03-06-2020

La respuesta de Greenpeace a la crisis

La necesidad de dar respuesta a la crisis económica y social ocasionada por la crisis de la Covid-19 nos sitúa ante una oportunidad única para reinventar el sistema y transformar todas aquellos sectores desde la energía, a la movilidad, al consumo, a la alimentación, que no están funcionando. Con esa idea desde Greenpeace hemos formulado una propuesta frente a la crisis, una verdadera transformación del sistema que aborde reformas de importante calado que estabilicen la economía, impidan la pérdida masiva de empleos, el incremento de las desigualdades sociales y de la pobreza y supongan un firme impulso para luchar contra la la crisis ecológica que representa la emergencia climática y de pérdida de biodiversidad.

1. Reformar la estructura productiva

Para poder transitar hacia una sociedad basada en la racionalidad ecológica, la igualdad social y el control democrático es necesario iniciar una reforma de la estructura productiva del país. Esta reforma implica cambios en al menos dos direcciones, una relativa a la propiedad de los medios de producción  y otra referida a los sectores económicos tradicionales su desarrollo y conceptualización.

Es necesario plantear esta reforma para que la nueva estructura productiva sea sustituida por un modelo en el que el uso, el acceso, el control y la distribución de los medios de producción se reparta de forma equitativa y evite la concentración de los medios de producción. 

2. El sistema fiscal actual no sirve 

Una transición ecológica justa debería tener importantes costes para las élites globales y para las grandes empresas que contaminan. Esta transformación va a necesitar una importante inyección de dinero público, que es necesario obtener de la fiscalidad.

En el planteamiento de GND de Greenpeace es necesario avanzar en una reforma fiscal justa, progresiva que tenga en cuenta la fiscalidad verde, que cuide los activos públicos existentes, oriente las inversiones en el procomún y atraiga la financiación hacia actividades más sostenibles.

3. Un ordenamiento jurídico para el medioambiente 

Para abordar esta transformación será necesario realizar una profunda reforma de nuestro ordenamiento jurídico que empiece por la protección del medioambiente en la Constitución. Esta es una primera propuesta que parece evidente y necesaria en el marco de un Estado democrático y de derecho: la necesidad de dotarnos de un nuevo marco jurídico que ponga la sostenibilidad de la vida en el centro.

El reconocimiento expreso en la Constitución de un derecho fundamental a un medio ambiente adecuado posibilitaría a la ciudadanía exigir ante los tribunales la protección de este derecho. Para ello es necesaria una modificación profunda del artículo 53 CE, de modo que los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales gocen de mejores y mayores garantías de protección y adición del principio de no regresividad. De este modo se puede potenciar la aplicación y el desarrollo más ambicioso del derecho a un medioambiente saludable, lo que obliga a la protección del ecosistema, de la salud de las personas y de los derechos de las generaciones futuras en aras del interés general.

4. Transición energética hacia un modelo 100% renovable

Uno de los aspectos más relevantes de esta propuesta GND es la apuesta por la transición energética desde los combustibles fósiles (que hoy constituyen el 80% de la energía que consumimos) y la energía nuclear al uso de energía 100% renovable en 2040.

El modelo energético que persigue esta propuesta satisface exclusivamente con renovables todas las necesidades de energía en todos los sectores (transporte, edificación, industria, etc), y lo hace de forma más fácil, rápida, sostenible y asequible gracias a la eficiencia energética y a las redes inteligentes.

Cabe destacar que uno de los aspectos característicos de esta propuesta de GND es que aspira a resolver la eterna contradicción entre empleo y emisiones de carbono, y para ello plantea que podemos tener ciclos de crecimiento económico sensatos, con nuevos modelos verdes y sostenibles, que generen empleo y sean neutros en emisiones.

Es fundamental que nos planteemos la cuestión del control sobre el sistema energético y como elemento clave el sistema eléctrico. La propuesta de Greenpeace pasa por la ruptura del oligopolio eléctrico, mediante una adecuada regulación del mercado eléctrico, que incluya la separación horizontal obligatoria de los procesos  (generación, distribución y comercialización).

En la apuesta por el autoconsumo y las formas cooperativas de energía, debemos reflexionar sobre cómo pueden competir con un modelo productivo altamente deslocalizado y especializado (entre consultoras, ingenierías, etc). Son imprescindibles propuestas como los cambios legislativos en la licitación pública, que modifiquen los criterios de adjudicación en la contratación en favor de otros modelos de producción cooperativa o colectiva y una completa transposición de las normativas europeas que impulsan la participación ciudadana en el sistema energético.

5. Economía circular lenta

Si queremos abordar todas las cuestiones que nos permitirán una transición ecológica es necesario transitar desde la actual economía lineal basada en los combustibles fósiles a una economía circular lenta, un sistema económico que limita el uso continuo de recursos y materiales y elimina la producción de residuos.

Se estima que cerca del 45% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero provienen de la producción de vehículos, ropa, alimentos y otros productos que utilizamos a diario.

La economía circular tiene el potencial de aumentar la resiliencia a los efectos del cambio climático. Pero, este GND no se queda ahí, la economía circular tiene que, en primer lugar, reducir el consumo de cualquier tipo de bienes, especialmente de objetos y envases de un solo uso. Y, en segundo lugar debe reutilizar materiales, así las empresas pueden desacoplar su actividad del consumo de materias primas vulnerables a los riesgos climáticos.

Habrá que apostar por alargar la vida útil de los materiales con medidas más allá de la propia economía circular, con inversiones en I+D+i que desarrollen tecnologías para la reutilización, el reusado y como último paso el reciclaje de materiales, además de genera empleos.

