La vida en el océano Antártico se ve amenazada por el cambio climático y la industria pesquera, pero ahora tenemos la oportunidad de protegerla.
¿Cuál es el problema?
El océano Antártico es hogar de 14.000 especies, muchas de ellas únicas y adaptadas a las extremas condiciones polares: colonias de pingüinos emperador y adelaida que pueden emparejarse de por vida, el increíble calamar colosal con ojos del tamaño de pelotas de baloncesto que le permiten cazar en las profundidades, y el animal más grande del planeta: la ballena azul, con un corazón del tamaño de un gorila.
Ahora, la biodiversidad de esta frágil zona se ve amenazada por el cambio climático y por la industria pesquera, que se está expandiendo poco a poco y apunta a la única especie clave en el sistema antártico y en la que se basa la alimentación de prácticamente cada animal en la Antártida: el diminuto kril, que conforma la base de la cadena alimentaria. A pesar de que hemos logrado que el 75% de la industria pesquera que captura kril se ha comprometido a no faenar en estas aguas, la amenaza continúa.
El kril no es más grande que un dedo meñique de la mano, pero asegura la supervivencia de las criaturas más grandes de la Tierra, como las ballenas azules, los cachalotes y las ballenas jorobadas, junto con la mayoría de otros animales salvajes en la Antártida. Sin kril, la mayoría de las formas de vida en la Antártida desaparecerían. Con un clima cambiante que ya sitúa a las poblaciones de pingüinos y ballenas bajo presión, una industria de kril en expansión es una mala noticia para la salud del océano Antártico.
¿Cuál es la solución?
La fauna antártica y las aguas polares sufren las consecuencias del cambio climático, y atajar las causas de este calentamiento global será clave para la supervivencia de este ecosistema vital para la salud del planeta.
También es fundamental para la salud de la vida antártica la prohibición de las industrias extractivas en sus aguas, algo que evitaría que la expansiva industria pesquera siga haciéndose con el kril, del que dependen para sobrevivir la mayor parte de las especies de estas aguas.
Mediante la creación de un Santuario en el océano Antártico, se evitaría que la industria del kril se haga con la comida de pingüinos y ballenas y proporcionaría alivio para que las poblaciones de fauna silvestre se recuperen. Pero los beneficios de los santuarios oceánicos son globales. Los océanos sanos juegan un papel crucial en la absorción de dióxido de carbono, ayudándonos a evitar los peores efectos del cambio climático. Y brindan seguridad alimentaria a los miles de millones de personas que dependen de nuestros océanos. Nuestro destino y el destino de nuestros océanos están íntimamente conectados.
¿Qué está haciendo Greenpeace?
En las décadas de los 80 y 90, cuando las compañías petroleras y mineras pusieron sus ojos en los depósitos naturales de la Antártida, Greenpeace logró, junto a un movimiento de millones de personas, que se protegiese su tierra firme. El legado de ese movimiento está muy claro: las industrias extractivas están prohibidas en todo el entorno terrestre del continente. Ahora es el momento de garantizar que los mares de la Antártida estén protegidos también. Afortunadamente parte de la industria pesquera de kril se ha comprometido a:
- Dejar de pescar de forma voluntaria en grandes áreas del océano Antártico.
- Establecer zonas de amortiguación alrededor de ecosistemas sensibles, incluyendo áreas de 30-40 km alrededor de las colonias de pingüinos.
- Apoyar la campaña para la creación de un gran Santuario Antártico en el mar de Weddell con más de 1,8 millones de kilómetros cuadrados.
- Apoyar el proceso científico y político para la creación de una red de santuarios oceánicos (AMP) en el océano Antártico.
Para lograr la protección de estas aguas y del resto de los océanos, Greenpeace es parte de una coalición global de ONGs y científicos que piden a los gobiernos que protejan al menos el 30% de los océanos del mundo para el 2030. A pesar de los compromisos mundiales de proteger el 10% de los océanos para 2020, actualmente solo el 2% está completamente protegido.
Greenpeace está trabajando para que a través de Naciones Unidas y la Comisión del océano Antártico (CCAMLR) se cree la mayor área protegida del mundo en sus aguas. Serían 1,8 millones de kilómetros cuadrados, más de tres veces el tamaño de España y 3.000 veces el del Parque Nacional de Doñana.
Qué puedes hacer tú
Tenemos la oportunidad de crear el área protegida más grande del mundo para que ballenas, pingüinos y el resto de fauna antártica tenga un espacio seguro para vivir. Únete al movimiento por la protección de la Antártida, ¡firma la petición!
¡Súmate a Greenpeace! Sé parte de nuestra organización para exigir a gobiernos y empresas que trabajen para lograr ese gran acuerdo para proteger la Antártida. ¡Pincha aquí para unirte a Greenpeace!