En España hay cinco millones de mujeres rurales. Según el INE, el 40% de las mujeres que se fueron de poblaciones pequeñas (<1.000 habitantes) tenían entre 16 y 44 años. Un tercio de las mujeres de las que se han quedado superan los 65 años. Nuestros pueblos tienen una población masculinizada y envejecida.

Sufren doble brecha: la de ser mujer (brecha de género) y la de vivir en el medio rural (brecha urbano-rural). Una realidad que condiciona su permanencia en el medio rural y su incorporación al mercado de trabajo o una incorporación con un trato desigual.

Las mujeres rurales son clave para afrontar la despoblación y para asegurar una transición ecológica justa. La ONU advierte que las discriminaciones que sufren mujeres, minorías étnicas, el colectivo LGTBIQ+ y la población rural impedirán que se logren los ODS en 2030.

En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, queremos presentarte a cuatro mujeres rurales distintas. Porque no hay un modelo único de mujer, pero todas comparten la realidad de ser mujer y de ser rural. A todas les hemos hecho dos preguntas complejas y concretas: a qué problemas se enfrentan y qué demandas específicas tienen para las mujeres rurales.

Belén Verdugo se dedica a la agricultura ecológica.

Belén Verdugo es agricultora ecológica desde 1990. Vive en Piñel de Abajo (Valladolid), en un pequeño municipio de la vaciada Castilla rural. Ha sido presidenta de CERES, la Confederación de Mujeres del Medio Rural, trata de aprender para ir construyendo un mundo más ecofeminista y así lo muestra en el Foro Feminista de Valladolid.

Como problema destaca… “Las mujeres del medio rural somos diversas y fuertes, aunque también hay resignación y desinterés por evolucionar. En parte debido al envejecimiento y falta de oportunidades y en parte debido a la invasión cultural de los medios que entran en las pantallas de todos los hogares, que colonizan con sus imágenes consumistas urbano-centristas. Las instituciones han colaborado en mantener los estereotipos”.

Demanda específica para las mujeres rurales… “Hay mujeres del mundo rural que dicen que hay poco que celebrar. Hay una celebración oficial muy dirigida por las administraciones y que vale para hacerse fotos y dar algún premio. Pero también hay un espíritu reivindicativo que nos lleva a seguir exigiendo un sistema agroalimentario sostenible con igualdad entre mujeres y hombres. Queremos que se acabe con la discriminación sobre las mujeres en la PAC. Que se actúe con la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, sobre la gobernanza, para el empoderamiento de las mujeres en paridad. Y que la agroecología feminista sea una realidad en un futuro que se construye para poner la vida en el centro”.

Foto cedida por Kikiricoorp. Verónica Sánchez es la segunda por la derecha.

Verónica Sánchez forma parte de la Asociación La Varagaña, Agroecología y Género y es socia de Kikiricoop, donde realizan la “Asturcilla”, una crema de avellanas al cacao para untar elaborada con mucho cariño con ingredientes ecológicos y de comercio justo.

Como problema destaca… “La escasez de servicios públicos, que es uno de los que más afecta a las mujeres por la injusta división de los trabajos de cuidados. En muchos casos tiene como consecuencia la triple jornada de las mujeres rurales, que tienen un trabajo asalariado, un trabajo de cuidados y un trabajo en el campo (huerta, cuidado de animales, etc).

También sufren por la ruralfobia, la falta de consideración del mundo campesino tanto a nivel político como a nivel de las representaciones colectivas que muchas veces son negativas e invisibilizan muchos de los aspectos positivos del mundo rural, especialmente a las mujeres y sus luchas. La juventud padece de la falta de referentes ya que se considera que una vida de éxito es una vida eminentemente urbana”.

Demanda específica para las mujeres rurales… “La falta de transporte público en las zonas rurales, que es prácticamente inexistente, condiciona la vida y eso es un atentado contra la equidad de género también. Quienes más sufren por la falta de transporte público son las personas que no disponen de un transporte privado (un coche o permiso de conducir…), que por lo general son mujeres y de una cierta edad”.

Laura Martínez es ganadera ecológica. ©Greenpeace/Pedro Armestre

Laura Martínez tiene una explotación de ganadería extensiva con 130 cabras en la sierra de Madrid (Bustarviejo) y con su leche elabora y vende diferentes tipos de quesos y yogur desde la Quesería La Caperuza. Además, trabaja teniendo como premisas el bienestar animal y la sostenibilidad del medio ambiente. Pertenece a Ganaderas en Red.

Como problema destaca… “La falta de credibilidad y de creer en la profesionalidad de la mujer y la invisibilización de nuestro trabajo en el sector ganadero y el mundo rural”.

Demanda específica para las mujeres rurales… “Más predisposición por parte de la administración para ayudar realmente a las ganadería familiares y a la visibilización de la mujer en el mundo rural”.

Mar Garrote es educadora y campesina.

Mar Garrote es educadora y campesina, cultiva alimentos en una huerta en Zeberio (Bizkaia) que vende en circuitos cortos, en grupos de consumo y pequeñas tiendas. Forma parte del proyecto colectivo Maskilu, una conservera agroecológica y del colectivo de mujeres baserritarras Etxaldeko Emakumeak, desde ponen en práctica la soberanía alimentaria y el agroecofeminismo.

Como problema destaca… “La mirada hacia las mujeres rurales, muchas veces solo recae en días como hoy, en ocasiones desde una mirada un tanto folclórica, en otras como mujeres emprendedoras o empresarias, a veces desde una mirada bucólica del campo pero llena de estereotipos… Echamos de menos políticas públicas que atajen las dificultades y creen alternativas reales donde vivimos. Como mujer campesina, no hay facilidades para instalarse en el sector primario desde un modelo agroecológico. Es difícil vivir en el campo y desde la tierra desde un modelo campesino frente a un modelo agroindustrial, que acapara casi todo. Y te encuentras que se hace política desde una mirada urbana”.

Demanda específica para las mujeres rurales… “La soberanía alimentaria es nuestro objetivo, y el camino para conseguirlo lo llamamos agroecología. Las campesinas somos menos del 3% de la población, necesitamos hacerlo toda la sociedad. Tenemos que empezar a preguntarnos: ¿De dónde viene la comida? ¿Quién la cultiva? ¿Cuáles son los retos en la producción, en la distribución, en el consumo y en nuestros hogares? No solo tenemos que exigir políticas públicas alimentarias que sean sostenibles, que cuiden al planeta y la economía local, también tenemos que organizarnos y tejer alianzas con otros movimientos. Creemos que la soberanía alimentaria y el feminismo tienen que ir de la mano porque este modelo campesino quiere poner la vida en el centro”.

Ante la emergencia climática y la crisis de biodiversidad la dinamización rural es clave. La sostenibilidad social, ambiental y económica del medio rural necesita del arraigo de mujeres.

¡¡¡Gracias Belén, Verónica, Laura y Mar!!!