6. Una nueva movilidad

El sector del transporte tiene que sufrir una drástica reforma mediante la prohibición de venta de coches de combustión fósil en 2028, y de su uso en 2040. La propuesta de GND avanza hacia un modelo de movilidad que priorice la proximidad y los modos sostenibles. Un sistema donde el automóvil sigue disponible para cuando sea estrictamente necesario, pero promoviendo su uso y propiedad compartida, y siempre con vehículos de cero emisiones.

La reconversión del sector del automóvil al vehículo eléctrico podría ser un importante generador de empleo en esta transición, porque permite mantener los empleos del sector mediante un proceso de reconversión y formación.

El GND al que aspira Greenpeace presenta también una apuesta decidida por el tren como mecanismo esencial para la vertebración económica y territorial, tanto para el transporte de personas como de mercancías y preferiblemente por la media distancia y el tren de cercanías. Que además facilitaría la limitación de los vuelos nacionales que solo estarían permitidos entre las ciudades más distantes y que no estén conectadas por otra vía.

Las políticas que buscan el cambio de mentalidad de la ciudadanía para reducir el consumo y optar por productos de cercanía y de temporada que se potenciarían o el aumento del teletrabajo tendrían también como consecuencia una disminución del transporte.

7. Alimentación local y sostenible

Esta transición implicará una importante transformación desde un modelo agroindustrial promovido por la Política Agrícola Común (PAC) a un modelo de agricultura basado en la agroecología que incluye el cuidado de los suelos, el agua y el clima, el fomento del consumo de cercanía, la soberanía alimentaria, la resiliencia, la agro y biodiversidad y el desarrollo de las comunidades rurales.

El GND de Greenpeace apuesta por el cuidado de los usos del suelo que, con el modelo actual de agroindustria, se destruyen a gran velocidad, y la adopción de una dieta de “salud  planetaria» que, entre otros muchos componentes, conlleva la reducción del consumo de carne y otros productos de origen animal, la eliminación progresiva de las explotaciones de ganadería industrial y la promoción de la ganadería extensiva de base agroecológica.

Este cambio de modelo en la agricultura constituirá una fuente de generación de empleo gracias a que se apoya en un sistema de producción avanzado pero menos mecanizado, y en la necesidad de más personas (un 20% más empleo que la agricultura convencional) y de conocimientos, lo que permitirá fijar población rural.

Elevar el Sector Primario como esencial para la sociedad es otra de la propuestas de este GND. La declaración de los servicios forestales, agrícolas, ganaderos y pesqueros sostenibles como un servicio esencial para la sociedad es fundamental dentro de un nuevo modelo económico, que aúne creación de empleo, reequilibrio territorial, generación de riqueza y conservación del medio ambiente.

8. La importancia de los cuidados

Si bien los problemas globales no entienden biológicamente de categoría social, sus consecuencias socioeconómicas sí impactan e incrementan el riesgo de forma diferenciada y asimétrica sobre el conjunto de la población. Los sectores más desfavorecidos y vulnerables han asumido el coste de los recortes de muchos servicios básicos de forma invisible.

Este GND quiere revalorizar el trabajo de cuidados, con su visibilización y cómputo del porcentaje de horas de trabajo no retribuidas, en torno a las cuales el capital construye su beneficio. Para ello se considera imprescindible que la remuneración del trabajo de cuidados tenga un salario digno, exista un equilibrio entre sexos en la atribución de este tipo de empleo y la generación de un importante número de empleos gracias a la inversión pública en los trabajos de cuidados (sanidad, educación, mayores, escuelas infantiles, dependencia…).

9. Fin al turismo destructivo

En el escenario de GND propuesto, el turismo de masas, depredador de los recursos naturales y asimétrico con las personas desempleadas pasaría a ser considerado sector en riesgo que necesita especial apoyo, tanto por su impacto ecológico negativo (elevado consumo de suelo, agua y energía, generación masiva de residuos), como, por ejemplo, por la reducción sustancial del tráfico aéreo de pasajeros. Es necesario desarrollar en profundidad una regulación restrictiva para los pisos turísticos y establecer una moratoria a la creación de nuevas plazas hoteleras en zonas masificadas.

Frente a lo anterior, se debe seguir apostando por el turismo sostenible, que consuma menos recursos naturales, que sea respetuoso con la naturaleza y el paisaje, y con una particular promoción del turismo rural y de interior, así como con la priorización de la restauración frente a la construcción. Las pérdidas de empleo que este cambio en el modelo de turismo en favor de otro más sostenible podría conllevar debería tener la misma consideración que otros sectores de actividad que sufrirán la reconversión, como la minería o el automóvil: recolocación en nuevos puestos de trabajo más acordes con un nuevo modelo de turismo respetuoso y sostenible.

La reconversión del turismo en el escenario propuesto por Greenpeace en este GND puede llevarse a cabo a través de cuatro procesos: implementar medidas que internalicen los costes sociales y ambientales de las empresas turísticas, el desarrollo del ecoturismo; la gestión sostenible y planificada del turismo de interior, y el turismo internacional por medios de transporte más lentos. 

10. Trabajar menos horas

Son varios los estudios que muestran los beneficios tanto ambientales como para las personas de la reducción de la jornada laboral. Por un lado, en las empresas en las que se ha puesto en marcha se ha dado un incremento de la productividad y, por otro lado, una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Una reducción de la jornada de trabajo sin disminución salarial permitirá generar, en total en España, en torno a cinco millones de nuevos puestos de trabajo.