las personas de Rusia que se oponen a esta cruenta guerra y que indirectamente también están sufriendo las consecuencias, muy en particular a aquellas que tienen la valentía de salir a la calle para gritar un contundente “No a la Guerra”.

La semana pasada vi con estupefacción e indignación las declaraciones y el planteamiento del ministro de Agricultura, Luis Planas, hablando de la necesidad de garantizar el suministro de piensos para animales en el contexto de la guerra para garantizar la seguridad alimentaria en Europa. Por favor, ministro Planas, al menos dígalo claramente, lo que pretende es, una vez más, salvar a la ganadería industrial y sus macrogranjas, perpetuar este destructivo modelo y mantener la desmesurada producción de carne, leche y huevos en España, cada vez más orientada a la exportación.

Sin embargo, para que esto sea posible – y justo en la semana en que el IPPC acababa de publicar su último informe donde nos advertía una vez más que “el cambio climático amenaza el bienestar humano y la salud del planeta” -, el ministro Planas hace caso omiso a la ciencia y propone rebajar los criterios ambientales para que el suministro y producción de piensos no se vea afectado y se pueda seguir pisando a fondo el acelerador de la producción industrial de alimentos de origen animal

Según lo que ha transcendido en los medios de comunicación, entre las medidas que el ministro propone destacan:

  • Flexibilizar los requisitos de importación de maíz y otros cereales, así como de oleaginosas, no importa si están asociados a la deforestación (justo cuando el Parlamento Europeo está debatiendo una legislación que busca evitar la deforestación producida a través de las importaciones europeas de materia primas) o cómo hayan sido producidos.
  • Suavizar «temporal y excepcionalmente» los requisitos que impone la UE sobre uso de plaguicidas o de cultivos transgénicos (realmente lo que quiere decir es permitir el uso de transgénicos y plaguicidas que están prohibidos en la UE).
  • Adaptar las ayudas directas de la Política Agraria Común (PAC) al “nuevo escenario”, de manera que sea posible aumentar la disponibilidad de superficies destinadas a la producción de maíz y otros cereales, cuando el maíz es precisamente uno de los cultivos más demandantes de agua.

Es la ganadería industrial y sus macrogranjas, modelo predominante en España debido a la permisividad de todas las administraciones, quien ha creado esta enorme dependencia de insumos externos, muy en particular de materias primas para la fabricación de piensos para animales. Igual que la producción interna, donde el 66% de la superficie cultivada también se destina a la producción de piensos y también todo el maíz transgénico que aquí producimos. Es esta misma ganadería una de las grandes responsables del incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero en España, es más, el sector agrícola fue el único que incrementó sus emisiones en 2020 y en gran medida debido a la ganadería, de las emisiones de amoniaco o de la contaminación del agua por nitratos. Debido en particular a este último problema, países como Holanda o Bélgica ya están planteando reducir su cabaña ganadera, incluso, en el caso de Bélgica, cerrar las explotaciones de porcino más contaminantes.

Cabe recordar que tanto en España como en el resto de Europa existe un consumo desmesurado de carne y otros alimentos de origen animal y que todos los organismos internacionales de máxima credibilidad recomiendan la adopción de una alimentación donde predominen los alimentos de origen vegetal y que de forma opcional y ocasional se puede complementar con alimentos de origen animal.

Décadas pidiendo soberanía alimentaria

Los movimientos ecologistas llevamos décadas reclamando políticas agroalimentarias que promuevan la resilencia de nuestra producción y la soberanía alimentaria. Frente a esto, hemos visto como las políticas adoptadas han seguido una y otra vez beneficiando, a los mismos, a una industria que lo único que busca es incrementar sus beneficios económicos y que por muchos lavados verdes que haga, le da más bien igual el medio ambiente e incluso a los agricultores y agricultoras. Hoy, esta maldita guerra muestra una vez más y de forma aguda la fragilidad de un sistema cada vez más cuestionado. En plena emergencia ambiental y humanitaria, queremos solidarizarnos con agricultores y ganaderos, que pueden verse muy castigados por un sistema donde han tenido que meterse, en muchos casos, forzosamente y que les prometía suministros infinitos en un planeta con límites. En Europa, la PAC lleva invertidos decenas de miles de millones de euros con el objetivo, entre otros, de  garantizar la seguridad alimentaria europea: hoy vemos que esto no ha sido así y que más bien ha provocado una enfermiza y extrema dependencia de insumos externos. Alguien tendrá que dar explicaciones y rendir cuentas más pronto que tarde.

Medidas proactivas

Ante esta situación de crisis humanitaria y ambiental, agravada por una potencial sequía, desde Greenpeace pedimos medidas proactivas en el ámbito español:

  1. Que no se conceda ni una autorización más a explotaciones de ganadería intensiva, tanto para nuevos proyectos como para la ampliación de los existentes, ni siquiera a aquellos que ya se encuentran en tramitación (esto supondría un incremento del consumo de piensos y de agua).
  2. Que se empiece un proceso de reducción de la cabaña ganadera en intensivo de cara a conseguir un 50% menos para 2030, esto ayudará a reducir esa dependencia externa de materias primas, de agua y a reorientar la producción interna a cultivos para consumo directo humano.
  3. Que no se concedan autorizaciones para nuevos regadíos.
  4. Que no se permita el uso de plaguicidas prohibidos en la UE ni cultivos transgénicos que no hayan pasado una rigurosa evaluación de riesgos.
  5. Que se promueva el cultivo de leguminosas, tanto para consumo humano como para consumo animal.
  6. Que se apoye la ganadería extensiva y ecológica de pequeña y mediana escala, ya que van a ser las principales víctimas tanto de la sequía como de la falta de piensos y son los que pueden suministrar alimentos de calidad y más sostenibles y contribuyen a reducir el riesgo de grandes incendios forestales.

Sr. Ministro, hoy podemos hacer todo lo que está a nuestro alcance para que las consecuencias del cambio climático no sean aún más catastróficas y por ello las decisiones y medidas deben ir de la mano de la ciencia. Y sabe por qué, porque “sus agricultores y ganaderos” van a ser los primeros afectados… Ya lo están siendo. Por favor, no utilice la guerra para dar manga ancha a las empresas que están destruyendo el planeta.

Esta nueva crisis nos invita a una reflexión sobre cómo producimos nuestros alimentos y cómo comemos. Urge una transformación profunda del sistema agroalimentario y asegurar que caminamos hacia uno que respecte el planeta y nuestra salud.

Más sobre Ucrania:

Luís Ferreirim - autor del blog.
Luís Ferreirim
Licenciado en Filosofía por la Universidade Nova de Lisboa. Post-grado en Filosofía de la Naturaleza y del Medio Ambiente por la Universidade de Lisboa. Responsable de la Campaña de Agricultura en Greenpeace España. Twitter: @LFerreirim
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